Comer por menos de 15 €
Menú del día: Bodega 1940, un espacio seguro en Sants (y buena fritura)
Sentarte en una de sus mesas produce ese sentimiento de tranquilidad y comodidad adicional que los días intensos requieren
Menú del día: Bar Restaurant Luna, desafiando a la Gran Via
Menú del día: Urretxu, un viaje al País Vasco

El lomo rebozado con patatas de Bodega 1940. / Alberto García Moyano


Alberto García Moyano
Alberto García MoyanoAbogado. Responsable del blog 'En Ocasiones Veo Bares'. Interesado en la conservación de bares y bodegas desde 2011. Enamorado de la cocina de menú del día, del desayuno cocinado y todo aquello que se le asemeje. Bodega Montferry (2013), Bodega Carol (2015) y Sants es Crema (2017).
Antes de nada, debo decir que la semana previa a escribir estas líneas ha sido, desde varios puntos de vista, bastante intensa (por no decir triste, que es más bien el sentimiento predominante). De una parte, el domingo pasado asistí al último servicio del Bar Bruxas, una de esas perlas que aún albergaba el barrio del Poblenou, para despedirnos de sus excelentes guisos y sus legendarias patatas fritas, que durante 20 años han ido despegando desde la cocina, causando felicidad cada vez que aterrizaban en las mesas de los comensales.
Es una pérdida de valor incalculable. Por la comida, por el cariño de la familia que ha estado al frente todos estos años y, efectivamente, porque el barrio ha perdido uno de los poquísimos lugares exentos de tostadas de aguacate y otras uniformizaciones gastronómicas equivalentes. Y, claro, eso duele. Y me temo que aún más dolerá cuando lo vayamos recordando con el paso del tiempo y el Poblenou haya completado definitivamente su transformación (en lo que sea que se esté transformando).
Bodega 1940
Panissars, 30. Barcelona
Tf: 611.199.752
Precio: 14,50 €
Hablando de dolor y recuerdo, el pasado martes se cumplía el primer aniversario del injustísimo fallecimiento de Pep ‘Fury’ Forés, amigo desde ni sé y alma de la Bodega Carol entre 2015 y 2024. Por mucho que pase el tiempo, a uno le cuesta hacerse a la idea de que estos días no esté poniendo buena música y queriendo a todos y cada uno de los clientes que cruzaban el umbral de la bodega.

Los garbanzos a la marinera de Bodega 1940. / Alberto García Moyano
Se avecinaba, para conmemorar este primer año en su ausencia, un encuentro en la bodega. Con él pero sin él aunque, tras el evento, nos dimos cuenta que fue al revés: sin él pero con él. Porque Pep nunca dejará de estar presente.
Ante la inminencia de esta última reunión, y lo duro de ir haciendo los correspondientes preparativos, uno busca eso que, de un tiempo a esta parte —y muy acertadamente—, se denominan espacios seguros. En mi caso, ahora que ya no tengo tan a mano el Bar Estadio, en este tipo de situaciones, acudo a la Bodega 1940.

El arroz de los jueves de Bodega 1940. / Alberto García Moyano
Quizá sea porque está regentado por un muy buen amigo de Pep, Kike; o quizá porque lo haga en compañía de Dani, que cocina con muchísima finura y toca tanto cocina tradicional “de aquí” como cocina peruana, altísimamente recomendable. Sea como fuere, sentarte en una de las mesas de la Bodega 1940 me produce ese sentimiento de tranquilidad y comodidad adicional que los días intensos requieren.
En esta casa te ponen las cosas bastante fáciles. Seis opciones de primero y seis de segundo. Si quieres introducir algunos de sus platos de carta, hay un razonable suplemento. Si no, te quedas con los 14,50 € del menú que son bien completos.

La entrada de la Bodega 1940, en Sants. / Alberto García Moyano
Si, además, no podéis acercaros al gluten, diríase que la mayoría de las opciones no lo contiene. Es variado en todos los aspectos: si quieres ir suave, pues suave; si es que quieres apretar más, 'avanti'. Pero siempre en condiciones y con finura. De todas mis recientes visitas, puedo decir que he comido garbanzos a la marinera bien ricos, también lentejas o una nada desdeñable paella los jueves.
Con los segundos haced lo que queráis (faltaba más), pero el gozo de encontrar frituras finísimas en un menú del día es siempre motivo de alegría. Y si el plato viene acompañado de patatas panadera, cazadlo al vuelo, porque de esta clase ‘patatística’ pocas mejores se encuentran por ahí (y ya no digo en un menú del día). Puede ser carne o pescado, tanto lomo rebozado como boquerones fritos o merluza en tempura. Y todo muy bien presentado, con Kike sirviéndolo y procurando que no te falte de nada.
Para rematar con el postre hay siempre cuatro opciones. Y diría que los he probado todos, a saber: arroz con leche, crema de yogur, panacota y el que me pido para acabar de redondear la experiencia de sentirse en casa: la 'comtessa'.
Debo decir que los días raros acaban siendo siempre menos raros si te acercas a visitar a Kike y Dani, a Dani y Kike. Porque con este dúo y en este precioso lugar, del que poco he explicado porque casi mejor que lo comprobéis con vuestros propios ojos, todo pasa mejor. Sants es Sants también gracias a ellos.
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