Juan Antonio Bayona: "'Lo imposible' me ha hecho crecer como persona"

Juan Antonio Bayona atesora récords y victorias con la facilidad de los grandes campeones. Ya se pudo ver con su primer largometraje,El orfanato(2007), aquel estilizado cuento gótico sobre la niñez y la pérdida protagonizado por Belén Rueda que fue uno de los mayores hitos de taquilla del cine español. Nada, sin embargo, comparable al colosal éxito de su segunda película,Lo imposible(2012). El filme, recreación de la dramática historia de supervivencia de una familia tras el tsunami que asoló el sudeste asiático en el 2004, ha sido una máquina de amasar cifras y récords que ha recaudado en todo el mundo cerca de 150 millones de euros. También un vivero de premios: ganó el Gaudí a la mejor película europea y proporcionó a Bayona el Goya al mejor director, así como sendas candidaturas de la actriz Naomi Watts a los Globos de Oro y al Oscar. «Es bonito ver que al público le ha gustado. La historia lo merecía», afirma el director barcelonés, de 37 años, en su casa del Eixample.

Hay algo en Jota, sin embargo, que trasciende los números y las plusmarcas, porque, como su admirado Steven Spielberg, él es un caso infrecuente de cineasta dotado para combinar la técnica y el sentido del espectáculo con la emoción. Una ecuación perfecta para llegar al gran público. «Yo a los 8 años ya quería ser Spielberg», evoca hoy el director. En este sentido, su discurso al recoger el Goya fue revelador en cuanto reivindicación de un cine más grande que la vida; grande en espectáculo y grande en emociones: «Hacer películas así no es ser arrogante. Nuestro cine necesita película grandes, medianas y pequeñas y que vosotros os sigáis emocionando nosotros nos emocionamos haciéndolas», gritó Bayona desde el atril. Lo que vino después seguramente lo recordarán: el director se dirigió corriendo a María Belón -la superviviente del tsunami cuya historia inspiróLo imposible-para ofrecerle la estatuilla y en ese momento sufrió una dolorosa rotura fibrilar en el gemelo derecho. Aquella gloriosa noche, Jota la acabó en una ambulancia y con muletas.

Lo imposibleha sido una experiencia casi devastadora para Bayona, volcado en cuerpo y alma en el proyecto durante los últimos cinco años. «Para mí era muy importante poder contar esta historia. Pero sí, ha sido muy duro... Primero hubo que escribir el guion con Sergio G. Sánchez y María Belón; después, un año de preparación, otro año de rodaje y otro de posproducción. Un trabajo muy loco, casi inconsciente. Además, teníamos una responsabilidad hacia las personas que vivieron esta historia. A mí me ha hecho crecer como cineasta y como persona. El éxito comercial o los premios son una gran alegría, pero el verdadero triunfo es personal», reflexiona el cineasta de la Trinitat Vella, orgulloso de su éxito, pero también de su inseparable equipo, en su mayoría procedente, como él, de la inagotable cantera de la ESCAC: Elena Ruiz, Bernat Vilaplana, Óscar Faura, Oriol Tarragó... «Ser uno de los candidatos a Català de l'Any es, aparte de un motivo de orgullo para mí, un reconocimiento a toda esa gente con la que trabajo. Nuestro cine ha dado un paso adelante para convencer a la gente de lo que somos capaces de hacer aquí. Y eso es importante subrayarlo en un momento como en el que estamos», sostiene.

NUEVOS PROYECTOS/ La cabeza de Bayona, siempre imparable, anda ahora metida en nuevos proyectos. El más llamativo, el que supondrá su salto a Hollywood: una película de ciencia ficción producida por Warner de la que poco se sabe, salvo que su guionista será Eric Roth (Forrest Gump, El curioso caso de Benjamin Button...). Pero este proyecto americano no es el único que tiene ahora mismo Bayona entre manos: está trabajando en otros dos para rodar en España y en castellano con su equipo de la productora Apaches Entertainment. «La verdad es que no sé cuál será la próxima película que estrenaré. Todo dependerá de cómo evolucionen los proyectos. De todo modos, creo que hemos de romper las fronteras delaquí y elallí.Vivimos en un mundo global y no me gusta pensar en fronteras a la hora de hacer una obra. Es como si yo mismo me pusiera limitaciones». Ciertamente, no parece haberlas para Jota.