Gastronomías

4 Kilos Vinícola: la felicidad es una sobrasada de tres kilos, una ensaimada de melocotón y una botella de uva callet

Una bodega atípica que tiene al frente al enólogo Francesc Grimalt y a Sergio Caballero, artista multidisciplinar y codirector del Sónar

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Sergio Caballero y Francesc Grimalt, en la bodega 4 Kilos Vinícola, en Mallorca.

Sergio Caballero y Francesc Grimalt, en la bodega 4 Kilos Vinícola, en Mallorca. / Pau Arenós

Pau Arenós

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Sergio Caballero y Francesc Grimalt se ganan de inmediato al invitado con una modestia vacunada con humor: «Al entrar en la bodega, camina muy poco a poco». ¿Suelo resbaladizo, miedo a despertar a un peligroso durmiente? «¡Es que es muy pequeña y enseguida la cruzas!».

4 Kilos Vinícola, en Felanitx, singularísimo lugar con singularísimos dueños, defensores de variedades autóctonas de Mallorca. A Francesc Grimalt, Cesc, alguien le suelta: «El maestro de la callet». Se refiere a que es un rescatador de esa uva elegante como un pantalón de tela buena.

Una selección de botellas de 4 Kilos Vinícola.

Una selección de botellas de 4 Kilos Vinícola. / Pau Arenós

Grimalt es enólogo y fue uno de los motores de Ànima Negra, bodega que en 1994 ya inició el trabajo de restitución de lo propio, y Caballero es músico, cineasta y codirector del Sònar, de manera que el vino se adhiere a la materia artística que maneja.

Caballero es el responsable de «la comunicación» y de las particulares etiquetas, que atraen tanto como despistan porque son historias en sí mismas, al margen del contenido de la botella. O tal vez no.

'Camallot', quesos y sobrasadas en la bodega mallorquina 4 Kilos.

'Camallot', quesos y sobrasadas en la bodega mallorquina 4 Kilos. / Pau Arenós

El 4 Kilos 2018, callet, se presenta con una fotografía de Albarrán Cabrera y el 4 Kilos 2006, cabernet y callet, con un dibujo de Marcel Dzama y que, además, fue su vino inicial, el estreno, que vinificaron en el garaje de un amigo en depósitos abiertos de leche porque no tenían otra cosa y lo filtraron con embudos comprados en un bazar chino.

Forman una pareja profesional atípica en un espacio que también sale de la norma: 4 Kilos ocupa un antiguo corral de ovejas, que acogió cerdos y tantas pulgas que podrían haber establecido un circo. De vino de garaje a vino de establo: la cosa mejora en el acercamiento a lo natural.  

Grimalt odia las ovejas porque en casa tuvieron ovejas, aunque hay ovejas pastando en las viñas: «Sirven para la gestión del suelo, aunque es momentáneo porque la oveja pisa mucho y compacta la tierra». Señala alrededor: «Mallorca nació aquí hace 25 millones de años. La nuestra es una zona jurásica, con materiales duros». Es el 'call vermell', terreno con óxido férrico, que agranda las propiedades de la callet.

Francesc Grimalt, Quim Vila, Sergio Caballero y Siscu Martín, en Felanitx, Mallorca.

Francesc Grimalt, Quim Vila, Sergio Caballero y Siscu Martín, en Felanitx, Mallorca. / Pau Arenós

¿Qué pinta un jefe del Sónar en la tierra roja? «Me gusta pasarlo bien, comer bien. Aquí hay parte de naturaleza, parte social [colaboran con la fundación Esment con los vinos Gallinas & Focas]. Me dejo llevar por la intuición. Mi actitud es estar atento. No sigo las tendencias. Lo hago a mi manera, que agradará o no, pero es de verdad. Me inspira más una conversación en el mercado que Dostoyevski». Toma, escritor ruso.

El maestro de la callet y el jefe del Sónar se conocieron en Ànima Negra, cuando Caballero se apuntó a una vendimia y Grimalt sospechó de alguien que se ofrecía a currar gratis: «Pensó que era un espía». Cuatro 'kilos', en referencia a las pesetas, fue lo que cada socio aportó para comenzar la bodega.

La ensaimada de sobrasada y melocotón de Can Salem.

La ensaimada de sobrasada y melocotón de Can Salem. / Pau Arenós

En colaboración con Franc Aleu, Caballero se ha encargado del cártel y de la campaña del 17º Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas –el 23 de marzo, en Madrid, 135 dúos de catadores y una dotación económica de ¡50.000 euros!–, presentado en la bodega por los promotores del acontecimiento de vidrio y cristal: Quim Vila y Siscu Martí. 

Mañana de luz ruidosa en Felanitx y desayuno opíparo e inmejorable al aire libre con una mesa imperial en el patio para glosar la gastronomía artesana.

Cazuela de pulpo con cebolla preparada por una vecina; 'camallots' con el mosaico de carnes en el interior; sobrasadas de tres kilos con estallidos en naranja –piezas antiguas bien equilibradas con grasas que facilitan la perdurabilidad–, quesos menorquines, quebradizos y profundos; aceitunas rotas, el pan sin sal que desconcierta a los forasteros, hinojo marino, ensaimadas de Can Salem con sobrasada y melocotón y glorias como el 4 kilos 2013, callet y manto negro, y Grimalt Caballero 2010, callet y fogoneu. La felicidad es esto o algo que se le parece.

Sergio Caballero, con el cartel que ha diseñado para el premio de cata por parejas de Vila Viniteca.

Sergio Caballero, con el cartel que ha diseñado para el premio de cata por parejas de Vila Viniteca. / Pau Arenós

Caballero ha buscado el auxilio de la IA para el póster: «Es algo rompedor y diferente, una imagen futurista, un futuro extraño con personas vestidas como de Corea del Norte». Glups. Una pareja con múltiples brazos que alza copas Riedel en un lugar que sugiere un metro.

Partidario de la IA, «hay que saber trabajar con ella», desconfía de la raza humana: «Prefiero un árbol. El mundo vegetal es más interesante que, no sé, la trama Gürtel». Un momento apocalíptico de un artista con un potente y particular sentido del humor.

Tras la valla, las ovejas rondan la tierra franco-arcillosa sobre la que crece la callet y que Grimalt domará y perfilará y para la que Caballero pensará una etiqueta evocadora y desconcertante. 

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