En casa de Francesc Cambó

Can Bo: platillos y vinos elegantes pero informales en la Via Laietana

El restaurante del Grand Hotel Central ofrece una cocina con producto fresco y de proximidad en un espacio estiloso

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Calamarcitos rellenos con butifarra negra del restaurante Can Bo.

Calamarcitos rellenos con butifarra negra del restaurante Can Bo. / Ferran Imedio

Ferran Imedio

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Es probable, mejor dicho, seguro, que Francesc Cambó disfrutaría de lo lindo en Can Bo, un restaurante cuyo nombre es un juego de palabras con su apellido porque está en los bajos del edificio de la Via Laietana que el político, empresario y abogado que fue ministro de Hacienda y Fomento y fundó la Lliga Regionalista habitó a principios del siglo XX (fue de los primeros en tener ascensor en Barcelona).

Ahora es un hotel, el Grand Hotel Central, que ha sido recientemente reformado a fondo; también este comedor con una barra presidiéndolo y unos ventanales que dan a la calle y que llenan de luz este espacio tan elegantísimo.

Can Bo

Via Laietana, 30. Barcelona

Tf: 93.295.79.00

Precio medio (sin bebida): 40 €

Desde octubre está abierto Can Bo con una propuesta informal pero muy bien trabajada. El producto fresco, de proximidad manda, los platos que salen de la cocina son clásicos, para compartir en su mayoría, y a veces incorporan algún guiño a la cocina italiana porque el chef, Lorenzo Cavazzoni, nació en el país de la bota (ese 'vitello tonnato' elaborado con presa ibérica). Cuenta con el asesoramiento de su amigo y también cocinero Oliver Peña, que acaba de conseguir una estrella Michelin para Teatro (se nota en el 'brioche' con patas de pulpo fritas, puro 'food porn').

Maridajes de platos concretos con copas concretas

Hay tapas frías y calientes (la ensaladilla rusa con ventresca de atún, las patatas bravas súper crujientes y con el picante justo, las poderosísimas croquetas de pollo sin bechamel, las menudas pero contundentes albóndigas de carne de vaca vieja madurada, los canelones... ) y guiños a la época de Cambó (y posteriores del siglo XX) con recetas como la romescada que adereza los sensacionales calamarcitos rellenos con butifarra negra comprada en el vecino mercado de Santa Caterina y el rape a la catalana.

Llama la atención en la carta que propongan maridajes de platos concretos con copas concretas, incluso de postres con vinos dulces y de quesos con whiskys. Un detalle poco visto en otros restaurantes de la ciudad con el que Can Bo puee presumir de una bodega más que notable; como sucede con la comida, también cuenta con alguna referencia italiana. Y si te apetece estirar la noche en casa de Cambó, puedes probar sus cócteles de autor.

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