Toma pan y moja

Las coctelerías también lloran

Es un sector nocturno por definición. No se puede beneficiar de las franjas de apertura permitidas, a menos que te apetezca un Negroni con una magdalena a las 9 de la mañana

BARCELONA 02 03 2018 ON BARCELONA RUTA POR LAS COCTELERIAS DONDE SIRVEN LOS  COCTELES MAS RAROS Y CURIOSOS CON MARC ALVAREZ Y DAVE ESPECIALISTAS EN COCTELES EN LA FOTO LA COCTELERIA DR STRAVINSKY  FOTO  ELISENDA PONS

BARCELONA 02 03 2018 ON BARCELONA RUTA POR LAS COCTELERIAS DONDE SIRVEN LOS COCTELES MAS RAROS Y CURIOSOS CON MARC ALVAREZ Y DAVE ESPECIALISTAS EN COCTELES EN LA FOTO LA COCTELERIA DR STRAVINSKY FOTO ELISENDA PONS / Elisenda Pons

Òscar Broc

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Las restricciones post-Reyes no han aflojado la soga de la hostelería. Si no eran pocas las cabezas que ya habían rodado hasta ahora en este sector en descomposición, mientras tecleo me asaltan visiones tan apocalípticas que la marcha de los Caminantes Blancos parece l’Aplec del Riure a su lado. Pero ya que estamos en modo lamento, permitidme que centre el foco y tenga un momento para las coctelerías: la especie, a mi modo de ver, en mayor peligro de extinción de toda esta escabechina.

Aunque hay coctelerías como Tándem o Ideal que abren al mediodía, el sector no puede sobrevivir a base de copas diurnas, eso lo sabe hasta un tonto. La coctelería es nocturna por definición y no se puede beneficiar de las franjas de apertura permitidas, a menos que te apetezca un Negroni con una magdalena a las 9 de la mañana. Después de casi un año de penurias, Antonio Naranjo, bartender de Dr. Stravinsky y Especiarium, me cuenta que abre a la hora de comer “para mantener vivo el espíritu”, poco más. Las coctelerías languidecen en silencio. Se nos van. 

Nostalgia en barra

En todas las tragedias siempre hay un olvidado. Se habla de los estragos de restaurantes y bares durante la pandemia, pero pocos lloran la coctelería (englobada erróneamente en el concepto español de bar, cuando tiene unos biorritmos muy diferentes). Imagino el futuro cercano y solo veo nostalgia de cuando fuimos una de las capitales mundiales del cóctel. Esos días parecen tan lejanos e irrecuperables… Porque las coctelerías no solo se están arruinando, sino que, cuando vuelva la cotidianidad Dios sabe cuándo, se enfrentarán a otro desafío: conseguir que el público recupere el entusiasmo por el ocio nocturno y los tragos de calidad. No nos olvidemos de ellas. 

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