Los restaurantes de Pau Arenós

Restaurante Zaytun: la cocina espontánea y sin cartón de Juanan Vizcaíno

Un coqueto bistronómic en Sants, que ha evolucionado en un solo año hacia una cocina personal, con gracejo y unas pocas ataduras

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Ana María Soria, Juanan Vizcaíno y Agustín Baumbach, en Zaytun.

Ana María Soria, Juanan Vizcaíno y Agustín Baumbach, en Zaytun. / Manu Mitru

Pau Arenós

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Es ilusionante asistir al nacimiento de un cocinero y especular si formará crisálida y, algún día, explosionará con colores, estela y vuelo alto. Hace un año, Juanan Vizcaíno prendió la llama de Zaytun, en el barrio de Sants, que comenzó con un diálogo Jaén-Barcelona y, sin perder ese norte (y sur), ha liberado amarras y asciende. Zaytun significa aceituna en árabe.

Juanan suelta con la prudencia del recién llegado a las responsabilidades de jefe y 'decididor' único: «Todos mis ahorros están aquí. Quiero hacer ese concepto desfasado que llaman... cocina de autor».

Zaytun

Guadiana, 40. Barcelona

Tf: 604.848.954

Precio medio (sin vino): 35-40 €

Ha pasado por muchos restaurantes y ninguno le ha dejado una marca o flecha que señale un camino: «Hago la cocina que me había guardado». Escuchándolo, más bien, la cocina que no le dejaron hacer.

La pasta con ragú y navajas de Zaytun.

La pasta con ragú y navajas de Zaytun. / Manu Mitru

Propone algunos de sus clásicos, «clásicos en un año...», digo; vale, consolidados entre la clientela de Zaytun, como son el curri verde de careta de cerdo y el meloso de cordero adobado a la cazorleña. Y están buenos, claro que sí, pero los dos que se elevan son las «sugerencias del día» y responden a un acto directo e intuitivo, poco planificado y, por tanto, más natural.

A veces, dar muchas vueltas acartona el contenido y le resta ligereza y claridad, de manera que improvisar es un ejercicio saludable porque ejercita eso que la escuela bulliniana refiere como paladar mental.

La careta de curri verde de Zaytun.

La careta de curri verde de Zaytun. / Manu Mitru

Tanto el 'empedrat' de garbanzos a la llama con caballa y un jugo claro de hortalizas como la pasta con navajas fueron ideados tres días atrás y me sorprende la redondez de ambos, sobre todo, del segundo. Juanan tiene cabeza y está bien que arda.

Hay errores, como corresponde a un joven con 30 años. Por ejemplo, el morro de bacalao, con el puré jienense de patata 'rin-ran' y un pilpil serrano –así lo titula– a base de hueso de jamón, está sobrepasado de cloruro sódico. Las momias –el jamón y la pesca salada– se pisan al bailar juntas.

El meloso de cordero adobado a la cazorleña de Zaytun.

El meloso de cordero adobado a la cazorleña de Zaytun. / Manu Mitru

Tiene miga el cruasán de Triticum con una ensalada de col a la coreana y mejillones gallegos escabechados, «Francia, Centroeuropa, Corea y Galicia», dice Juanan, como si estuviera a los mandos de un avión «Perfil de bocata chulo», describe. Le encantan los sándwiches y marranea en secreto con uno de salmón, mayonesa y queso havarti. Los bocadillos merecen honores de carta.

La careta de cerdo a baja temperatura y frita y con un curri verde y miel de caña de Málaga (solo salsearía la mitad del plato) es crocante, pegajosa, dulce y picante.

El cordero marinado, deshilachado y enmoldado, con crema de espinacas y yogur, parte de dos tapas de la sierra de Cazorla: el choto en adobo y el 'popeye', según los recuerdos del padre, Juan Antonio.

El comedor y la barra del restaurante Zaytun.

El comedor y la barra del restaurante Zaytun. / Manu Mitru

Y hay una acidez que no estresa en la crema pastelera con jugo de calamansi (un cítrico), gel de lima y 'crumble' de coco.

Juanan ha manejado la cocina en solitario durante un año y acaba de fichar a Agustín Baumbach, con el que estuvo en The Alchemix, lo que es un desahogo. Juanan en la barra, convertida en partida para el pase, y Agustín, dentro.

Si bien la «estrella» –el cocinero usa la palabra– es Ana María Soria, la madre, responsable de la sala: «No hay problema: la madre obedece al hijo. Muy contenta de la experiencia. Siempre he trabajado de cara al público». La familia Vizcaíno-Soria se dedica a los muebles. El padre de la jefa fue ebanista en Barcelona.

La entrada del restaurante Zaytun.

La entrada del restaurante Zaytun. / Manu Mitru

Carta con 50 vinos, según la asesoría de Óscar Soneira, que salen de lo común, previsible y olvidable de tantas tristes colecciones. Destaco los raros y atractivos: la uva verdoncho de Las Trinitarias 2023 y la cariñena bajo velo de Andròmina 2024. Aplaudo que haya un número destacable a copas.

Remato la crónica con la pasta, 'puntalette' o piñones, con un ragú de presa de cerdo ibérico y, encima, unas navajas recién abiertas. Temo, al comer, que lo de abajo devore lo de arriba, que guarda la estructura y retiene un punto salino. La combinación merece indulto y continuidad.

Hablo a Juanan de la cocina espontánea y responde: «Me representa».

El equipo

Ana María Soria y Agustín Baumbach.

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