el retrato del vencedor

Egan Bernal: el ganador del Tour que quería ser periodista

Hace tres años estuvo a punto de colgar la bici para dedicarse a los estudios universitarios tras una crisis de victorias en Colombia

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Sergi López-Egea

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"Mira, Egan, puedes seguir en la universidad y seguramente llegarás a ser un buen periodista de deportes. Pero si dejas los estudios y te dedicas a la bici, serás un ciclista sobresaliente". Bernal fruncía el ceño. "No he logrado una victoria durante estos últimos meses. Todos me ganan con la bici de carretera y la de montaña, por muy bueno que sea, no da dinero para vivir".  Pablo Mazuera, mecenas del ganador de la ronda francesa, trataba hace tres años de levantarle la moral a Egan. "Hijo -le decía el padre-. La bici es un sufrimiento y mira mi experiencia, tuve que rendirme al no encontrar patrocinios". Germán Bernal, tan entusiasmado por el ciclismo como desilusionado con el profesionalismo que nunca alcanzó, no quería motivar al hijo, no deseaba que se desengañase.

Mazuera, a los 38 años, es ahora una persona feliz. Es el mismo que en Val Thorens observa desde lejos a Bernal. Está con los periodistas del Tour pero no sentado a su lado, como futura promesa de la pluma o el micrófono. Él es el protagonista, el que da la conferencia de prensa y el que le dedica la victoria a su mecenas, el mismo que cuando Bernal apenas tenía 17 años se lo llevó a Lillehammer, en Noruega, a los campeonatos del mundo de bicicleta de montaña. "Su familia era muy modesta y yo, afortunadamente, tenía medios para cubrirle el viaje. Así que nos fuimos a Noruega. Se apuntó en el Mundial júnior y ganó sin experiencia alguna la medalla de plata".

Bernal disfrutaba con la bici de montaña. Mazuera tenía una fundación y un objetivo: convertir en ciclistas a chavales de Bogotá y zonas adyacentes de familias sin recursos. Allí llegó Bernal, el más pequeño de la clase, y el que enseguida captó toda la atención de Xiomy, una chica tres o cuatro años mayor que él y que ahora ya se ha retirado como corredora de montaña. "Creí al principio que, siendo él más pequeño, a ella le entró una especie de instinto de protección. Pero enseguida vi que, pese a la diferencia de edad, había química entre ellos". Hoy, Xiomy, es la novia de Egan, la que se abraza y besa con él detrás del podio del Tour y la que convive con Bernal en un apartamento de Arinsal, en Andorra, varios meses al año. “El vive en Andorra desde este año por temas tributarios. El apartamento que tiene está cerca del circuito donde en el 2015 consiguió la medalla de bronce, en el Mundial de bici de montaña para corredores júnior de segundo año”, cuenta Mazuera.

Las notas académicas

Mazuera (2016) ha convencido a Bernal para que aparque los estudios de periodismo tras aprobar el primer curso. "Él nunca había sido un buen estudiante pero sacó unas maravillosas notas en las Pruebas del Saber (el equivalente a la selectividad) y se ganó una beca". La familia difícilmente podía costear los estudios. Germán, el padre, trabajaba como guardia en una reserva natural, y Flor, la madre, realizando labores de limpieza en algunos pequeños comercios. Ahora, Egan es quien sustenta a la familia.

"Pablo, ¿quiero ser periodista? ¿qué hago?". "Eres un talento, Bernal, hazme caso y dedicate a la bici". "Pero solo un año. Si no me va bien regreso a la universidad". El año que pasó estudiando primero de periodismo fue un desastre ciclísticamente. "Solo cogía la bici para ir y regresar de la universidad a su casa, 30 kilómetros. Pero llanos, sin hacer nada de montaña". Volvió a entrenar fuerte y con energía. "Se fue a los campeonatos panamericanos y cómo maravilló. Ya era juvenil y les tomaba mucho tiempo a todos". Pablo habla de Egan como si fuera su hermano pequeño, casi un hijo. "Los equipos buenos de montaña no querían ni oír hablar de un colombiano que apuntaba buenos modos. Bernal ya tenía decidido pasarse a la carretera. Pero en Colombia, a su edad, había muy poco nivel; solo carreras municipales donde volvía a ganar a todos".

El salto al profesionalismo

De nuevo, Pablo se llevó a Bernal a la sede de la Unión Ciclista Internacional, en Suiza. "Tenía contactos y le hicieron un test. Quedaron impresionados. Nadie a su edad, antes de cumplir los 20 años, había conseguido sus valores". La prueba llegó a oidos de Gianni Savio, conocedor del ciclismo italiano modesto y mánager del equipo Androni. "Duró poco con Gianni. Pero consiguió dar el salto de juvenil a profesional sin pasar por conjuntos aficionados". Duró lo suficiente para que a la primera carrera el todopoderoso Sky (hoy Ineos) se fijase en él y viese que había madera de campeón del Tour. Se perdió un periodista deportivo pero se ganó la posibilidad de escribir de un gran ciclista.