Opinión | Sala de despiece

Pau Arenós

Coordinador del canal Cata Mayor

Pau Arenós

El engaño de la caña

¿Cuánto líquido cabe en una caña? Un misterio que ni los físicos ni los magos resuelven

Cerveza

Cerveza / periodico

Corte 1

A algunos especialistas cerveceros les desagrada la palabra espuma: dicen que se refiere al componente de los lavavajillas y los detergentes y a la reacción resultante del contacto de esa sustancia con el agua y la fricción, y que se multiplica más que los gremlins a medianoche después de una ducha. Prefieren el término crema.

Enseguida saltarán, con el muelle de las cajas de sorpresa, los cafeteros para protestar por el hurto semántico. Y los pasteleros. Y los laboratorios fabricantes de cosmética facial. Y…

¿Qué más da si la llaman espuma o crema? Lo importante es la contención a la hora de servirla.

Corte 2

¿Qué es una caña de cerveza? Dicho de otro modo: ¿cuánto líquido cabe en una? Un misterio que ni los físicos ni los magos resuelven.

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Pide una caña en tres sitios diferentes y la servirán con tres recipientes distintos y, por tanto, medidas. ¡Y precios! Porque la picaresca consiste en desear un pequeño trago con ese nombre estricto y aparecer, con un golpe seco en la barra, algo de mayor tamaño y precio.

La caña no es ni una copa ni una jarra ni una flauta ni una pinta ni un tanque. La caña quiere vaso y carrera rápida: 200 ml. Lo demás son trampas de tabernero felón para ganar algo más.

Corte 3

Antesala de placeres mayores, entretenimiento de adultos, brindis de urgencias.

Permite refrescarse mientras el cuerpo se prepara para la solemnidad de la botella de vino. O facilita acceder a otro chispazo aún con la ilusión del primer sorbo.

Porque en una caña el mejor trago es el primero. Aún mejor: el deseo de ese trago.

La caña es como un episodio de una serie de humor de 25 minutos: quieres más. Porque sigue fresca.