A pie de viña

Una ruta por 10 bodegas para celebrar los 40 años de la DO Ribera del Duero

El consejo regulador de la denominación de origen castellana cumple cuatro décadas este 2002, y nosotros lo celebramos visitando 10 elaboradores emblemáticos

Vistas de las viñas de Bodegas Valduero desde su restaurante.

Vistas de las viñas de Bodegas Valduero desde su restaurante.

Ferran Imedio

Ferran Imedio

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La denominación de origen Ribera del Duero está de celebración. 40 años cumple el 21 de julio. Y lo hace en plena forma, pues la añada de 2021 acaba de ser calificada de "excelente" (otro motivo para un brindis por todo lo alto).

Así que, aprovechando tanta alegría y tanta felicidad, y tantas bodegas con tan buenos vinos (sus tintos con madera, ahora más ligeros, afrutados y elegantes, son una referencia en el panorama internacional), hemos visitado unas cuantas bodegas para ver en qué punto se encuentra la denominación de origen, que se mueve entre las propuestas más clásicas y las más audaces e intrépidas. Son estas.

El arte de Valduero es el museo de barricas usadas de Bodegas Valduero.

El arte de Valduero es el museo de barricas usadas de Bodegas Valduero. /

Bodegas Valduero (Gumiel de Mercado, Burgos)

Fundada en 1984 por las hermanas Yolanda y Carolina Viadero, junto con su padre, Gregorio, desde su nacimiento apostaron por crear solo vinos con paso por barrica, negándose a elaborar 'robles', ya que consideran que el tempranillo, variedad reina de la DO, da su mejor resultado en vinos de guarda. Yolanda es la enóloga, creativa y revolucionaria, y Carolina se encarga del desarrollo comercial e internacional. Ambas han logrado convertir esta 'boutique winery' en un referente más allá de la Ribera del Duero y de España.

Vista aérea de Bodegas Valduero, en la que se aprecia la entrada de tres túneles subterráneos donde reposan sus vinos y está su museo de arte hecho con antiguas barricas.

Vista aérea de Bodegas Valduero, en la que se aprecia la entrada de tres túneles subterráneos donde reposan sus vinos y está su museo de arte hecho con antiguas barricas. /

Y no solo por la extrema calidad de unos vinos ecológicos finos, elegantes, frescos, ligeros, redondos, que reposan en unos espectaculares túneles bajo tierra, que solo se elaboran cuando la añada es buena (en 2013 consideraron que no valía la pena hacerlos). También por iniciativas como su apuesta por el arte (montan un concurso para jóvenes que crean sus obras a partir de viejas barricas que se exponen luego en la bodega) y su membresía La Tenada, a través de la cual puedes comprar y personalizar una barrica, que da para 300 botellas (algunas caras conocidas han sido miembros de La Tenada, como Mark Knopfler, Plácido Domingo, Ken Follett, Mario Vargas Llosa...).

Sus barricas y las botellas firmadas por famosos varios se pueden ver durante la visita a la bodega, que puede acabar con una cata y una comida en su restaurante en la que no faltarán sus vinos (maravillosos Finca Arzaya, Una cepa, 6 años) y platos típicos de la zona como la morcilla de arroz, queso, sopa castellana, lechazo...


Valsotillo (Sotillo de la Ribera, Burgos)

También conocida como la bodega de Ismael Arroyo, su fundador. Es una de las históricas de la zona, y una de las siete fundadoras de la DO. Si quieres saber a qué sabe un 'ribera del Duero' de toda la vida, pero sobre todo si quieres saber cómo se hace un 'ribera del Duero' como hace decenios, esta es tu bodega. En su pueblo, Sotillo de la Ribera, tiene todas las viñas, que no riegan y trabajan ecológicamente, y unas cuevas laberínticas, mágicas, construidas en la edad media, donde reposan los vinos en las barricas y las botellas hasta que son comercializados. Están en el Cerro de San Jorge, donde hay más bodegas subterránes y más de 80 lagares que se usaron hasta los años 60 del siglo pasado para prensar la uva.

Los hijos de Ismael, Miguel Ángel y Ramón, siguen con la bodega, que exporta la mayoría de sus referencias al extranjero: un blanco elaborado con la variedad autóctona albillo, un rosado clarete tradicional de tempranillo, un tinto joven, otro tinto roble, un crianza reserva y un gran reserva.


Dominio del Águila (La Aguilera, Burgos)

Son muchos los que describen al enólogo Jorge Monzón como un artista de la viña y el vino. Y no les falta razón cuando uno le conoce en persona, escucha su filosofía de trabajo y descubre cómo elabora sus cada vez más afamadas y solicitadas botellas. La conclusión es que el futuro de la Ribera del Duero pasará, indefectiblemente, por tipos como este hombre que, con la complicidad de su mujer, la arquitecta Isabel Rodero Baños, puso en marcha su bodega en 2010, siendo un treintañero. Dieron a luz su primer vino en 2014 con la misma idea que hoy en día: hacer vinos de guarda como se hacía antiguamente pero en busca de algo más allá del placer inmediato de cada trago.

