En la zona alta
Los bocatas "originales y épicos" del bar de barrio de dos restauradores que renunciaron a la alta cocina
Santiago Macías y Vanessa Zorzoli se unen a Pedro Colombatti y Sofía Varela en Bar Fàbula tras triunfar con i Latina (Buenos Aires), restaurante revelación de 2015, según 50 Best Restaurant's Latinoamérica
Estos son los mejores bocadillos de Barcelona
6 bocadillos de libro

Santiago Macías, Vanessa Zorzoli, Sofía Varela y Pedro Colombatti en la barra de Bar Fàbula. / Zowy Voeten


Laia Zieger
Laia ZiegerPeriodista y divulgadora francesa especializada en gastronomía y 'lifestyle' desde hace dos décadas. En la actualidad dirige su agencia creativa, Pica Pica.
De lo más alto de la alta cocina hasta el bar de bocadillos de barrio. Pero no cualquier bocata, sino de aquellos que hacen preregrinar a los más 'foodies' de un lado a otro de Barcelona y que se catapultan en esos rankings, tan de moda ahora, de "los mejores de…". Sirvan estas credenciales como carta de presentación de Bar Fàbula (General Mitre, 243), donde, si se nos permite el juego de palabras facilón, ya lo habréis entendido, se come de fábula. “De aquí el nombre”, confirma Santiago Macías, uno de sus artífices junto a su mujer, Vanessa Zorzoli, y Pedro Colombatti, con el que la pareja ya trabajaba en su otro local, La Brillantina, un conocido restaurante de cocina latinoamericana en Gràcia. Sofía Varela, pareja de este último, también se ha embarcado en este negocio.
Bar Fàbula es, pues, un 'spin off', una nueva historia. Otro rollo. Si la incursión del trío en el mundo del bocata es nueva, no lo es sin embargo el de la restauración. Todo lo contrario. Macías y Zorzoli proceden de las más altas esferas de la gastronomía latina, ya que gestionaron la dirección del restaurante i Latina (Buenos Aires), un local dedicado a la cocina del continente en un sentido amplio.
Con él fueron señalados por 50 Best Restaurant's Latinoamérica como el restaurante revelación One to Watch 2015, fue reseñado en publicaciones como 'New York Times', 'The Guardian' y 'Conde Nast Traveller' y fue premiado por el portal especializado TripAdvisor como mejor restaurante local en 2017, 2018 y 2019. Todo eso, antes de que el coronavirus llegara para cambiar el mundo… y también sus vidas.

Uno de los bocadillos de Bar Fàbula. / Zowy Voeten
Tras la pandemia, y con el parón que supuso para ellos un tiempo de reflexión, se vinieron a Barcelona en busca de nuevos horizontes 'perso-gastro-laborales'. “Vivimos muy intensamente la época de 'fine dining', que ya sentimos como una etapa pasada. Ahora hemos querido hacer algo más acorde a nuestras vida actual, nuestras expectativas y necesidades”, explica Macías. “Hacemos vida en el perímetro de barrio de nuestro restaurante, porque ahora somos una familia con una peque y es lo que nos apetece. Esta forma de trabajar nos permite llegar a todo”.
Un día, paseando por su barrio, El Putxet, se encontraron con un cartel de traspaso en el Bar Fàbula. Antiguamente había sido un punto de referencia del barrio, pero llevaba unos años en completa decadencia. “Era un antro. Tuvimos que rehacer todo, salvo la barra, que nos enamoró. También veíamos que había claramente un 'gap' [agujero] de buen lugar de bocadillos en esta zona", confiesa Macías.
Carta de bar
Lo que no ha perdido el nuevo establecimiento, abierto la pasada primavera y con estética de 'diner' yanqui, es su aura de bar de barrio, su rol de servicio casi social. Lo es tal cual. Un local abierto de las 9.30 a las 23.00 horas ubicado en una zona mayoritariamente residencial , “donde todo el día servimos cosas de bar". "Hay buen café, una excelente tortilla hecha al momento, croquetas, unos bocadillos y sándwiches maravillosos de elaboración y receta propias. Hay gente que viene tras hacer deporte en busca de un desayuno de campeones, hay quien pasa a tomarse un expreso, y los que vienen a comer tras el cole con los peques”.
Los que más salen: el sándwich de milanesa de Black Angus, el bocadillo de rosbif con salsa bearnesa y las croquetas de pollo asado. En la carta hay también otras tapitas, unos postres bien golosos y vinos naturales. La cuenta no suele superar los 15 euros por persona. “Un precio muy familiar para unos productos de mucha calidad”, algo así como una fórmula de éxito.
Así se suman al movimiento gastro que se está gestando en El Putxet, consiguiendo atraer a un público familiar y grupos de jóvenes una zona tradicionalmente poco acogedora como es Mitre. Así se hace vida de barrio, a golpe de unos "originales y épicos bocadillos', como reza su eslógan. Y eso no es ninguna fábula.