Gastronomía asequible

Barcelona buena y barata: B de Bocata, mucho más que bocadillos

Aquí no solo hacen bocadillos planchados de alta gama sino que dan una oportunidad laboral a personas en riesgo de exclusión social

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Estos son los mejores bocadillos de Barcelona

Borja Poal, con dos de los bocadillos de B de Bocata.

Borja Poal, con dos de los bocadillos de B de Bocata. / Òscar Gómez

Òscar Gómez

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Borja Poal tiene 26 años, una mirada risueña y unos bocatas de escándalo. La suya es una aventura entre panes, una apuesta por la vida, que dicho así suena muy solemne pero que, en esencia, se resume en hacer bocadillos planchados de alta gama y convertir B de Bocata en una oportunidad laboral para personas en riesgo de exclusión social

“A veces tardamos más de un año en desarrollar completamente la receta de un bocadillo, es un trabajo de perfeccionismo, y toma tiempo. Con el de rosbif con salsa Café de París, tardé un año y medio: tuvimos que encontrar la manera de que la salsa no ‘moje’ el pan, jugando con el contenido en almidón y variables de este estilo en esta salsa de mantequilla. Desde la idea hasta la plancha puede pasar mucho tiempo”, cuenta Borja.

B de Bocata

La Granada del Penedès, 21

Tf: 610.530.121

Instagram: @b.de.bocata

Romántico (rosbif con salsa Café París): 14,9 €

Rockefeller (pollo): 11,9 €

Patatas confitadas: 3,5 €

Y se nota, porque al rosbif (que traen desde Tolosa) le sienta de maravilla esta salsa de mantequilla especiada, perfumada, refinada y muchas otras hipérboles bien merecidas. La salsa Café de París es un clásico que cuando está bien elaborado y se pone en un bocata, lo convierte en sideral. A este entrepán lo llaman Romántico, supongo que porque es un amor.

Los bocadillos de B de Bocata son todos planchados, con ese milímetro de piel crujiente y ligeramente tostada que hace la vida mejor: muerdes y crujen, los aprietas y liberan el contenido jugoso, lo normal es que te asome la sonrisa porque ya se ve claro lo que va a llegar, y durante unos segundos, la vida es razonablemente mejor. 'Todo lo que te encanta, entre dos panes' es el eslogan de la casa. Te lo dicen a la cara. ¡Pam!

B de Bocata ocupa un local sencillo en la calle de La Granada del Penedès.

B de Bocata ocupa un local sencillo en la calle de La Granada del Penedès. / Òscar Gómez

El suyo es un local sencillo, de estética desnuda, azul y metálica. Hay una enorme vitrina central atiborrada de ingredientes y salsas, todo está a la vista y desde que pides el bocata puedes seguir con la mirada la ruta del mordisco que se viene. “Tenemos las elaboraciones listas, los guisos, las carnes rustidas, las salsas. Las elaboramos nosotros, todo nos lo hacemos nosotros. Bueno, el rosbif no, nos lo traen elaborado desde Tolosa. Pero lo demás todo es guisado, rustido y cocinado en casa”.

Pides, rellenan, salsean y planchan. Y lo hacen con alegría y una sonrisa, porque esta es otra de las claves de esta casa: hay una calidez que contagia, están currando, pero creo que -a ver, digo yo que habrá días- es que tienen ganas de currar.

Cuando junto a Berta Argente, su socia, decidieron abrir B de Bocata tenían claro que además de ganarse la vida, también querían tener impacto: “Pero no impacto del ego, ni del de las reuniones de 'marketing'. Queríamos tener impacto social, queríamos ser también una herramienta que pudiera ayudar a personas con necesidad profesional”.

Por eso su plantilla es un mosaico de diversidad social: mayores de 50 años con problemas para encontrar trabajo, mujeres maltratadas que han tenido que resetear la vida, personas que fueron toxicómanas y algún empleado rehaciendo el camino tras pasar por prisión.

El equipo al completo de B de Bocata.

El equipo al completo de B de Bocata. / El Periódico

Créeme lo que te digo: no sabía nada antes de entrar y la bienvenida, la simpatía y la calidez con que dan los buenos días es es-pec-ta-cu-lar. Otra cosa espectacular son sus patatas. Confitadas con laurel, cortadas en gajos, con piel, son tan tiernos que pierden la estructura cuando colisionan entre ellos. Son receta ‘de la yaya’, inspiradas en Milagros, la abuela de Borja. Tan buenas como los bocatas, o más. 

Detalle del bocadillo Capitán de B de Bocata, con gamba y bogavante.

Detalle del bocadillo Capitán de B de Bocata, con gamba y bogavante. / Òscar Gómez

Diversión con el bocadillo Capitán: una especie de cóctel de gamba de alta gama (es un bocadillo frío) con gamba roja y carne de bogavante. La esencia crustácea de la cabeza de la gamba termina integrada en la mayonesa que acompaña el bocado junto con crujientes verduras. Mordiscos ideales para el verano, frescos, sabrosos y con un punto original.

Para los clásicos, el Rockefeller, un bocata de pollo empanado por todo lo alto: especiado, con salsa de queso azul y trufa. Potencia, gas a fondo e intensidad palatal. Ideal para paladares con ganas de marcha, repetimos: queso azul y trufa. No va más. 

Para el momento dulce, pastel de queso del tipo La Viña, casero -por supuesto-, intenso, con un punto de cremosidad terrosa y en las antípodas del omnipresente 'cheese cake' que asola nuestra ciudad. Buen café, buen rollito y mucha buena onda. “Tenemos claro que lo primero es hacer buenos bocadillos, que la empresa se sostenga, pero también apostamos por la gente. Y de momento, no nos va mal”.