Cata Menor

Ese racismo que dicen que no existe, por Pau Arenós

Siempre da que pensar cuando mujeres y hombres con otra cultura culinaria resuelven con pericia un recetario que les es ajeno

Assane Fall: el senegalés que fue mantero hace paellas e impidió un atraco

La tapa como engaño

Alcohol, adicciones y hostelería

Cercle Sabadellès: Assane Fall

Cercle Sabadellès: Assane Fall / Pau Arenós

Pau Arenós

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Al final de la conversación, Assane Fall, el ayudante de cocina del Cercle Sabadellès, y especialista en paellas, que evitó el atraco a una sucursal bancaria y al que dedicamos el último espacio de la sección ‘Gastronomías’, sacó el móvil para mostrar todos los papeles, documentos que le permitían trabajar y, por tanto, abrir una cuenta en la que ingresar la nómina.

No comprendía por qué tres bancos le habían negado la operación y que le pusieran pegas a entregar su dinero.

Noticia: ¡los bancos no quieren nuestra pasta!

Él no dijo la palabra, que sí escribo yo: racismo.

Este es un país racista: de los casi 50 comentarios que siguen al artículo, el 90% se bañan en porquería.

Leerlos es morir de vergüenza y asco, y sospechar que no tenemos solución como sociedad.

Se cuenta en ese texto cómo alguien atravesó el mar, fue abandonado por las mafias y rescatado y finalmente, tras distintas peripecias, contratado y formado por la jefa del restaurante, Sara Ruiz.

Para redondear la historia, Assane ha aprendido a preparar arroces, y muy bien, con una inmersión en una cocina que no es la suya y con la limitación añadida de ser musulmán en el país del cerdo y el alcohol.

Emigran para trabajar: ese es el objetivo. Kuldeep Singh y Gurmeet Singh fueron lavaplatos y el empeño en prosperar los ha llevado a liderar un luminoso restaurante indio en Barcelona: Casa Masala.

En diferentes artículos he contado que son las personas llegadas de lugares lejanos quienes preparan nuestras comidas, y quienes limpian nuestra porquería. Los aplausos, para el propietario blanco. No los ocultan, solo que no los presentan.

Siempre da que pensar cuando mujeres y hombres con otra cultura culinaria, con otra memoria culinaria, resuelven con pericia un recetario que les es ajeno.

Nosotros, tan listos, tan perceptivos, somos incapaces de adivinar qué color de manos ha guisado eso que tanto nos gusta comer.

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