El Tourmalet

La Vuelta y la meta de los peces muertos

La carrera llega este sábado a La Manga del Mar Menor entre gritos de auxilio de ecologistas.

La ronda española atraviesa Murcia sin Alejandro Valverde, operado este sábado de la fractura de clavícula.

pelotón Manga Menor

pelotón Manga Menor / LA VUELTA / CHARLY LÓPEZ

Sergi López-Egea

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No muy lejos de la meta de la octava etapa de la Vuelta hay peces muertos, demasiados, mucha gente en un brazo de mar que hace menos de un siglo era un reducto de pájaros y peces, que sin tanto edificio campaban a sus anchas, felices, desconociendo que el día de mañana el ladrillo invadiría su hábitat. Lanzan un ‘SOS’ para salvar La Manga, o lo que queda de ella, que se pilla al vuelo mientras las redes sociales se llenan de imágenes de operarios sacando del mar miles de cadáveres de peces, muchos de ellos sin llegar a crecer.

La Vuelta recorre territorios, pasa por pueblos y como ocurre también en el Tour la batalla ciclista sirve como escaparate para que el mundo vea reivindicaciones y hasta para que algún político se haga la foto y aproveche las bicicletas para hacer campaña. Hace unos años un grupo de jubilados siguió el trazado de la Vuelta para que todo el mundo conociese la injusticia de las preferentes. Se les oía y se les veía cada vez que un corredor subía al podio ya fuese para iniciar la etapa o recoger los premios de la jornada.

Un solo mar y muchos bañistas

El Mediterráneo es un mar precioso pero a veces te asustas cuando pasas por la autopista y ves los accesos a las playas levantinas colapsados y te detienes un momento, a siete kilómetros del arco de meta en La Manga del Mar Menor para contemplar la playa y ver que no cabe una sombrilla más, una persona más y piensas que desgraciadamente la pandemia sigue estando presente en nuestras vidas.

Es algo que se ve en las nuevas colas que se forman en todos los hoteles para subir ocho pisos en el ascensor, un trayecto que se hace a pie siempre y cuando no lleves la carga de la maleta. Entre turistas y viajeros de la Vuelta los hoteles valencianos, alicantinos y murcianos están al límite y por cuestiones sanitarias no se permite viajar a más de un pasajero en los ascensores a no ser que formen parte del mismo núcleo familiar. Las colas parecen las de Disneyland París para subir a una atracción, aunque en este caso simplemente es para ascender o descender desde la habitación que ha tocado en suerte; otra cosa es acordarse cada día del número correspondiente o acertar cómo funciona el agua caliente en las duchas para lo que a veces hasta parece necesario tener un máster hidráulico.

La operación de Valverde

Peces muertos, ascensores, hoteles, habitaciones, duchas, playas, turistas, la Vuelta ha entrado en Murcia, una fugaz visita de un día, pero lo ha hecho sin el actor principal, sin Alejandro Valverde, como si las tropas romanas hubiesen desfilado sin Julio César en su plenitud guerrera.

Mientras sus compañeros dejaban las playas alicantinas para buscar la ruta murciana Valverde entraba en un quirófano del hospital La Vega de Murcia para que los cirujanos Paco Esparza y Javier Hernández reparasen su clavícula destrozada, sin complicaciones aparentes. Así es la Vuelta y así son las cosas que ocurren a su alrededor en un sábado caluroso del mes de agosto.

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