El Tourmalet

Pello Bilbao, el ciclista que nunca falla

Noveno de la general del Tour, el corredor vizcaíno está realizando una temporada muy regular.

En el Giro se tuvo que sacrificar y fue el principal apoyo de Damiano Caruso, que acabó segundo por detrás de Egan Bernal.

Pello Bilbao Tour

Pello Bilbao Tour / EFE / CHIRSTOPHE PETIT-TESSON

Sergi López-Egea

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Pello Bilbao es un ciclista que siempre ha alcanzado sus éxitos deportivos lejos del primer plano mediático. Pero a las personas que lo conocen y que le quieren no les importa el detalle. En Tarragona, Juan Bilbao, de la familia, de Gernika, como él, no mira lo que hacen los demás, solo está pendiente de lo que consigue Pello, de cómo ha terminado la etapa, de cómo ha ayudado a los líderes, cuando se da el caso, en el último Giro, sin ir más lejos, o de cómo ha intentado atacar, tal como hizo el miércoles durante la ascensión al Col del Portet.

Hay ciclistas que desde pequeños crecen para ser estrellas del pelotón; en ocasiones, aciertan, ganan carreras y en otras se quedan en el camino. Pero hay otros que tienen que ganarse los galones a base de constancia, golpe a golpe, pedalada a pedalada, para crecer poco a poco y convertirse en muchos casos en jefe de filas y en el corredor del equipo que aspira a un puesto de honor en una clasificación general; en este caso el Tour. Y aquí es donde entra Bilbao, ahora noveno del Tour, porque se crea o no, acabar entre los diez primeros la ronda francesa tiene mérito, pero en esta Grande Boucle mucho más viendo cómo se ha rodado desde que se salió de Brest, sobre todo durante la primera semana. Y luego todos sufriendo, más que disfrutando, a la estela de Tadej Pogacar.

En forma

Bilbao quizá sea uno de los corredores españoles que más en forma se han mostrado, posiblemente el más regular en lo que va de temporada. Ganó una etapa y acabó en segunda posición en el Tour de los Alpes. En la Itzulia, en la carrera de su querido Euskadi, perdió una etapa al esprint con Ion Izagirre y en el Giro, adonde acudió inicialmente para ayudar a su amigo Mikel Landa, acabó trabajando para Damiano Caruso, como su más firme apoyo, en el sorprendente segundo puesto que el corredor italiano consiguió por detrás de Egan Bernal.

Desde el sábado pasado Bilbao está tremendamente enfadado porque, aparte del Tour, corría en Francia pensando en los Juegos. Creía que su regularidad, su buena actuación en el Giro y el hecho de ser aquí en la Grande Boucle el segundo corredor español mejor colocado, por detrás de Enric Mas, le daría un puesto fijo en el quinteto que acude a la cita olímpica de Tokio. Sin embargo, el seleccionador, Pascual Momparler, lo llamó por teléfono para comunicarle que no formaba parte de la selección olímpica.

Bilbao es de los corredores que se mueven correctamente en cualquier terreno: escala, contrarrelojea y si tiene que trabajar de gregario lo hace sin que se le caigan los anillos. El año pasado, durante varias etapas, ocupó la segunda plaza provisional en el Giro, adonde se apuntó a última hora después de correr el Tour, en el apretado calendario ciclista que desplazó las tres grandes entre el final del verano y el otoño.

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