el ambiente en la carrera

Esto es Bélgica, esto es el Tour, todos a la calle

Miles de personas siguieron de forma apasionada el estreno de la ronda francesa por los alrededores de Bruselas

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Sergi López-Egea

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Qué delicia. A las 9 de la mañana no había un coche por el centro de Bruselas. Todo acordonado.Solo la gente que corría por la calle, decenas de voluntarios y muchísimos policías; por todas partes. A las 9 de la mañana, como si se tratase de fiestas como las del barrio barcelonés de Gràcia, muchas calles, aquellas que conseguían asomarse al recorrido del Tour, ya estaban decoradas por los vecinos, con las mesas fuera y con las neveras cargadas de cerveza. Dominaban los banderines amarillos. Se respira un sabor a Tour que cautivó durante todo el día a centenares de miles de belgas que se lanzaron a las calles de los pueblos y a las carreteras.

A las 9 de la mañana se colgaban pancartas de los patrocinadores belgas de algunos equipos en locales donde más tarde acudirían los invitados para no perderse el paso de la carrera con una copa y un canapé delante. Y a esa hora ya empezaban a verse decenas de personas, muchas de ellas vestidas con 'maillots' ciclistas, buscando una boca de metro para acercarse hasta los alrededores del Palacio Real de donde partía la primera etapa del Tour. El día prometía grandes emociones ciclistas.

El metro, gratis

El Ayuntamiento de Bruselas había abierto las puertas del metro, que hoy también será gratuito. No se veía un taxi y solo se permitía la circulación de los tranvías, ya que tenían sus propias vías y no estaban dispuestos a molestar a los corredores. En el metro, el único medio para llegar a la salida del Tour, también se respiraba un ambiente únicamente ciclista y hasta se adivinaban las nacionalidades de los que habían llegado de otras partes, entre ellos seguidores noruegos para Kristoff Boason Hagen y decenas de eslovacos prestos y dispuestos a animar, cómo no, a su querido Sagan.

Los colombianos, a por Quintana

Tampoco faltaban los colombianos afincados en Bélgicas quienes buscaban, ya en la salida, el autocar del Movistar para aclamar a Nairo Quintana, quien sigue siendo entre los 'escarabajos' el más querido por su pueblo, ante la esperada explosión de Bernal cuando asomen las montañas de los Pirineos y los Alpes.

Esto es Bélgica y la consigna era lanzarse todos a la calle, buscar y aplaudir a Eddy Merckx, con traje y corbata, y que viajaba en el coche del director del Tour, Christian Prudhomme, asomando la cabeza por el techo del vehículo. Porque Merckx, mucho más que los corredores contemporáneo, era quien recibía el cariño de su pueblo con decenas de pancartas en la que le daban las gracias por ser la leyenda deportiva del país, unas en flamenco y otras en francés. Y todavía queda día y medio para exhibir toda la pasión por el Tour.