Los restaurantes de Pau Arenós
Restaurante L'Artesana de Santa Eulàlia: hacer justicia con un gran menú del día
L’Artesana se desdobla, con un segundo resturante junto a la Ciutat de la Justícia, la misma propiedad de tres socios y la voluntad de servir al barrio
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Héctor Barbero, Romina Reyes y Pau Pons, los socios de las dos L'Artesana. / Zowy Voeten


Pau Arenós
Pau ArenósCoordinador del canal Cata Mayor
Periodista y escritor, con 19 libros publicados, entre ellos, novelas y cuentos, y media docena de premios, como el Nacional de Gastronomía. Ha estado al cargo de las revistas 'Dominical' y 'On Barcelona' y ha dirigido series de vídeorecetas y 'vídeopodcast'. El último libro es 'Meterse un pájaro en la boca'.
Barcelona necesita restaurantes como L’Artesana, desdoblada desde septiembre en dos locales: al de Poblenou se suma el de Santa Eulàlia, en L’Hospitalet fronterizo con la capital. Su fuerte es el menú con gracia a precio de flotador, apartado de ese 'Titanic' que son las facturas recientes.
El horizonte es un iceberg y vamos a naufragar. Lo que costaba 30 vale ahora 50; lo que era 50, 80 €, y así. Ojalá la diferencia ingrese en el bolsillo de los currantes abusados y no en el de los explotadores que ensombrecen la hostelería.
L'Artesana de Santa Eulàlia
Aprestadora, 9. L’Hospitalet
Tf: 934.525.582
Menús de mediodía: 11,20, 16,20 y 22,50 €
Precio medio (sin vino): 25 €
En ambas Artesanas, tres socios: Pau Pons, Héctor Barbero y Romina Reyes. Los dos últimos permanecen en Poblenou. Pau y su pareja, María Carmen Giménez, en Santa Eulàlia. ¿Por qué aquí? Porque son vecinos, porque tienen hijos, porque buscan otro ritmo y dejar de cruzar continuamente la metrópolis.
Porque la Ciutat de la Justícia, al otro lado de la calle, parece un organismo suficientemente potente como para despachar clientela en abundancia, con y sin toga. Porque creen en el barrio: «Hay que dar valor a lo que no está en el centro y fomentar el menú de mediodía», explica Pau.

El 'rösti' con yema y brandada de L'Artesana. / Zowy Voeten
Los dos restaurantes comparten sociedad, proveedores, filosofía y el color rojo, pero Héctor decidirá unos platos y Pau, otros: «Yo tiro más a lo tradicional». Los 'esmorzars de forquilla' dan una bienvenida contundente a la jornada.
En las dos cartas, puntales como la papada con salsa 'teriyaki' y navajas, abiertas y cortadas, y el 'rösti' con yema y brandada, que son del 2007 y que pruebo otra vez y que han sido reajustados desde entonces, lo mismo que la croqueta de rustido de pollo y caldo de jamón, que hace siete años me pareció blanda y, ahora, crujiente gracias al 'panko'.

Las albóndigas con sepia de L'Artesana de Santa Eulàlia. / Zowy Voeten
Este 'rösti' genera deseo y recuerdo, adaptación de un apilamiento de Pierre Koffmann. Ha olvidado Pau si lo vieron en un vídeo o en dónde, pero la construcción no parece una referencia estelar del chef francés. Además, el 'rösti' es una especialidad suiza. Y hay algo en el aire de bacalao 'à Brás'.
Los de la Artesana pasan la rejilla de patatas por la sartén y después por la freidora –crujiente y ligera, mejor que cuando debutaron–, la colocan sobre la brandada y como pináculo, la luminosa yema solo entibiada. Feliz de encontrar este mecanismo de placer en un bar. «¡Ha pagado muchas nóminas!», salta Pau con franco humor.

El comedor principal de L'Artesana de Santa Eulàlia, en L'Hospitalet. / Zowy Voeten
Romina decide los vinos y para aquí ha optado por una selección «menos radical» que para allá.
Antes de arriesgar quiere saber quiénes son los clientes: «Vinos de mínima intervención para un público general». El xarel·lo de Mas Candí del 2023 cumple con el propósito, así como el Viern 2014 de Vega Aixalà.
El menú del día está escrito en una pizarrita, que pasa de mesa en mesa, con tres precios: 11,20 (medio), 16,20 (completo) y 22,50 € (todos los platos del encerado).
La servilleta de papel desmerece la altura de la propuesta.

La entrada de L'Artesana de Santa Eulàlia, en L'Hospitalet. / Zowy Voeten
Ideas con chispa, como el tartar de hortalizas finamente picadas y con rúcula, yogur y curri. O sencillamente platillos apetitosos, como la tarta de cebolla pochada y cubierta con la liliácea con otras dos texturas: encurtida y escalivada, y mayonesa de aneto para un jugueteo graso.
Pan del horno Gil untado con tomate: qué bien. Cada vez es más difícil dar con un 'pa amb tomàquet' de primera. Pan, no coca. Señor fiscal, alerta con la expansión de la coca.
El arroz, bomba, es caldoso, sustancioso y con costilla, con un sofrito en el que destaca el romero. La textura de las albóndigas, mullida, aunque subidas de sal: guiso negro con sepias y tinta. Sorpresa con la torrija, un 'brioche' bueno hecho en la casa, y un suavizante cremoso de chocolate.
Cojo el mazo, orden en la sala, dicto sentencia: condeno a L’Artesana a estar perpetuamente abierta.
El equipo
Daniela Santofimio, María Carmen Giménez, Melanie Ovalles y Emilia Reyes.
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