El Tourmalet
Qué quieren estos ciclistas
Nadie comunica dónde dormirán los equipos en Albacete, una norma en todas las ciudades que se estableció el año pasado para proteger a los corredores del contacto con los aficionados por la pandemia
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Qué quieren estos ciclistas que llegan a media tarde cuando el sol bombardea Albacete, la ciudad que ha cambiado el sentido de circulación de buena parte de las calles del centro para que los GPS se vuelvan locos y los conductores se desesperen hasta el punto de dejar el coche aparcado donde sea.
La gente apura al máximo porque valor se le supone plantarse frente a una valla horas y horas con el suelo ardiendo al igual que el cielo. Los albaceteños preguntan dónde dormirán los ciclistas, pero este año, al igual que el pasado, la pernocta de los equipos es un secreto de Estado no sea que haya una aglomeración de aficionados. En Albacete siempre se recordará la Vuelta de la despedida de Miguel Induráin. El hotel del corredor navarro en 1996 estaba en una calle estrecha, que enseguida se llenó de seguidores, cientos de personas, hasta el punto que tuvo que venir la policía municipal a regular el tráfico y a formar un cordón humano para que el pentacampeón del Tour y sus compañeros del Banesto pudieran dirigirse hacia la salida de la etapa.
La decisión de las tres carreras
El año pasado Tour, Vuelta y Giro decidieron no comunicar los hoteles de los equipos a consecuencia de la pandemia y en este 2021 se ha mantenido la norma por lo que nadie sabe, a no ser que se pregunte a algún auxiliar, el lugar de descanso, lo que no quiere decir que estén en tu hotel y deambulen por el mismo como si nada, compartiendo ascensores y charlando tranquilamente, como ocurría en los bellos tiempos antes del coronavirus.
Dos jubilados hablan entre ellos. No conocen este mundo pero festejan en Albacete algo que no ocurrirá: los ciclistas irán esta noche a cenar a los restaurantes de la ciudad; una bendición para las arcas de estos establecimientos. De ilusión se vive porque los corredores no salen de sus hoteles. Todos los equipos llevan camión-cocina donde se prepara la cena y también el desayuno. Cada equipo dispone de un salón privado y es allí donde se alimentan antes de ir a dormir o después del despertar.
El concierto de Rozalén
Los ciclistas no salen a estirar las piernas alrededor del hotel como hacían antes; como mucho, en el mismo salón, toman una infusión después de la cena. Después se sumergirán en su mundo de series y de vídeo llamadas a la familia.
Albacete es tierra de viento y en ciclismo hay que preocuparse más por no quedar cortado si sopla el aire con fuerza que de comprar cuchillos de recuerdo. Algún corredor, camino del hotel, verá los pósters, que anuncian el concierto que la semana que viene dará Rozalén, la cantautora más famosa de la ciudad. Y, sin duda, será más aconsejable ir a pie que en coche viendo lo levantada que está Albacete.
Suscríbete para seguir leyendo