ENTREVISTA CON EL Actor y director de Teatre de Guerrilla, nacido en Sant Feliu de Buixalleu

Quim Masferrer: "En el cros me encantaba lucir el dorsal de La Selva"

Puro teatro 8Quim Masferrer, reflejado en el espejo del camerino del Teatre Capitol de Barcelona, en el 2011.

Puro teatro 8Quim Masferrer, reflejado en el espejo del camerino del Teatre Capitol de Barcelona, en el 2011.

CARME ESCALES
ARBÚCIES

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A Quim Masferrer (Sant Feliu de Buixalleu, 1971) no le gustaba correr, pero se le daba muy bien. No sentía atracción por competir, pero era veloz y todo el mundo lo animaba a inscribirse en carreras. Sin ningunas ganas de retar a nadie, él y sus piernas, de manera tan individual, con 7 años ganaba medallas en campeonatos intercomarcales de cross. Muchas medallas. Quim Masferrer era el Orzowei de la Selva.

-Para un niño, vivir en la Selva debe de ser divertido. ¿Lo fue para usted? ¿Cómo se entretenía de pequeño?

-Mi infancia estuvo vinculada a la naturaleza, jugaba a hacer cabañas en el bosque y ayudaba a mi padre en el huerto. Sant Feliu de Buixalleu es un pueblo atípico: 780 habitantes en 64 kilómetros cuadrados. Está dividido en parroquias. En la mía, Sant Feliu, como mis padres tenían un restaurante [Can Masferrer, que lleva la hermana del actor], los fines de semana jugaba con otros niños. Si no, el resto del año los que tenía más cerca estaban a 10 kilómetros.

-¿Y el nombre de la comarca, la Selva, le parecía especial?

-Mucho. Me hacía mucha gracia sentirme Orzowei en el bosque. Y, aunque las carreras de cros no me gustaban nada, me encantaba lucir el dorsal de la Selva y haber ganado la medalla de oro. Para mí no había otro nombre de comarca tan chulo.

-Y ahora que la conoce mucha más, ¿Qué más la hace chula?

-Su gran diversidad que le da un punto de artificialidad al límite comarcal. No tiene nada que ver la gente de Lloret de Mar con nosotros. La propia capital, Santa Coloma de Farners, con 12.000 habitantes, es capital porque es el centro geográfico, pues Lloret y Blanes tienen 50.000 habitantes, a solo 35 kilómetros y son tremendamente turísticas. No hay nexos entre Tossa y Anglès.

-En pocos kilómetros, vivencias muy diferentes. ¿cuáles sugiere?

-La diversidad te monta una excursión llena de contrastes que puede empezar en los pueblos del interior de Les Guilleries, tierra de bandoleros; subir al Montseny, y a lo más monumental de la Selva: el castillo de Montsoriu y el pueblo amurallado de Hostalric. Todo en una mañana.

-¿Y para comer?

-Sopa de bolets, plato típico de Can Masferrer, que mi abuela la hacía desde joven, o una paella en Blanes. Ya estaremos en la playa, para pasar la tarde y, de noche, entrar en las discotecas Colossos o Hollywood de Lloret. En un día habremos caminado en el bosque, entre huellas históricas y vivido la fiesta en la costa.

-¿Qué sitios guardan escenas clave de su historia personal y familiar?

-El teléfono de casa, el primero que hubo en el pueblo, y mi abuelo haciendo la primera llamada a la centralita de Girona, ante la mirada de unas 20 personas; el castillo de Montsoriu, donde subía con el saco de dormir a pasar la noche; la iglesia en la que hice de monaguillo 10 años y mosén Emili de Blanes, un cura innovador, que interactuaba con los feligreses, comentaba las películas de La clave (TVE) y cuidaba la puesta en escena de la misa, que no deja de ser una representación, mis primeras actuaciones ante el público.

-Y de las primeras, a las últimas, ¿qué está haciendo ahora?

-Compagino la gira de la obra El temps, con el rodaje del programa El foraster, que TV-3 estrenará en octubre. En él, visito pueblos como el mío y busco su paisaje humano.