Para conseguir esa textura única y esas sensaciones que te hacen salivar después de cada trago, que se alarga y se alarga, Monzón apuesta por trabajar parcelas propias con viñas de 80-90 años, la gran mayoría de tempranillo, de las que solo usa el 30% de las uvas. Luego guarda el vino en una seis cuevas en La Aguilera, hasta que las convierte en joyas como el reserva Dominio del Águila, su elaboración más representativa, Pícaro del Águila (un clarete y un vino tinto envejecido cerca de 15 meses,) y Canta la Perdiz (un gran reserva de más de 40 meses en cubillos de roble).

Por cierto, esas bodegas bajo tierra son su laboratorio de I+D, pues allá experimenta con nuevas ideas hasta que considera que una es suficientemente buena como para salir al mercado. Así que siempre hay que estar atentos a este hombre que, antes de dedicarse en cuerpo y alma a su proyecto, había trabajado en bodegas de prestigio como Domaine de La Romanée-Conti, Grupo Vega Sicilia y Arzuaga-Navarro.


Uno de los rincones repletos de barricas de Bodegas Arzuaga Navarro.

Uno de los rincones repletos de barricas de Bodegas Arzuaga Navarro. /

Arzuaga Navarro (Quintanilla de Onésimo, Valladolid)

Cualquier ruta enoturísitica por Ribera del Duero debería tener como parada y fonda Bodegas Arzuaga Navarro, probablemente la que más visitantes recibe de toda la DO desde fue fundada en 1993. Incluso en días de vendimia te dejan meter la nariz por allí. No solo para ver sus viñas y su bodega, sino para muchas otras cosas. Por ejemplo, para comer, sea en su bar a pie de carretera, en su restaurante 'normal' o en Taller, su restaurante distinguido con una estrella Michelin, donde el chef juega con productos y recetas de la zona y de su país de origen, Perú.

Todo ello maridado con sus vinos, claro está, como el Crianza 2019 con tempranillo y un poco (6%) de cabernet, su clásico Reserva 2017, su Reserva Rspecial 2017 (tempranillo con un 5% de albillo cuya acidez, finura y notas florales le dan un toque más moderno) y su Gran Reserva 2015 (tempranillo con un 5% de cabernet y algo de merlot con 50 meses de barrica destinado a la guarda y a tomarlo solo en un sillón).

También para subir a la finca de la familia, 'La Planta', en el altiplano a pocos kilómetros de la bodega, donde tienen un huerto ecológico que abastece Taller, se pueden ver los ciervos, jabalís y muflones de su coto de caza y abrazar una espectacular encina milenaria. Y para dormir en su hotel, cuyo 'spa' a pie de viñas es, simplemente, sensacional.


La sala de fudres de Bodegas Balbás.

La sala de fudres de Bodegas Balbás. /

Bodegas Balbás (La Horra, Burgos)

Para historia de Ribera del Duero, nada mejor que Balbás, fundada ¡antes de la revolución francesa!. En 1777, concretamente. Siendo tan veterana, no era de extrañar que formara parte de las siete bodegas que pusieron en marcha el consejo regulador de la denominación de origen Ribera del Duero.

Dirige la bodega la séptima generación de la familia, que elabora vinos con uvas de viñas propias repartidas en cinco pueblos de la zona. Tantos años, tantos lustros, tantas décadas, tantos siglos, han dado como resultado un sello de identidad muy marcado: vinos tradicionales, con estructura y calidad, elaborados con tempranillo, que responden al perfil más clásico de la DO. Como los Crianza, Reserva y Gran Reserva de la casa, que también elabora un verdejo, un rosado y un tinto que ha pasado cinco meses en barrica de roble americano.

Otras cinco bodegas interesantes que deberías conocer son estas.

Como representantes de la Ribera del Duero histórica:

  • Bodega Tierra Aranda (Aranda de Duero, Burgos): Una de las bodegas fundadoras de la DO Ribera del Duero, histórica (fundada en 1962) y en permanente evolución. Elabora grandes vinos, con puntuaciones en los ránkings internacionales. Una cooperativa del siglo XXI.


  • San Roque de la Encina (Castrillo de la Vega, Burgos): Otra de las cooperativas fundadoras de la DO. Dirigida por las nietas de los fundadores, Luciana Calvo (enóloga), Ana Briongos (administración) y Guadalupe Ruiz (directora comercial), ha logrado que sus vinos (como los de la marca Monte Pinadillo) cosechen grandes críticas.


Como representantes de la Ribera del Duero intrépida:

  • Francisco Barona Viñedos (Pedrosa de Duero, Burgos): Francisco Barona es un viticultor que proviene de una familia de viticultores (lo fueron su bisabuelo, su abuelo y su padre). Con 25 años, en 2010, fundó su bodega. Viene pisando fuerte con elaboraciones singulares, auténticas y diferentes que nacen viñedos centenarios.


  • Carmelo Rodero (Pedrosa de Duero, Burgos): Un clásico de la zona fundado por Carmelo Rodero y que ahora dirigen sus hijas, Beatriz (enóloga, una de las más reconocidas de España) y María (directora comercial). Un ejemplo de bodega familiar que, sin perder su esencia, ha sabido adaptarse al paso del tiempo.


  • Félix Callejo (Sotillo de la Ribera, Burgos): Los hijos de Félix Callejo, José Félix, Noelia, Cristina y Beatriz, han tomado las riendas de esta bodega histórica abriendo una nueva etapa en la que blancos, rosados y tintos de nueva generación han dejado con la boca abierta a la crítica internacional.