LA HORA DE LA RETIRADA

Carlos Coloma, el recuerdo de un bronce en Río

A los 39 años, el ciclista riojano de montaña cuelga la bici para dedicarse a la preparación de nuevos talentos.

Ahora es el mánager del equipo BH Templo Cafés donde corren las principales figuras españolas de la especialidad.

Logró la tercera plaza en los Juegos de 2016 y un diploma en Londres 2012.

Carlos Coloma

Carlos Coloma / SILVIA FERNÁNDEZ SAINZ

Sergi López-Egea

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Un día comenzó a descubrir que la bicicleta de montaña, cuando se le llamaba 'mountain bike', podía ser algo más que una pasión. Carlos Coloma, 39 años y recién retirado, ha sido un referente en esta especialidad ciclista; de los que no se arrugaban a la hora de competir en los Juegos --un medalla de bronce en Río y un diploma en Londres lo contemplan-- para seguir la obra olímpica que empezaron Marga Fullana (bronce en Sydney 2000) y José Hermida (medalla de plata en Atenas 2004). 

Coloma está considerado como uno de los dos mejores deportistas riojanos de todos los tiempos (el otro héroe destacado del país de las viñas es el pelotari Titín III) y ha sido uno de los principales damnificados del deporte español por el aplazamiento de Tokio de 2020 a 2021. Había decidido alargar un año más su vida profesional con la intención de retirarse el verano pasado en Japón. "Pero tampoco quería forzar, retirarme por retirarme en unos Juegos. Ahora estoy inmerso con mánager en el equipo BH Templo Cafés, con los corredores que irán a Tokio, con el de promesas y con la escuela de ciclismo". Él es de Albelda, una pequeña localidad cercana a Logroño. Su otra pasión, cuando se baja de la bici, como buen riojano, es el cuidado y el amor hacia los vinos y las viñas.

Y como todos los especialistas de montaña hubo un día en el que estuvo tentado por pasarse a la carretera. "De hecho yo corrí varias carreras en mi época de cadete y juvenil. Y hasta llegué a acabar tercero en una Vuelta a Guipúzcoa. Estuve tentado por pasar a la carretera con el equipo Euskaltel. Pero tuve una propuesta de Orbea para correr en montaña. De eso hace 22 años y nunca me he arrepentido".

En estas dos últimas décadas el ciclismo de montaña ha sufrido una transformación brutal. Coloma y los corredores de su generación centraban prácticamente toda la preparación a base de reunir kilómetros entrenando por el asfalto con bicicletas de carreteras. La de montaña, como mucho, la tocaban una vez a la semana. "Ahora salimos un par de días a la semana a la carretera para coger fondo. Pero las carreras de campo a través cada vez son más cortas en tiempo de ejecución. Antes duraban unas dos horas y cuarto. Ahora se acaban a la hora y media. Los circuitos tenían una extensión de alrededor de 9 kilómetros. Hemos pasado a trazados de 4 kilómetros. Ahora se entrena mucho más la técnica con la bici propiamente de montaña y también pasamos muchas horas en el gimnasio".

El equipo olímpico

Coloma ya está inmerso en su nueva vida profesional como mánager general de su equipo. La semana pasada se despidió en Arnedo (La Rioja) de la alta competición para centrarse en la preparación de Rocío García, que ya tiene plaza asegurada en Tokio, y de Pablo Rodríguez y David Valero que también trabajan para correr en Tokio. "David tiene que arrancar más rápido y afrontar a tope la primera vuelta para conseguir buenas posiciones. Si lo consigue en Tokio será un aspirante a las medallas".

Coloma no se perderá el viaje a Japón, aunque como asesor del equipo de montaña. "Valero sabe que hay que ir a tope desde el momento de la salida. Una prueba olímpica de campo a través es como si fuera una carrera de MotoGP". Y llevar a su equipo implica, además, la tarea de supervisarlo todo, no dejar nada en el aire para celebrar luego los éxitos con una copa de vino... riojano, por supuesto.

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