Gastronomía asequible
Barcelona buena y barata: chocolate con nata, churros y felicidad en la histórica Granja Viader
Este establecimiento que nació en 1870 es uno de los sitios a los que peregrinan clientes de toda la vida y turistas
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Mercè Casademunt con el suizo y los churros de la Granja Viader. / Òscar Gómez


Òscar Gómez
Òscar GómezRedactor y escritor gastronómico.
Colabora en diversos medios escritos y radiofónicos con reseñas y crónicas desde el año 2009. Ha escrito varios libros como ‘Històries de cuina, plats i relats’ con el que obtuvo el premio al libro gastronómico Ciutat de Benicarló, ‘Love is in the Bread’ o ‘Els Pèsols i com preparar-los’.
Un enorme iceberg de nata montada y un pequeño mar de chocolate servidos en una taza de porcelana blanca. Esta es una felicidad sencilla, una ilusión criada en la infancia. La calidez emocional del cacao convertido en cucharada con sutil aroma a canela, la golosa presencia de la nata batida con mimo y oficio. No es cualquier cosa: cuesta horror y medio encontrar buena nata en Barcelona. Un pequeño gastro-drama de primer mundo. Pero un drama.
Granja M. Viader
Xuclà, 4. Barcelona
Tf: 93.318.34.86
Suizo (chocolate con nata): 5,25 €
Churros: 2,10 €
Crema catalana: 5,25 €
granjaviader.cat.mialias.net
“Importamos nuestro propio cacao”, explica Mercè Casademunt, cuarta generación de esta granja que abrió puertas en 1870. “Con este cacao puro preparamos nuestra mezcla. Con un poco de harina de maíz, para que espese, un tanto de azúcar y también añadimos canela. Y luego preparamos el chocolate a la taza con agua, no usamos leche. La leche aporta matices dulces y lácticos. Buscamos el sabor y la intensidad del cacao, por eso usamos agua”.
Claro que como una gran mayoría de feligreses luego nos pedimos el suizo -el matrimonio perfecto, la pareja feliz, la gloria en el mundo, el chocolate con nata-, esa aportación láctica termina llegando a la taza.
Ver como el magma de cacao funde lentamente la parte inferior de la montaña blanca es otro pequeño placer visual y una carrera contra el reloj. ¿Quién quiere que el calor termine por desmontar toda la nata montada? El despiporre llega cuando hundes el churro intentando arrastrar con todo lo que puedas gracias a su eficaz superficie ondulada: chocolate, nata fundida y nata montada. El bocado es magnífico, de los de sonrisa y chorretón en el carrillo. Una fiesta privada.

Suizo con churros en la Granja Viader. / Òscar Gómez
Hace no tantos años, lo habitual no era pedir el suizo con los churros, la liturgia del 'moja-arrastra' se hacía con melindros o con pellizcos de ensaimada. “Cambió hace unos 15 años -dice Mercè-, de repente los clientes empezaron a pedir churros y nos tuvimos que adaptar. Hoy en día, por cada cien raciones que servimos, 80 son de churros y las otras 20 se reparten entre las antiguas opciones tradicionales”.
"A veces se forman colas"
En la mesa vecina, una señora mayor está desayunando 'xocolata amb melindros'. Son mesas pequeñas de mármol antiguo y patas con arabescos, gruesas, pesadas, metálicas. “Son las mesas de cuando abrimos, hace siglo y medio”, dice Mercè. “Y ella es clienta del barrio. Tenemos clientes de toda la vida y también nos visitan muchos turistas. Por la mañana, en los desayunos, todo es más tranquilo y fluido. Por las tardes hay más gente, porque vienen a merendar, tienen más tiempo y a veces se forman colas”.

La sala de la Granja Viader es historia de la Barcelona gastronómica. / El Periódico
Hace unos meses un 'influencer' jordano con millones de seguidores publicó una pieza sobre su crema catalana, incluyendo el proceso de la cristalización final del azúcar caramelizado. “Desde entonces tenemos muchos clientes que son visitantes de Oriente Medio. Vienen muchísimos, y nos piden la crema catalana. Es una barbaridad cuando pasan estas cosas. Aunque nosotros procuramos seguir haciendo bien nuestro oficio, dar calidad y seguir haciendo nuestro trabajo”.
Desayunadores de crema catalana
En las periódicas visitas a la Viader hemos encontrado a menudo desayunadores de crema catalana. Es gente que sabe disfrutar de la vida. Gloria y honor, siempre en mi equipo. Es otra manera de ‘desayunar de cuchara”.

Crema catalana y Cacaolat con nata en Granja Viader. / Òscar Gómez
Sigamos acumulando motivos para peregrinar a la Viader: este es el lugar donde nació el Cacaolat y -no hay sorpresa aquí- puedes tomártelo también con nata montada. Es una nata excepcional, que montan en frío y que sirven con paleta de pastelería, jamás con cuchara. Resulta apasionante verlos manejar la nata y depositarla en los vasos largos de Cacaolat con maestría y dominio, dejando el espacio justo para que puedas introducir una cucharada divertidísima, fina y extralarga. Sirve para remover o para recoger algo de la nata mojadita en el batido chocolateado.
“Hay quien lo pide frío, hay quien lo pide caliente. Va cambiando según la temporada. Lo que notamos mucho es en cuanto llega el primer fin de semana de frío, cómo vienen los clientes a pedir el chocolate con nata. Es automático, parece que lo estuvieran esperando. En cuanto aparece el frío, da igual si es en octubre o en noviembre, ese fin de semana tenemos un aluvión de suizos y churros”. Es sabiduría popular, y lo aprendimos colectivamente siendo niños. ¿Qué más quieres para ser feliz un rato? La vida aprieta, pero no ahoga, Chocolate, nata, churros y a mojar.
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