Comer por menos de 15 €

Menú del día: L'Antic Magatzem, más vale tarde que nunca

Sitios como este, en el barrio de Sant Antoni, son los fundamentos de la ciudad; y hay que abrazarlos y mimarlos porque, con ellos, hay Barcelona para rato

Menús de mediodía: los mejores restaurantes de Barcelona para comer por menos de 15 €

Barcelona buena y barata: 8 sitios donde gastar poco y disfrutar mucho

'Faves' a la catalana del restaurante L'Antic Magatzem.

'Faves' a la catalana del restaurante L'Antic Magatzem. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Me veo obligado a empezar esta crónica pidiendo disculpas. Desde el momento en el que crucé el umbral de este lugar y tomé asiento me eché rápidamente las manos a la cabeza. Pero, ¿qué había hecho todo este tiempo? ¿Por qué esta falta de atención? ¿Cómo puedo preciarme de saber de menús del día si ni siquiera conocía L'Antic Magatzem? Sinceramente, ahora mismo debería dejar de escribir estas líneas y presentar mi dimisión irrevocable e inmediata, porque lo mío es imperdonable.

La entrada del restaurante L'Antic Magatzem.

La entrada del restaurante L'Antic Magatzem. / Alberto García Moyano

Por suerte, debo agradecer a tres personas el haber visitado este local del barrio de Sant Antoni y, dicho sea de paso, poder escribir estas líneas de reconocimiento y gratitud. En primer lugar, a Júlia Jové, quien hace ya un tiempo me puso sobre la pista y, haciendo gala de su buen gusto habitual, me recomendó que viniera; en segundo lugar a Juan (de la Boke), asiduo del lugar y reciente inductor a la visita; y en último a Jordi (Kuko), quien me acompañó a este mi bautizo un precioso jueves post cadena de borrascas.

L'Antic Magatzem

Aldana, 8. Barcelona

Tf: 93.441.55.61

Precio: 14,90 €

Firme defensor que soy en general del mantel de papel en el menú del día, ni que decir tiene que eso no supone excluir al de tela. Y menos cuando entras en L'Antic Magatzem, donde el local en el que se halla, con ese suelo, sus paredes y el techo de vigas de madera a la vista, piden a gritos que la mesa quede bien vestida. Y eso hacen en esta casa. Tanto que se me cayó la baba al poco de tomar asiento.

La sala del del restaurante L'Antic Magatzem.

La sala del del restaurante L'Antic Magatzem. / Alberto García Moyano

Siete opciones de primero y otras tantas de segundo, con un par con suplemento diría que bien justificado. Sobre las opciones sin suplemento (para respetar el límite autoimpuesto de esta sección), ambos comensales convinimos que difícilmente había nada descartable de primeras, así que cada uno fue haciendo sus propias eliminatorias mentales y llegamos a la conclusión que una escudella 'barrejada' (Jordi) y unas 'faves' a la catalana (servidora de ustedes) eran los elegidos.

Se quedaron como finalistas el potaje de garbanzos o el flan de cangrejo, que esencialmente habrá que probar en una -espero- próxima y pronta visita, pero qué bien encontrar habas sumergidas pero en sabroso caldo y no en agua-con-cosas; y bien de butifarra negra y jamón. ¡Vivan las habas y viva la primavera!

La paella del restaurante L'Antic Magatzem.

La paella del restaurante L'Antic Magatzem. / Alberto García Moyano

En este lugar se da el curioso fenómeno de que la paella del jueves viene de segundo. Además, la paella viene hecha para uno y es (i) tremendamente sabrosa y (ii) abundante como pocas. Cómo me recuerda a la de Cal Taribó, en Igualada. Qué gozada es comerte algo que te está encantando y que a su vez te recuerde a otro lugar en el que también te lo pasaste como un enano, porque disfrutas al cuadrado. Mi compañero de mesa y mantel tiró hacia la caldereta de cordero, que tuve que (p)robar reiteradamente como el que se frota los ojos para saber si todo esto que estaba pasando era un sueño o qué narices era.

La torrija del restaurante L'Antic Magatzem.

La torrija del restaurante L'Antic Magatzem. / Alberto García Moyano

La guinda con la que dejaremos esta entrega enmarcada en la mismísima Semana Santa es la torrija. Que es un postre con el que nos llegan incluso a agobiar de tanto sacarla en medios y redes durante estas semanas, desde luego, pero que quiero ensalzar en esta ocasión por el mero hecho de encontrarla en un menú del día y, además, tan esponjosa y sabrosa.

Creo que nunca van a ser suficientes las disculpas que pida por haber tardado la friolera de 43 años en visitar L'Antic Magatzem. Si alguien que lea estas líneas y está cometiendo mi mismo error, que vaya y le ponga remedio, porque sitios como este son los fundamentos de la ciudad; y hay que abrazarlos y mimarlos porque, con ellos, hay Barcelona para rato.