El Tourmalet
Los bomberos vacunan en el Tour de Francia
Vengan a la ronda francesa, que le inmunizarán sin mirar dónde ha nacido
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Han llegado los bomberos al Tour. Y no lo han hecho para apagar incendios. Han colocado el camión junto al 'village', el poblado de la Grande Boucle donde una señora repartía esta jueves tortitas con trufas a todos los afortunados que habían recibido una invitación para acudir a la zona acotada de la carrera. En vez de mangueras, cascos, material contra incendios y mucha agua, en el interior del camión los bomberos disponen neveras para conservar las dosis de Pfizer y muchas jeringuillas.
Pasen y vean, vengan al Tour... y vacúnense. Da igual que sean franceses, españoles, belgas, británicos, italianos, neerlandeses, colombianos. Las vacunas están para todos, hasta se puede entrar al camión vestido con un 'coulotte' y un 'maillot' para sentirse como un corredor más de la carrera. Solo es necesario dejar la bici aparcada a la puerta que con tanto bombero y policía nadie osará tocarla y llevársela a casa.
Si antes al Tour se venía a animar a los corredores, a hacerse un 'selfie' con la primera figura que se identificaba o simplemente a conocer la carrera, desde este jueves también es posible vacunarse, lo que tampoco viene mal viendo como los miles de aficionados que se aglutinan en la carretera han olvidado colococarse las mascarillas tal como piden las autoridades sanitarias francesas y por supuesto la organización de la carrera. Porque, además, sigue la que podría denominarse como moda francesa, que ya se presentó el año pasado: llevar la mascarilla con la nariz asomando como si el virus solo se pudiera transmitir por la boca.
Con la cita en los Pirineos
No ha habido muchas colas pero las inyecciones han entrado en el brazo. Quién lo iba a decir, el Tour, la carrera que repartía todo tipo de regalos para grandes y chicos, la prueba deportiva que es algo más que una carrera ciclista, la que reúne a millones de personas, si se contabilizan las 21 etapas, también ha querido luchar contra el maldito virus inyectando vacunas en las salidas, una oportunidad para todos aquellos que a partir del domingo, ya con los Pirineos en el menú, quieran acercarse a la prueba con la cercanía de la frontera.
Los corredores ruedan vacunados a medias. Todos los que saben que van a ir con sus países de origen a los Juegos ya hace tiempo que han recibido las dosis; luego, la situación es más dispar con la anécdota de que Tadej Pogacar fue de los primeros deportistas profesionales que fue inmunizado, como el resto del conjunto del UEA, cuando realizaron en los Emiratos Árabes Unidos la concentración invernal; bueno, muy invernal allí precisamente no era, aunque estuvieran en el mes de enero.
Suscríbete para seguir leyendo