Comer por menos de 15 €

Menú del día: San Fermín (o cómo Teresina sigue mandando en el Eixample)

En este establecimiento de L'Antiga Esquerra de l’Eixample sirven una de las mejores paellas 'menuseras' de la ciudad

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La paella del menú del día de Bar San Fermín.

La paella del menú del día de Bar San Fermín. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Una vez tuve un blog (el blog sigue, pero me refiero a blog en activo) con una sección denominada 'Paella hunters' que, de alguna manera, fue el germen de estos menús del día que voy publicando por aquí. En ella básicamente me dedicaba a ir probando paellas de jueves en cualquier menú del día que se pusiese a tiro. Examinando archivos, sucede que la última entrada del blog coincide con mi primera visita al San Fermín, allá en 2014, por recomendación de mi queridísimo Shawn. Mucho ha llovido desde entonces.

Bar San Fermín

València, 215. Barcelona

Tf: 93.453.75.86

Precio: 14,50 €

Algunas visitas (no muchas, siento decir), una pequeña reforma en el local, su posterior expansión, absorbiendo el local de al lado y, finalmente, la inflación. De 9,90 € que me costó el menú en esa primera visita a los 14,50 € actuales. Qué complicado es, hoy en día, encontrar menús por menos de 14 o 15 €; y qué complicado para los establecimientos mantener el equilibrio con el escandallo sin irse de madre con los precios finales. Si veo en riesgo el menú del día no será ni por los hábitos de la gente ni por otras predicciones astrales que se leen por ahí: será porque no hay dinero en el bolsillo para sostenerlo.

La entrada de Bar San Fermín.

La entrada de Bar San Fermín. / Alberto García Moyano

Ahora bien, en esta casa hay muchas cosas que no han cambiado y que deben celebrarse cada día como al que le toca la lotería. La primera es el trato porque, a pesar de estar siempre lleno e incluso con cola en la puerta, te siguen transmitiendo ese “bienvenido a casa” que tan necesario es. Otra es que siguen dando de comer fenomenalmente, cosa que luego ya desarrollaré un pelín más. Y, la última en orden pero no en importancia, tener a Teresa (no tengo la confianza para llamarle Teresina, que es como se la conoce), la jefa de la casa, de arriba para abajo, con su delantal puesto (y no de adorno) ocupándose de cuidar bien a cualquiera con quien se cruce, sea en la sala sea en cocina.

Toca desarrollar lo de la comida, cómo no. Ni que decir tiene que, tras todos estos años sin ir, volví a ir en jueves (en realidad fue casual, pero lo negaré si me lo preguntan), por lo que tocaba, indiscutiblemente, paella. Debo decir que ya hace más de 10 años me pareció una de las mejores paellas 'menuseras' de la ciudad y me place inmensamente constatar que actualmente sigue siéndola. Ese grano de arroz, esa sepia bien cocinada, ese 'fumet', la presencia de bichos bien sabrosos y esa gracia que tienen en la casa. Es que poco -o, de hecho, nada- más le puedes pedir. 

El churrasco con chimichurri del menú del día de Bar San Fermín.

El churrasco con chimichurri del menú del día de Bar San Fermín. / Alberto García Moyano

Lo que recuerdo menos de aquella época paellera es cómo eran los segundos platos pero, catado lo que se cató, qué más da, porque lo importante es que salen de cocina cosas bien paridas. No paré de echarle el ojo al codillo, a la dorada o a los boquerones, pero me quedé con otra gran elección: el churrasco con chimichurri. Qué complicado es que te pongan churrasco y no acabes comiendo suela de zapato, ¿verdad? Pues en el San Fermín sale tierno, y el chimichurri, que da para mucho, pedía otra ración más de patatas (por pedir, que no quede). Si no el espacio-tiempo no os permite ir a Can Toni a probar su excelente churrasco, en el San Fermín siempre tendréis consuelo. 

El 'mel i mató' del menú del día de Bar San Fermín.

El 'mel i mató' del menú del día de Bar San Fermín. / Alberto García Moyano

El remate: 'mel i mató'. Un postre que no necesita presentación porque habla por sí solo. La guinda del pastel. Cuando en un menú se acierta de inicio a fin hay que decirlo. Y mucho me temo que cualquiera de las combinaciones posibles de la pizarra me hubiese llevado a similar desenlace. Felicidad 360º.

No entiendo, de veras, el porqué de haber tardado tranquilamente ocho años en volver. No había trauma que superar. No hubo nunca una mala experiencia. Ni siquiera era una cuestión geográfica, porque la zona la he visitado con cierta frecuencia. Simplemente lo dejé aparcado, sin más. Y cómo me alegro de que esta entrada sirva para recordar que en el L'Antiga Esquerra de l’Eixample aún manda Teresina y que el San Fermín hay visitarlo mucho más. 'Gora'!