el tourmalet
La revolución de los sin nombre
Un escalador británico casi desconocido, Hugh Carthy, se ha propuesta seguir la estela de Pogacar y Geoghegan Hart
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Sergi López-Egea
Casi es de agradecer que, con la misma edad, haya sido Hugh Carthy y no Felix Grossscharter, con sus tres eses y con un apellido fantástico a la hora de colocar su nombre en los titulares impresos, el ciclista que se ha propuesto seguir la estela de las sorpresas inaugurada en el Tour y seguida por el Giro, a la hora de buscar y encontrar un ciclista que no era el máximo favorito para ganar la carrera. Y, seguramente, si se busca un grado de sorpresa, fue mucho mayor la de Tao Geoghegan Hart en el Giro que la de Tadej Pogacar en el Tour. El británico del Ineos, vencedor de la ronda italiana, era un prometedor corredor de la escuela del Ineos y se sabía que tenía un brillante futuro, pero que debía explotar. Y bien que lo hizo en Italia. Pogacar llegó al Tour después del tercer puesto conseguido el año pasado aquí, en la Vuelta, y con el sello de corredor que podía ser el gran animador de la prueba, ¿pero hasta el punto de ganar la ronda francesa?
Carthy, para ganar la Vuelta, necesita sobre todo el permiso de Primoz Roglic, quien ha llegado a la carrera experimentado por lo que le pasó en el Tour, la derrota ante Pogacar a un día de París. Difícilmente entregará la victoria, sobre todo porque sabe que si se da la circunstancia de que su equipo falla estos días, él deberá actuar y porque solo debe estar pendiente, principalmente, de dos rivales, Carthy y Carapaz. Pero, sin duda, el ciclista británico se ha propuesto continuar lo que se podría denominar como la revolución de los sin nombre, de aquellos ciclistas que se sabía que eran muy buenos pero que no figuraban, ni mucho menos, en las apuestas iniciales a la hora de buscar a los principales favoritos para ganar la carrera.
No era el líder de su equipo
Carthy, por ejemplo, no llevaba siquiera el dorsal de su equipo acabado en uno, el que se reserva al líder, que en este caso el EF concedió al corredor colombiano Daniel Martínez. Y lo mismo pasó, quizá todavía más exagerado, en el Giro. Geoghegan se apuntó de gregario, simplemente para ejercer el empleo de ayudante de Geraint Thomas. El abandono por caída del ganador del Tour 2018, le abrió la puerta hacia la victoria, aunque el Ineos tampoco lo tuvo en sus planes para luchar por la 'maglia rosa', ya que el conjunto británico, inicialmente, se dedicó a la caza y captura de etapas, principalmente con el ciclista italiano Filippo Ganna.
En cambio, Carthy, que ya se había mostrado en algunas carreras como buen escalador. Acabó el Giro del año pasado en 11ª posición y también había brillado en la Volta. Formado en Navarra, en las filas del Caja Rural, siempre quiso ir en calma hasta encontrar su sitio a los 26 años con el EF. Es uno más de los corredores que vive en Andorra y hasta, en alguna ocasión, ha coincidido entrenando con Tao Geoghegan, otro más de los 'andorranos'. Además, ambos, hablan castellano, mucho mejor Carthy, con quien se puede mantener sin problemas y de forma fluida una conversación en esta lengua. ¿Continuará la revolución de los sin nombre en la Vuelta? El sábado se sabrá.
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