Reserva Alejandro Valverde

Alejandro Valverde no se podía ir del Giro sin estampar su firma personal, la que lo ha convertido en un corredor espectacular con casi dos décadas de éxito en el pelotón mundial. Lejos de agrietarse con el paso del tiempo, con 36 años y una fuente de victoria que parece inagotable, el corredor murciano cada vez es mejor ciclista, como el vino cuando deja de ser un crianza y se convierte en un reserva. Victoria en el Giro, etapa espectacular, la mejor de todas las disputadas hasta ahora y salto hasta la tercera plaza de la general, con el segundo puesto, que defiende Esteban Chaves, a tan solo 23 segundos.

Otro corredor habría empezado a hacer un planteamiento diferente en el Giro tras fallar en la gran etapa de los Dolomitas. Otro ciclista seguramente se habría hundido y habría entrado en una especie de depresión personal. Sin embargo, Valverde no es de esta estirpe porque solo hace falta conocerlo un poco, un poco de nada, para saber que ya por la noche del sábado, a la hora de la cena, tenía olvidada la etapa por lo que el domingo, en la cronoescalada de la ronda italiana, partió con toda la moral para realizar una gran contrarreloj y comenzar a coincienciarse en lo que quería hacer este martes tras la jornada de descanso del lunes, y que no era otra cosa que ganar la etapa y dar un pequeño golpe a la general.

LA SEGURIDAD DEL LÍDER

Contaba Valverde con lo que parecía una evidencia clara. El Giro dispone de un corredor firme, dominador y seguro al frente de la general. Ni pareció toser Steven Kruijkswijk desde que el Astana decidió dejarlo sin gregarios, con las pulsaciones fuera del corazón prácticamente desde el kilómetro cero, de los 133 que tenía la etapa. Kruijkswijk se quedó sin guardia, pero es que fueron todos los que perdieron a sus gregarios, líderes frente a líderes, sin cuartel, sin piedad. Chaves fue el primero en fallar y Vincenzo Nibali el que dio la sensación de que la carrera se le está haciendo muy pero que muy larga. Valverde lo desplazó del podio y no parece, en estos momentos, que ni la rabia ni el espíritu luchador del siciliano del Astana le sirvan para un podio que parece casi tan difícil como aspirar a la victoria final.

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Valverde fue a lo suyo, a atacar en la montaña, a soltar a Nibali, a colaborar con la 'maglia rosa' y también con Ilnur Zakarin, el ciclista ruso del Katusha que tampoco renuncia a pelear por el podio. A 15 kilómetros de la meta presentó ante la sociedad italiana su mejor demarraje en este Giro, superior a su exhibición en el 'sterrato' toscano. Ni un metro de cortesía le dio Kruijkswijk, con soltura, con fuerza. Así se enganchó al corredor murciano instantes antes de que se incorporase con ellos Zakarin. En cambio, Nibali quiso y no pudo. Nibali se vino abajo, cedió e incluso ni pudo seguir la rueda de Chaves cuando este, que venía descolgado desde el principio de la etapa, lo capturó. En la meta, en la victoria de Valverde, Nibali entregó 1.47 minutos, mientras que Chaves administró su pérdida para llegar 43 segundos después del corredor murciano.

Fue algo más que una victoria, porque Valverde, en su debut en el Giro, se unió al exclusivo club de corredores capaces de sumar victorias de etapa en las tres 'grandes'. A sus triunfos en la Vuelta (9 etapas) y en el Tour (4 etapas) incorporó su victoria en Andalo, en el Trentino. "Quería reventar la carrera y por ello salí mentalizado y con el deseo de ganar. Llegué al Giro con dos objetivos claros: una etapa y el podio. Ya tengo uno y ahora iré a por el segundo", dijo en Italia. Sin duda, en exclusiva, reserva Alejandro Valverde.

Todas las clasificaciones en la página oficial del Giro.