GUIAS ANTE COVID-19

Así hay que visitar una bodega tras el coronavirus (como si estuvieras en Ikea)

La bodega Huguet-Can Feixes.

La bodega Huguet-Can Feixes. / periodico

Juan Fernández

Juan Fernández

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El turismo de experiencias es una opción de ocio cada vez más demandada por quienes se sienten saturados de fórmulas trilladas y prefieren cambiar el tradicional ‘campo y playa’ por otras soluciones más creativas, como aprender nociones de enología en una bodega, ordeñar vacas en una granja escuela o descubrir los secretos de la arcilla en un centro alfarero. La mayoría de los establecimientos que brindan estas formas de esparcimiento se disponen a recuperar la actividad después de pasar tres meses cerrados por culpa del coronavirus, pero la visita a sus instalaciones no será igual que antes.

Se acabó compartir raciones en las citas gastronómicas, intercambiar herramientas con otros aprendices en los talleres de artesanía y usar manteles, cubiertos o copas que no sean desechables en las catas de vino. Tampoco se permitirá que un grupo de turistas cruce sus pasos con otro que haya entrado antes, sobre todo en los espacios cerrados. Las normas de higiene y distanciamiento social recomiendan que las visitas a estos centros sigan circuitos claramente delimitados desde la entrada hasta la salida para evitar aglomeraciones. Como si se tratara de una visita a un IKEA.

Estas sugerencias forman parte de la guía que ha elaborado el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) para prevenir que se produzcan indeseados contagios del coronavirus en bodegas, granjas y otras instalaciones comerciales o industriales de uso turístico, así como en lugares culturales, históricos y naturales. Se trata de que una experiencia lúdica no acabe convertida en una pesadilla con el covid19 de protagonista.

Que corra el aire

El distanciamiento es, junto a la mascarilla, el principal dogma de comportamiento en el mundo post-covid19. No se trata de ir por la vida con un metro midiendo el espacio que nos separa de los demás, pero todos nuestros usos habituales deberán adaptarse a esa holgura social. También las actividades turísticas, sobre todo las que se desarrollen en locales cerrados.

La mayoría de las recomendaciones que hace el ICTA para la reapertura de los centros con atracciones de ocio van orientadas a garantizar que los grupos de turistas no se aproximen entre sí más de lo conveniente. Para lograrlo, los talleres de artesanía, las catas de vino y las sesiones con explicaciones didácticas estarán sometidas a estrictos controles de aforo. Como norma general, se aconseja la cancelación de todas las actividades que impliquen contacto físico entre los visitantes.

Prohibido tocar

Las manos constituyen una de las principales vías de contagio del coronavirus. Por eso, en lo tocante a la manipulación de objetos, la norma de los nuevos tiempos es no agarrar nada que previamente haya podido estar en manos ajenas, aparte de la aplicación intensiva de geles hidroalcohólicos. En el caso de los centros que ofrecen experiencias de ocio interactivo, esta recomendación se traduce en la supresión de todos los elementos táctiles de uso compartido. Desaparecen los folletos y mapas del alcance del visitante, salvo que sean individuales y desechables, así como todos los equipamientos que no puedan ser desinfectados después de cada uso, como maquetas o tablones expositivos.

Llévate los auriculares de casa

Muchas visitas a sedes culturales, recintos arqueológicos o centros de interpretación histórica incluyen servicios de audioguía. En la nueva normalidad, lo recomendable es llevar los auriculares de casa para evitar que los oídos entren en contacto con instrumental que pueda haber sido utilizado previamente. En las degustaciones gastronómicas, los aperitivos o acompañamientos deberán servirse de forma individual y se evitará que las botellas estén al alcance de los visitantes. La cubertería y la vajilla deberá lavarse a más de 80º, o será desechable, pero en ningún caso podrá ser compartida por más de un usuario.

Siga la flecha

El diseño de las visitas a estos establecimientos, tanto las de carácter libre como las que cuentan con asistencia de guía, también cambia en la nueva etapa. La libertad de movimientos del pasado se sustituye ahora por un control estricto de los visitantes, que preferentemente deben seguir circuitos trazados y señalados por los propios centros.

Estos itinerarios persiguen evitar que distintos grupos de turistas compartan el mismo espacio. Siempre que sea posible, ordenarán el flujo de público desde la entrada hasta la salida en rutas de un único sentido. En las visitas guiadas, lo recomendable es que las paradas para las explicaciones o exhibiciones didácticas se hagan en espacios abiertos.

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