Gastronomía asequible
Barcelona buena y barata: desayunar como campeones en Cal Mingo i Loli
Este bar del mercado de la Abaceria es un establecimiento familiar que cosecha éxitos desde hace más de 15 años
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El bocadillo de albóndigas de Cal Mingo i Loli. / Òscar Gómez


Òscar Gómez
Òscar GómezRedactor y escritor gastronómico.
Colabora en diversos medios escritos y radiofónicos con reseñas y crónicas desde el año 2009. Ha escrito varios libros como ‘Històries de cuina, plats i relats’ con el que obtuvo el premio al libro gastronómico Ciutat de Benicarló, ‘Love is in the Bread’ o ‘Els Pèsols i com preparar-los’.
El mejor desayuno del mundo te lo puedes pedir en Cal Mingo, un bar de mercado con vitrina generosa, cocina medio vista, clientela ruidosa y algo agitada -estamos en un mercado, ¿qué esperabas?- y unas ganas empezar el día mordiendo a dos carrillos que no te las puedes aguantar. Bueno, en el lugar del mejor desayuno del mundo, podemos dejarlo en uno de los mejores del mundo, lo que pasa es que me gusta exagerar.
Cal Mingo i Loli
Paseo de Sant Joan, 179 (mercado de la Abaceria). Barcelona
Tf.: 93.213.10.96
Bocadillo de albóndigas 5 €
Pulpitos (media ración) 7,50 €
Empecemos por el principio, lo que nos trajo a esta casa: el bocadillo de albóndigas. Imperial. Es un bocadillo con salsa, un guiso metido entre panes. Completo y jugoso, con los guisantitos y todo, un espectáculo en la boca y una provocación gastro-sexi que te asalta con lujuria carnívora. Enamora la ternura de las albóndigas, acertadamente acunadas en un buen pan -quizá poco crujiente pero bien alveolado y con aroma de cereal-. La salsa es canónica con una base de sofrito, especias, tiempo, fuego, historia, tradición y cultura. Una salsa de mojar pan que viene con la faena hecha. Un placer asequible de alta felicidad.

La barra de Cal Mingo i Loli, con las vitrinas a todo trapo. / Òscar Gómez
La historia de este bar viene de lejos, es un establecimiento familiar que cosecha éxitos desde hace más de 15 años. Además del bocadillo de albóndigas, el personal viene a desayunarse un 'bacallà a la llauna' que es ya historia de la ciudad. Lascas gruesas que se deslizan unas respecto a otras bajo la ligera presión del tenedor lubricadas por la gelatina natural del bacalao.
Trozo grueso, enharinado y frito, que -en este caso, no hace falta inventar- puedes pedir que repose sobre 'samfaina', proto-mermelada de verduras hecha a base de caramelizar con calma su azúcar natural o combinar con las infalibles 'mongetes cuites'. Mantecosas, de piel fina, bien cocidas. ¿A quién quieres más, a papá o a mamá? Escoge tu propia aventura, hemos venido a jugar.

Los pulpitos con ajo y perejil de Cal Mingo i Loli. / Òscar Gómez
Es fabuloso poder gozar con el paisaje de las cinco cazuelas en el estante inferior de la vitrina, con los cucharones medio enterrados en todo tipo de viandas. Colores y brillos, promesas para el paladar. Una de ellas luce unos pulpitos que parecen planchados y luego confitados, sumergidos en aceite, los pedimos y decidimos seguir marineros para desayunar.
Lluvia de perejil y ajo picados
Confieso que fueron un desayuno algo fuerte, porque vienen regados con una lluvia de perejil y ajo picados. Cosa que está rebuena y le va de muerte a la carne ligeramente elástica de estos pulpos-bonsái, pero que a ver... es fuerte y es pesado, esa es la verdad. Otro día volveremos, y como somos débiles, volveremos a pecar.

Sepia con 'mongetes' de Cal Mingo i Loli. / Òscar Gómez
Otras opciones son los callos y los caracoles (vivan los guisos, no sé si el mensaje va quedando claro) o las sardinas en escabeche, que son otro clásico de nuestra cocina sin glamur y sin brilli-brilli, una injusticia. Quizá, quien sabe, si fueran cocina japonesa o alguna otra maravilla importada nos volveríamos locos con ese equilibrio fantástico entre la grasilla propia del pescado azul, del aceite de oliva y del punto acidulado del vinagre. Los escabeches son un tesoro de nuestra cocina a los que no prestamos suficiente atención, hay que escabechar más.
Si eres de frituras, no sufras lo más mínimo: muchas opciones, entre ellas los calamares, las rabas, alcachofas rebozadas, pescaíto frito y tortita de bacalao. Alguna de estas delicias también está expuesta en el estante superior de la vitrina, junto a tortillas de varios tipos, botifarras, pimientos tipo Padrón y un montón de opciones más.
Es agradable observar el vaivén constante del mercado, el ruido de la vida a toda marcha mientras le das el muerdo a las albóndigas. Aunque, como el mercado de la Abaceria ahora está en reformas, en esta ubicación provisional tienes también posibilidad de disfrutar del desayuno en la terraza. Una terracita sencilla y ramblera en el paseo de Sant Joan.
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