En el centro de Barcelona

La familia gurmet que no tenía "ni idea" de restauración y lo clava con Ares

Miquel Àngel Fort, su pareja, Asun Ariño, y la hija de esta, Gemma Blanco, abren, en tiempo récord y sin conocimientos previos, un buen restaurante de cocina mediterránea con toques franceses y ya preparan otro de "tapeo fino"

Grace: el restaurante que ha montado una abogada laboralista con sus platos favoritos

Los mejores restaurantes a una calle (o menos) del paseo de Gràcia (1)

Asun Ariño y su hija, Gemma Blanco, dueñas del restaurante Ares, junto al director del restaurante, Gerard Sucarrats, y el chef Enrique Bendito.

Asun Ariño y su hija, Gemma Blanco, dueñas del restaurante Ares, junto al director del restaurante, Gerard Sucarrats, y el chef Enrique Bendito. / Ferran Nadeu

Ferran Imedio

Ferran Imedio

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A veces, la valentía, acaso la inconsciencia, puede convertirse en un motor muy poderoso a la hora de moverse por la vida. Y de eso va sobrada la familia compuesta por Miquel Àngel Fort, Asun Ariño y la hija de esta, Gemma Blanco. Los tres se han embarcado, sin más conocimientos que su buen paladar, en la aventura de abrir un par de restaurantes. El primero, en diciembre de 2024, llamado Ares y consagrado a la gastronomía mediterránea con un claro acento francés; el segundo, que llegará antes de verano, dedicado al "tapeo fino".

"Nos ha enganchado este negocio", explica ilusionada Ariño, que estudió Magisterio, trabajaba en la universidad como funcionaria y tras emparejarse con Fort entró a trabajar en su empresa de construcción de gasolineras. Su hija tampoco tiene nada que ver con el mundo de la restauración; este año se gradúa en Dirección y Administración de Empresas. Fort siempre ha sido gurmet, lleva visitando restaurantes desde que tiene 14 años por cuestiones de trabajo y tiene el extraño -y envidiable- don de estar paseando por Budapest, por ejemplo, y acertar con el sitio donde va a comer con solo echarle un vistazo por fuera, sin consultar la carta.

Ares

Rambla de Catalunya, 29

Tf: 93.280.36.61

Precio medio (sin vino): 50 €

Si sorprende su currículo a la hora de meterse en un sector tan complicado, más epatante es la velocidad a la que lo han hecho. El año pasado decidieron que abrirían su propio restaurante y en verano fueron a París a coger "ideas". "Vimos sitios donde comer bien, sin sofisticaciones, tranquilos, donde no se escucha la conversación de la mesa vecina, y con un servicio de calidad". Eso era lo que querían hacer en Barcelona.

Así que en septiembre buscaron local, al cabo de poco lo encontraron (una antigua zapatería "que era un rectángulo vacío sin tomas de agua"), hicieron las obras con la diligencia habitual de Fort, lo decoraron con el buen gusto de Ariño, ficharon en noviembre al chef, hicieron las pruebas de la carta en casa porque no tenían cocina en el establecimiento, y abrieron a final de año. De récord. De locos.

La barra preside la sala del restaurante Ares.

La barra preside la sala del restaurante Ares. / Ferran Nadeu

Resultado: un lugar elegante donde se cuida mucho un producto que Enrique Bendito, de 31 años, sabe tratar con respeto y habilidad gracias a la experiencia acumulada en Casa Paloma, Monocrom, Gaig, Agreste, Prodigi... "Tengo carta blanca para ir evolucionando", comenta el chef, que juega con platos del país vecino como la bullabesa, el lenguado 'a la meunière', el solomillo Rossini con 'foie' 'poëlé' y milhojas de patatas... Te lleva a Francia, sí, pero no es un restaurante francés. Y eso que es uno de los pocos de Barcelona que es embajador de la ‘maison’ de champán Bollinger.

La bullabesa del restaurante Ares.

La bullabesa del restaurante Ares. / El Periódico

"¿Kamikazes? Bastante; somos muy 'echaos p'alante", admite Ariño. "No teníamos ni idea de montar un restaurante pero con ganas, capacidad y alguien que te acompaña, aprendes y puedes hacerlo. Si no, tu vida es rutina, monotonía. La pausa no va con nosotros. ¡Tenemos mucha energía!". Con la que les sobró tras abrir Ares, están preparando para antes de verano "algo más informal, donde igual habrá albóndigas que frituras".

Esta "silla de tres patas" que forma esta familia tiene una fe inquebrantable en todo lo que hace. "Siempre que trabajamos juntos en equipo salimos adelante", recuerda Blanco, que empezó organizando los recursos humanos de Ares y, tras delegar el día a día en Gerard Sucarrats, dirige las redes sociales, el marketing y la comunicación. Su madre lo tiene claro: "Su modernidad conecta con nuestro clasicismo, son compatibles".

Ahora sueñan con "abrir más Ares". Habrá que estar muy atentos porque son capaces de inaugurar unos cuantos en el tiempo que los demás tardamos en parpadear.

Suscríbete para seguir leyendo