El especialista español

Felipe Orts, un 'pulpo' en el barro del ciclocrós

A los 26 años este alicantino es el campeón de España de la especialidad y el que respira en Bélgica y los Países Bajos el mismo aire que Van der Poel y Van Aert.

Felipe Orts

Felipe Orts / @YEFRIFOTOS

Sergi López-Egea

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Felipe Orts, a los 26 años, casi se siente como un pulpo, pero no en un garaje, sino en el barro del ciclocrós de Flandes; el mismo ciclista que respira el aire de los 'monstruos', de Mathieu van der Poel y de Wout van Aert, a los que ve cerca, a los que casi toca, a los que distingue saliendo de la curva o con la bici a cuesta, pateando como dicen ellos, en la rampa con la que se enfrentará unos segundos más tarde, que tampoco son tantos, y el que tiene el tremendo honor de acabar entre los 15 primeros en carreras de la Copa del Mundo y el influyente Superprestigio.

Este alicantino de la Vila Joiosa pasa medio año yendo en avión, principalmente a Bruselas, para desde allí viajar hasta tierras flamencas. Su equipo, el Burgos BH, ha alquilado una casa, donde pueden dejar aparcada la furgoneta con el material y evitar así tener que estar cada vez buscando hotel. "Llevo compitiendo desde los siete años, simplemente porque con el ciclocrós siempre he disfrutado más y porque tengo la evidencia que si me he podido hacer profesional y hasta disputar pruebas de carretera ha sido gracias a esta especialidad", explica Orts.

Las pruebas de ciclocrós son más explosivas. No es necesario disponer del fondo que te permita atacar en el último repecho después de seis horas resguardado en el pelotón. Representa un esfuerzo, muchas veces inferior a la hora, pero siempre a tope, sin descanso, "como si de una contrarreloj se tratara", donde no vale ir a rueda, ni tácticas de equipo y muchas veces, cuando el terreno imposibilita pedalear, hay que cargar la bici a cuesta. “Ahí es donde nos gana siempre Van Aert. Pateando tiene una potencia fuera de serie".

Orts es el campeón de España de la especialidad y el que gana la mayoría de carreras de ciclocrós cuando se celebran lejos de la meca de este deporte; este miércoles se ha impuesto en Elorrio (Vizcaya). "En Flandes y en los Países Bajos cada prueba de ciclocrós genera un ambiente increíble, como si fuera una etapa del Tour. Se crea un circo, mucho más allá de la propia competición. Hay carpas con música, la gente bebe cerveza, come patatas fritas y salchichas". Hay eventos que llegan a reunir hasta 100.000 personas. Es el espectáculo del fin de semana.

Dos... y el resto

 “Van der Poel es el otro fenómeno del ciclocrós y el que ha logrado ganar a Van Aert los últimos mundiales. Si están los dos en una carrera ya sabes que ganará uno de ellos. Lástima que su clase no se pegue". No se pega, por desgracia, pero Orts, poco a poco, se ha ganado un puesto en la élite de esta especialidad ciclista. "Mi intención es acabar la Copa del Mundo entre los 15 primeros. A mi las que mas me benefician son las carreras rápidas y técnicas. En el barro no es donde me siento más cómodo pero en Flandes ya sabes que lo debes dominar y, poco a poco, me siento más cómodo en ese escenario".

Van Aert regresó al ciclocrós la semana pasada. Llegó al Superprestigio de Boom, vio el recorrido y ganó. Se escapó en la segunda de las siete vueltas y les sacó dos minutos a todos. Y eso que se dio un trompazo en un bajada con el barro a flor de piel. Aquel día Orts casi ni lo vio para acabar el 15º a más de tres minutos de la gran figura belga. "Lo que Van Aert hizo en el Tour estoy seguro que hasta le sorprendió a él mismo", dice con admiración al recordar las victorias del campeón de Bélgica en la etapa del Ventoux, la contrarreloj final y el esprint de los Campos Elíseos.

El 26 de diciembre será la fecha del primer duelo entre Van Aert y Van der Poel con Orts de testigo. Él va con su furgoneta mientras el Jumbo del astro flamenco y el Alpecin del nieto de Poulidor desplazan para un solo corredor autocar, camión, coche auxiliar… lo que haga falta. Es otro mundo.

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