La ronda italiana

Egan Bernal sale más líder del Giro de Italia en el Zoncolan

La ‘maglia rosa’ descubre entre la niebla que solo Simon Yates parece estar empeñado en truncar su viaje triunfal hacia Milán.

Vlasov, Carthy y otra vez Evenepoel fallan en la cumbre alpina donde vence Lorenzo Fortunato, del equipo de Alberto Contador.

Egan Bernal, Zoncolan

Egan Bernal, Zoncolan / GIRO DE ITALIA

Sergi López-Egea

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Entre la niebla del monte Zoncolan Egan Bernal salió muchísimo más líder del Giro. Sobre un asfalto resbaladizo, la ‘maglia rosa’ descubrió que cuando los porcentajes son terribles solo aparece un rival, uno que andaba escondido, que sube casi (solo casi) tan bien como él y que se llama Simon Yates, dispuesto a intentar la proeza de apartar al corredor colombiano del Ineos de una primera plaza de la general que tiene bien amarrada.

Cada monte que se está subiendo en este Giro se convierte en un escenario en el que Bernal araña un tiempo que lo va impulsando poco a poco hacia la victoria final. El Zoncolan no fue muy distinto a las montañas menos duras superadas hasta ahora. El corredor colombiano fue el más fuerte, el que contraatacó a Yates, convertido en el único de los rivales que se atrevió a probar a la ‘maglia rosa’. Y una vez más vio que el resto de contrincantes, con Remco Evenepoel a la cabeza, quien sin estar hundido cada vez se encuentra a mayor distancia de la lucha por la victoria, está lejos de plantearle batalla en los momentos decisivos de la carrera.

El conjunto Astana, con el sacrificio de Luis León Sánchez y Gorka Izagirre (los ciclistas españoles que siguen en este Giro solo están para trabajar como buenos gregarios), trató durante toda la etapa de desgastar a Bernal y a su séquito. Y a la hora de la verdad no consiguieron ni una cosa ni otra, porque el Ineos llegó entero a la zona decisiva del Zoncolan y su líder se mostró algo más que intratable. Y para mayor desesperación su líder, Aleksander Vlasov, se quedó sin fuerzas en el momento decisivo y no pudo responder al ataque de Yates controlado por Bernal.

En la victoria de un joven y feliz italiano llamado Lorenzo Fortunato, un corredor del equipo Eolo Kometa, apadrinado por Alberto Contador, el Zoncolan se convirtió en la montaña donde Hugh Carthy, el tercer clasificado de la Vuelta 2020, el británico que pretendía buscar unas cosquillas inexistentes a la ‘maglia rosa’, también flojeó para mayor tranquilidad de Bernal.

El duelo que nunca ha existido

La niebla, al contrario de lo que físicamente debía ser, dejó el territorio Giro mucho más claro para Bernal. Anuló definitivamente el duelo Bernal-Evenepoel que nunca ha existido. Puso en evidencia una vez más que el líder del Ineos está unas pedaladas por encima del resto; hace lo que quiere y cuando quiere. Y, además, a partir de ahora, con un escenario todavía cargadísimo de montaña y sin que los Dolomitas hayan aparecido aún en el guion del Giro, Bernal ya no tiene por qué atacar, solo defenderse, solo estar pendiente de no perder la concentración, de administrar las fuerzas de sus compañeros y de anular, solo si es necesario, las reacciones de sus oponentes; y de hecho, correr mucho más tranquilo sabiendo que solo debe estar pendiente de Yates.

“He corrido tranquilo porque sé que no tengo que atacar en cada montaña. Solo debo hacer mi carrera y sobre todo no perder la concentración”, declaró Bernal al canal Eurosport. El Giro comienza a ser suyo pero no puede despistarse en la semana de carrera que aún queda por cubrir. Si no le falla la espalda, que tanto le ha fastidiado últimamente hasta el punto de provocar su retirada en el Tour 2020, será difícil que alguien le tosa hasta Milán. Pero no puede despistarse.

El mejor equipo

Para evitarlo cuenta con el mejor equipo, un Ineos que lidera con soltura la clasificación por escuadras y donde corren magníficos ciclistas como Jonathan Castroviejo, capaz de dejar a su líder a tres kilómetros de la cima del Zoncolan, donde empezaba el infierno de porcentajes inhumanos. Castroviejo está curtido en mil batallas y con un historial magnífico puesto que ha ganado el Giro 2014 como gregario de Nairo Quintana cuando corría en el Movistar, y posteriormente, ya en el Ineos, el Tour 2017 con Chris Froome, el de 2018 con Geraint Thomas y el de 2020 con Bernal.

Y no solo es Castroviejo, porque este sábado, antes de que el ciclista vizcaíno cogiera el control, tuvo a Gianni Moscon como vigilante, quien cedió el testigo a Jhonatan Narváez y luego a Daniel Martínez, colombiano al igual que Bernal, que le marcó el ritmo en los porcentajes más complicados, hasta que Yates puso la directa.

Simon Yates es el mismo que se pasó buena parte del Giro 2018 vestido de rosa; el corredor británico (otro más de los que residen en Andorra) que parecía incuestionable al frente de la clasificación de la ronda italiana hasta que en la antepenúltima etapa Chris Froome se quitó la careta para escribir sobre la tierra de la Finestre una de sus mejores páginas como corredor profesional: Yates, tocado y hundido en la victoria de su compatriota.

Y esa lección es la que debe aprender Bernal. No hay que enloquecer con ataques furibundos cuando no tiene necesidad porque si le fallan las fuerzas, en las dos etapas finales de montaña (el viernes y el sábado próximos) entonces no valdrá de nada el trabajo realizado en cimas como el Zoncolan.