LA RONDA ESPAÑOLA

Valverde y Mas no renuncian a nada en la Vuelta a España

El ciclista murciano recorta 8 segundos de oro a Yates y el mallorquín se sitúa tercero de la general

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Sergi López-Egea

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El hermano mayor llegó con el menor. Lo hicieron a la cima del monte Oiz, sobre los cielos y la niebla de Vizcaya. Ascendieron a través de bloques de cemento por una rampa final de 500 metros donde cualquier coche con cambio manual solo podía subir con la primera. El mayor, Alejandro Valverde, 38 años, quiere ganar la Vuelta. El menor, Enric Mas (23), también. Ya no solo se conforma con el podio. Quedan dos etapas de montaña en Andorra. Queda Vuelta. Valverde arañó en la cumbre vasca ocho segundos de oro, con un enorme peso psicológico, al líder Simon Yates y Mas se sitúo tercero de la general. Son el presente inagotable y el futuro más inmenso que ha tenido el ciclismo español estos últimos años.

Cuentan que el martes, tras la contrarreloj, Valverde entró en el autobús del Movistar. Repasó unos resultados que le disgustaron porque no era los que esperaba y solo pronunció una frase: "¡Se van a enterar!". Mas todavía no tiene la experiencia de expresarse con agilidad cuando ve un micrófono, una cámara o un periodista tomando notas en un bloc tradicional. Y solo se atreve con una reflexión enigmática: "Mi techo está en Madrid".

Mas no sabe cuál es su límite. Valverde quiere la victoria y por eso, en los cuatro kilómetros más duros que ha tenido esta Vuelta, pasó al ataque desde el inicio. Demarraje brutal. Marca de la casa; el que asfixió a Nairo Quintana, el que nunca ha ido bien, el que desde un principio debía entregar el mando a su compañero murciano. Valverde no quiere malos rollos. Pero una imagen vale por mil palabras. El domingo, tras el podio de la Vuelta en los Lagos, el ciclista murciano bromeaba con todo el mundo. Y en eso llegó Quintana. Y cada uno a lo suyo. El ciclista colombiano se vino abajo en Oiz y ya no tiene ninguna posibilidad de ganar la Vuelta. "A partir de ahora vamos a respaldar a Valverde". Ya era hora. Más vale tarde que nunca.

500 metros criminales

Más vale que Valverde vigile a Simon, quien ahora sube los montes vascos con la protección de su hermano gemelo Adam, del que decían era tan bueno como él; dos por uno. Mas vale que Mas vea y comprenda que tiene la frescura de los chavales jóvenes que saltan a un campo de fútbol y marcan el gol de la victoria de su equipo. La del tenista que no se corta cuando pisa la pista central. La niebla lo tapa todo. Quedan esos 500 metros exagerados, los que calan a un coche si se conduce con torpeza. Aprieta Valverde y Yates no lo sigue. Ahí está Mas, tan radiante que hasta entra en la meta por delante del veterano más joven del pelotón.

Ellos no han visto llorar a Michael Woods, el ciclista canadiense que gana la etapa y el que se emociona al recordar a su bebé, el que no llegó a nacer, el que perdió su esposa y al que dedica la victoria. Los ciclistas suben puertos como si fueran animales. Pero sus corazones son humanos.

Todas las clasificaciones en la página oficial de la Vuelta.