La ronda española

Roglic y Mas ponen la Vuelta al rojo vivo

El ciclista esloveno recupera el jersey de líder con el mallorquín, segundo de la general, pisándole los talones.

Victoria del danés Magnus Cort Nielsen, en lo alto de Cullera, con cierta complicidad del último ganador de la prueba.

Llegada Cullera

Llegada Cullera / LA VUELTA / PHOTOGOMEZ SPORT

Sergi López-Egea

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Desde lo más alto del castillo de Cullera los arrozales y las playas se ven pequeñitos. En bici hay que subir con el plato pequeño pero dando pedaladas de altura. Hay que mirar hacia atrás, si se quiere ganar la etapa, Magnus Cort Nielsen, porque llega Primoz Roglic, sin freno, desbocado, decidido a volver a colocarse líder y quién sabe si el ciclista esloveno, al final, para evitar comentarios malignos, decide que el corredor danés se lleve el triunfo de etapa, sabedor que vuelve a tener el jersey rojo de líder con Enric Mas pisándole los talones. La Vuelta al rojo vivo.

En Cullera, a nivel de mar, sopla el viento, algo más fuerte que una brisa marina. Por Cullera hay un circuito al que se le da una vuelta y la primera vez que pasa el pelotón, con 20 kilómetros todavía en el zurrón, lo hace con el Movistar tirando, con tanta energía, que parece decirle al resto de corredores aquello de que la fuerza os acompañe. Esta vez no llegará la fuga, a no ser que Nielsen, un ciclista de calidad, se ponga el triunfo entre ceja y ceja por encima de su bigote y además encuentre la complicidad de Roglic, que recuerda que en marzo lo machacaron vivo cuando superó en la misma llegada de la París-Niza al suizo Gino Mäden. Que esas cosas no son de 'fair-play', y abren un debate discutible. O sea que para evitar comentarios, ya vendrán triunfos en días mejores.

El Movistar corre en formación con Alejandro Valverde cerrando el grupo, quizá porque no puede girar la cabeza. Evitó una caída al principio de etapa, pero cuando estaba pie a tierra, llegó Gianluca Brambilla y se empotró en su bici. "El cuello me hizo un crujido", pero aunque seguramente hace unos años no se le habría escapado la victoria, allí sigue el 'Bala', colocado, de momento, en la cuarta plaza de la general.

Sin embargo, se recupera y también se animan Mas (ahora segundo de la general) y Miguel Ángel López, que vuelve a vestir el traje de Superman, para instalarse en el podio provisional de la Vuelta. Si en Pitón Blanco, el lunes, los ciclistas del Movistar pudieron hacer algo más, en Cullera demuestran que están en carrera y que Roglic tiene en ellos a unos serios rivales, por ejemplo, este viernes camino del Balcón de Alicante, en una etapa de perfil montañoso.

Gana Nielsen, otro más entre los corredores afincados en Andorra. Él llegó este invierno. Pero la general de la Vuelta ya empieza a perfilarse entre favoritos de verdad, aunque con Mikel Landa sufriendo más de la cuenta. El ciclista alavés se deja 27 segundos en Cullera. Y es que él es un ciclista algo más diésel, al que le agradan mejor las ascensiones largas, montaña de verdad, y no las explosiones para convertir a veces a los ciclistas en cabras montesas de corto recorrido que se retuercen para conseguir un triunfo. Pero no es buena señal, mírese por donde se mire, porque el resto está delante y él algo más rezagado.

El Ineos, quiere y no puede. Richard Carapaz, el campeón olímpico vuelve a desaparecer, como le ocurrió el lunes, en el primer final de cuesta. Egan Bernal, ojo con él, sigue avisando que le falta un poco de rodaje, solo un poco, para atravesar la línea de llegada en compañía de Valverde, a tan solo 8 segundos de Roglic. 17 años separan al murciano del colombiano.

Preciosos los cambios de sentido, una vez se ha dejado atrás la ciudad de València, hacia el sur, con el viento soplando en todas direcciones y con entradas a las zonas de arrozales que recuerdan el acceso a los tramos de adoquines en la París-Roubaix, casi como si fuera más una 'clásica' que una etapa en una carrera de tres semanas.

"Me gusta este 'maillot', pero no lo quiero ahora, sino al final", repite Roglic después de abandonar el podio y preparado para subir este viernes a un Balcón de Alicante que no conoce. Si está fuerte, da igual.  

El 'andorrano' del bigote

Magnus Cort Nielsen, ganador en Cullera, ha crecido este invierno como escalador. Sus victorias llegaban mayoritariamente en llegadas al esprint cuando los grandes velocistas habían sucumbido a la presión de la montaña. Así ganó, por ejemplo, el otoño pasado, en Ciudad Rodrigo, en la Vuelta 2020, en una meta que se trasladó a la zona fea de la localidad para evitar que el público se acercase, en pleno rebrote de la pandemia. Triste escenario.

A Nielsen se le veía este invierno ascendiendo por Envalira, los días de buen tiempo; entrenamientos que incrementaba en primavera, muchas veces, las jornadas más sosegadas en compañía de la corredora noruega del Movistar, Katrine Aalerud, la vencedora de la Revolta, en el último domingo de mayo. Dos días antes ponía a punto las piernas para la prueba catalana escalando al lado de Nielsen.

"Hace unos meses era solo un especialista en llegadas al esprint pero no cabe duda que desde que me he instalado en Andorra, he mejorado como escalador". A fuerza de entrenar se gana en experiencia y sobre todo se consigue resistir a Primoz Roglic, al margen de la decisión final que tomase el corredor esloveno, en los metros finales de la cuesta de la montaña de Cullera.

Nielsen ganó en 2020 en la Vuelta después de recuperarse del covid. Le gusta esta carrera, para la que se ha estado preparado y por la que pidió a su equipo, el Education First, estar en la selección de corredores después de disputar el Tour que finalizó en la 56ª posición.