Restaurante emblemático

El Merendero de la Mari: cocina de saga familiar con vistas al Port Vell

El establecimiento lleva más de tres décadas de éxito practicando cocina marinera clásica, honesta y reconocible

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Rosa María Ribera y Jorge Coloma, junto a su hijo y chef, Guillermo Coloma, dueños del restaurante El Merendero de la Mari.

Rosa María Ribera y Jorge Coloma, junto a su hijo y chef, Guillermo Coloma, dueños del restaurante El Merendero de la Mari. / Manu Mitru

Laia Zieger

Laia Zieger

Barcelona
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Cuántas veces habrás pasado por delante. Cuántas veces habrás pensado: “Otro restaurante para turistas”. Y cuán equivocado estabas. Porque El Merendero de la Mari (plaza de Pau Vila, 1), ese local con terraza asomada al Port Vell, no es un restaurante más. Ni un 'atrapaguiris'. Es una institución barcelonesa. Un superviviente de los de verdad, de los que han capeado modas, pandemias, crisis y hasta obras interminables. ¿Su fórmula? Cocina marinera clásica, honesta, reconocible, con el arroz como bandera.

Pero aquí no se trata solo de carta. Lo que da sentido a El Merendero es la historia que lo sostiene, con nombres propios: Rosa María Ribera Vellvé y Jorge Coloma, matrimonio, socios y memoria viva del lugar. Rosa María, 63 años, “nacida jefa de El Merendero de la Mari”, como dice Jorge con media sonrisa, es hija de la Mari original. Y cuarta generación de una saga de restauradores de la Barceloneta.

Dos clientes, en El Merendero de la Mari.

Dos clientes, atendidos en El Merendero de la Mari. / Manu Mitru

Todo empezó con su bisabuela, en los años 20, vendiendo pan con chocolate a los bañistas desde una tabla de madera sobre la arena. Luego vinieron los mejillones, los escabeches… y una empresa familiar nacida cuando las mujeres, sencillamente, no emprendían. Después fundaron L'Esport, uno de los primeros merenderos de la Barceloneta. Tuvieron que cerrarlo por la guerra, pero tras el conflicto lo reabrieron.

De chiringuito playero al Palau de Mar

Ya en la tercera generación, Mari -la madre de Rosa María- levantó Cal Pinxo y, en 1988, abrió El Merendero de la Mari en la playa de Sant Miquel. Un chiringuito con alma que, con la llegada de los Juegos Olímpicos, se trasladó al Palau de Mar. Y ahí sigue desde 1994, en un local con salón luminoso y terraza que da gusto todo el año.

La fideuá de bogavante de El Merendero de la Mari.

La fideuá de bogavante de El Merendero de la Mari. / Manu Mitru

“Mi padre tenía claro que cada hijo debía tener su restaurante”, recuerda Rosa María. Ella se quedó con el original. Y aunque aquel local de playa fue demolido por la ley de Costas, el espíritu se mudó intacto a este rincón privilegiado del Port Vell.

Un oficio de siempre

Hoy, Jorge y Rosa María siguen al pie del cañón junto a sus hijos Jordi y Guillermo Coloma, en el obrador de repostería y jefe de cocina, respectivamente, que son ya la quinta generación de restauradores de la familia. Pareja desde los 15 años, vecinos de siempre del barrio -aunque se mudaron cuando la Barceloneta empezó a perder la calma-, no conciben un día sin pisar el local. “Mi madre decía: si no vienes, no trabajas”, resume Rosa. Un lema de vida.

La sala de El Merendero de la Mari.

La sala de El Merendero de la Mari. / Manu Mitru

Eso sí, admiten que la última etapa ha sido la más dura: pandemia, obras, inflación, cambios en el turismo y en los hábitos de consumo. Pero no han bajado los brazos. “El problema no es el turismo. El problema es hacerlo mal. Nosotros siempre lo hemos hecho igual de bien, y todos son bienvenidos”, defiende Jorge.

Y eso lo saben los clientes fieles. “Tenemos una familia de Tàrrega que viene cada sábado desde hace años. Una pareja mayor para la que trituramos todo. Si un niño quiere macarrones, se los hacemos. Aquí, quien viene, vuelve. Somos un restaurante familiar. Y eso se nota”, apunta Jorge.

Las recetas de siempre

Las recetas siguen siendo las de siempre. Las bases de las paellas son las de la abuela. No se ha tocado nada. Producto fresco, obrador propio para los postres y una cocina a la vista. De hecho, fueron de los primeros en comprar en Mercabarna.

El rape a la Mari y la fideuá de El Merendero de la Mari.

El rape a la Mari y la fideuá de El Merendero de la Mari. / Manu Mitru

¿Los platos estrella? Muchos. El lenguado a la naranja, la fideuá, el arroz de marisco, el rape a la Mari, la zarzuela, las almejas marineras, las fritadas… y atención a joyas menos conocidas como la 'paella del Nen' (un arroz pelado en honor a Jordi Coloma hijo) o los espectaculares macarrones de la Mari, receta secreta heredada de Josep Maria Freixa, padre de Ramon Freixa. Solo se sirven de martes a viernes, y son puro mimo. Han ampliado carta con propuestas como el arroz de 'espardenyes' o el de verduras. Nada exótico. Nada forzado. Cocina mediterránea con raíces.

Clientela 'de luxe'

Como todo clásico barcelonés, también tienen anecdotario VIP. De Jaume Plensa, que les animaba en plena pandemia a no rendirse, a políticos como José María Aznar, Pasqual Maragall, la infanta Cristina o actores como Maribel Verdú e Imanol Arias. Pero aquí el valor no es a quién sirves, sino cómo lo haces. “Sin secretos: producto fresco, respeto por la tradición y hacerlo todo con cariño”, sentencia Rosa María.

Y así, sin aspavientos, llevan más de 100 años haciendo bien lo de siempre. Y lo que les queda.

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