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Estos son los consejos de Peñín para acertar con los vinos en el supermercado

El legendario comunicador y crítico, que acaba de publicar el libro de su vida, ‘Mis memorias del vino’ (Planeta Gastro), nos da pistas para no fallar nunca

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José Peñín publica 'Mis memorias del vino'.

José Peñín publica 'Mis memorias del vino'. / Miguel A. Sánchez de la Morena

Javier Sánchez

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Si Stendhal decía que la novela “es un espejo a lo largo del camino”, las memorias de José Peñín (Santa Coloma de la Vega, León, 1943) -que algo de novelescas tienen- podrían cumplir ese mismo papel de reflejo del “camino” que ha andado el vino español en este último siglo. 

‘Mis memorias del vino’ (Planeta Gastro) es un volumen de 700 páginas que funciona como biografía más-grande-que-la-vida, radiografía del mundo del vino -de dentro y de fuera- “y también casi como un cuaderno de viajes”, explica Peñín. Y así es: el libro cuenta las andanzas de la personalidad más importante del vino de nuestro país del Bierzo a Napa Valley, pasando por la Patagonia o incluso lugares tan insólitos desde el punto de vista enológico como la campiña inglesa. Son el relato apasionante detrás de la celebérrima guía que lleva su apellido. 

Hablar con Peñín resulta un ejercicio liberador de los corsés del ‘wine lover’, a veces más afectado cuanto más joven. Él, que empezó cuando todo era campo, insiste una y otra vez en que ahora “es más difícil hacer un vino malo que un vino bueno”. Por eso, afirma sin dudar que “a partir de 50 euros, o incluso de 30, un vino no va a ser significativamente mejor, sino que van a entrar en juego el prestigio, la marca, etc.”. Por eso, no nos hemos podido resistir a pedirle a él, "el comunicador que más ha hablado del vino de supermercado”, según sus propias palabras, trucos, pistas y consejos para acertar cuando uno quiere comprar un vino de menos de 20 euros.

Lo (ultra)barato es caro. Aunque Peñín asegure que hoy casi todo el vino es bueno, hay límites. “En mi opinión, si queremos asegurarnos de que el vino sea bueno, hay que gastarse más de 6 euros. Por debajo de esa cifra, comenzamos a jugárnosla”.

Si es blanco, que al menos tenga dos años; si es tinto, tres. Lo bueno de que la calidad de los vinos haya subido tanto es que ahora podemos encontrar tanto blancos y tintos con crianza a buen precio: “No siempre los vinos jóvenes van a ser más frescos y, además, en ellos pueden pesar demasiado aromas reminiscentes de la propia elaboración”, explica Peñín. Por eso, anima, dentro del margen de 20 euros, a elegir blancos con al menos dos años de crianza y tintos con al menos tres. 

Con estos consejos de Peñín, acertar con el vino es más fácil.

Con estos consejos de Peñín, acertar con el vino es más fácil. / Freepik

¿Lo hace una cooperativa? Mejor que mejor. Mirar la etiqueta suele ser un buen consejo no solo para elegir vino, sino cualquier otro producto. “Gira la botella y si ves que lo elabora una cooperativa en lugar de un gran grupo bodeguero, llévatelo a casa. La cooperativa siempre va a tener que hacer un mayor esfuerzo para lograr un buen vino y es casi seguro que será de más calidad”.

Aprovecha para comprar Jerez. “En los 35 años de existencia de la Guía Peñín, los vinos más valorados siempre han sido los de Jerez”. Para el veterano crítico, la apuesta jerezana por la producción masiva en los 70 y en los 80 abarató los precios que siguen siendo bajos mientras que la calidad es ahora mayor que nunca. Por eso, un fino o una manzanilla de menos 10 euros son excelentes vinos y sus versiones en rama tienen, en opinión de Peñín, “un traje distinto pero no son mejores”. Aunque cuesten el doble.

Leer la etiqueta siempre es buena idea.

Leer la etiqueta siempre es buena idea. / PxHere

Con las burbujas, conviene no escatimar. El caso opuesto al de Jerez es el del cava y el del ‘champagne’. Peñín recomienda nunca bajar de los 10 euros en el caso del espumoso catalán ni de los 20 en el del francés para no comprometer la calidad. Hay una razón de peso: su producción suele ser más cara que la del vino tranquilo. 

Aunque vengan de fuera y sean baratos… ¡también pueden ser buenos! “El otro día probé un vino de Sudáfrica de 12 euros y era de tanta calidad como uno español del mismo precio”, explica Peñín. Si nos encontramos referencias francesas, italianas o argentinas económicas en un lineal, no hay que desconfiar. “La revolución en la logística, en la que se ha avanzando tantísimo, hace posible esto”, resume el crítico.

No merece la pena jugársela con las marcas blancas. Que hay grandes bodegas que elaboran vinos para las marcas blancas de las grandes superficies es un secreto a voces. El precio, siempre más económico, puede hacer que más de uno se decante por ellos. Peñín no lo recomienda: “He probado muchos y puede decir tajantemente que, como mucho, son igual de buenos que los que elabora la bodega bajo su propia marca. Mejores no lo son nunca y peores, casi siempre”.