El Tourmalet

"Este año quédate en casa"

Como un grito de angustia y con dolor la Vuelta que empieza el martes pide que no se vaya a la carretera

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Sergi López-Egea

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Es como decirle al amor de la vida que no está en tu corazón cuando no es cierto. Casi como reñir a un hijo si sabes que lo que estás haciendo es injusto. Tanto y tanto que había costado llenar las carreteras de la Vuelta, que la carrera volviera a tener el cariño de la gente allí por donde pasara y que hubiera cicloturistas ascendiendo (mejor subir que bajar contra carrera) por los puertos de la Vuelta tal cual hacían siempre, incluso este año tan y tan complicado, en el Tour. Aquí, la verdad, en el Giro apenas se ven aficionados en bici aunque también es cierto que en las tres etapas de montaña hasta ahora superadas ha hecho un tiempo de mil demonios donde la última ocurrencia era pedalear.

A la Vuelta no le ha quedado otra opción que gritar de forma amarga pero obligada aquello de "este año quédate en casa". La prueba empieza el próximo martes en Irún y comparte seis días de competición con el Giro, circunstancia incómoda, cosas de este dichoso coronavirus que sigue con la intención perversa de quedarse entre nosotros. No ha quedado otra que pedirle a la gente que se quede en casa por amor al ciclismo, por amor a los suyos y por amor propio. Nadie en las salidas, nadie en las llegadas, nadie en los puertos que se cerrarán policialmente, y también, lo más complicado, que ni siquiera te asomes a la calle cuando el pelotón pase por tu pueblo o ciudad. Si tienes la suerte de tener un balcón pues los miras y los aplaudes y hasta si es posible, tal como se hace aquí en el Giro, decoras la casa dando la bienvenida a la carrera o al corredor que te caiga más simpático.

Los apoyos

No ha quedado otra. La Vuelta recorrerá el norte de la península ibérica y hará un tránsito hacia Francia y el Tourmalet, cima histórica del Tour, la que da nombre a este espacio, que este año ha estado fuera del guion de la ronda francesa. Y lo hará con total y absoluto apoyo institucional, ya que gubernamentalmente la prueba ciclista tiene la misma consideración de las ligas de fútbol y baloncesto o los grandes premios de coches y motos que se han celebrado estos últimos meses tan inciertos en España.

Habrá Vuelta y con unos niveles de seguridad sanitaria incluso más fuertes que los que diseñó el Tour de común acuerdo con la Unión Ciclista Internacional (UCI). Y por esta razón se pide a la gente que se quede en casa y que se coloque ante el televisor ya que están previstas muchas horas de retransmisión, de vida ciclista, la primera semana, con horarios diferentes, hasta con la ocasión de poder ver los finales de etapa del Giro, primero, y de la Vuelta, después.

"No nos falles"

Aquí en Italia la gente va a las salidas, se lanza a la calle cuando los ciclistas pasan por sus pueblos o ciudades y se llenan las metas como siempre había ocurrido antes del coronavirus. Aquí, el Giro rueda pendiente no solo de la lucha por la clasificación general sino también de los análisis y los controles para evitar la propagación del virus que ha pinchado la burbuja diseñada, quizás algo más suavizada, desde la salida de Palermo.

En la Vuelta los equipos deberán vivir como si estuvieran en un monasterio, trabajar, comer y descansar, serán las tres consignas para ellos. Pero en estas condiciones también tendrá que convivir todo el personal de la carrera. No es tiempo para bromas sino para dar un mensaje amargo y nunca deseado: "Si te gusta el ciclismo cuida de tu familia, cuida de tí, quédate en casa. No nos falles...".

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