Enoturismo

Amaya Arzuaga: de conquistar la pasarela a deleitar los paladares

La diseñadora 'punk' más internacional, cambió, harta por las exigencias de la industria textil, su destreza con la aguja y el hilo por los fogones

Una ruta por 10 bodegas para celebrar los 40 años de la DO Ribera del Duero

Chuletillas, mollejas y tubérculo de Taller Arzuaga.

Chuletillas, mollejas y tubérculo de Taller Arzuaga.

Natalia Vaquero

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Una encina milenaria inspira la inagotable y rompedora creatividad de la diseñadora Amaya Arzuaga Navarro (Burgos, 1970) en la Finca La Planta de Quintanilla de Onésimo (Valladolid), milla de oro de Ribera de Duero. Es en este paraje donde, junto a su padre, Florentino, cuida con gusto exquisito la hacienda familiar, un hotel y dos restaurantes, uno de ellos, Taller, bendecido por la guía roja con una estrella Michelin.

Arzuaga, la diseñadora 'punk' más internacional, cambió, harta por las exigencias de la industria textil, su destreza con la aguja y el hilo por los fogones para deleitar los paladares más sibaritas que acuden en peregrinación a probar unas recetas elaboradas con productos de su huerto y carnes de los animales que habitan las más de mil hectáreas de La Planta: jabalís, muflones, liebres y ciervos.

La diseñadora Amaya Arzuaga se despide tras el desfile esta mañana en la MBFWM.

La diseñadora Amaya Arzuaga se despide tras un desfile en la MBFWM. / GERARD JULIEN

Fue junto a su ya fallecida madre, María Luisa Navarro, con la que aprendió los secretos del diseño que la auparon al olimpo de los creadores de moda durante la década de 1990 para desfilar en las mejores pasarelas internacionales. María Luisa fundó años después junto a su marido Bodegas Arzuaga, donde Amaya vuelca toda su creatividad alejada del proceloso mundo de los 'top-model', entregada a un proyecto enoturístico de excepción.

Arzuaga mima las lechugas, tomates, repollos y demás verduras, tubérculos y plantas aromáticas que crecen en su huerto de 2.000 metros cuadrados antes de visitar a los jabalíes, muflones y ciervos que se dan la gran vida hasta su sacrificio en los montes de la hacienda, un lugar privilegiado donde logra una ansiada y total desconexión del mundanal ruido.

Es durante estos paseos cuando las musas inspiran a la diseñadora para idear sus menús de temporada en Taller Arzuaga, donde la experiencia comienza en la sala de cata con vistas al viñedo- un aperitivo maridado con una copa de champán francés Philipponnat Royale Rérseve Brut Rosé-, continúa en la cocina abierta del restaurante con cinco bocados armonizados con verdejos de la zona de Ribera y Rueda y prosigue en la mesa con los vinos de Bodegas Arzuaga, unos caldos elaborados principalmente con uva tempranillo, entre los que también tienen cabida las variedades cabernet sauvignon, merlot y chardonnay.

Uno de los rincones repletos de barricas de Bodegas Arzuaga Navarro.

Uno de los rincones repletos de barricas de Bodegas Arzuaga Navarro. / Epc.

Los postres coronan el menú con un Taylor´s Fine White, un exquisito Oporto portugués.

La propuesta gastronómica de Taller Arzuaga va de la mano del aplaudido chef peruano Víctor Gutiérrez, quien da el toque amazónico a un menú en el que no faltan los arroces de caza, el tuétano de ciervo con coco, los pescados con aire de limón y tres salsas o las castellanas chuletillas con mollejas y tubérculos.

En el restaurante Tradicional, los comensales encuentran una carta ribereña con variedad de entrantes, carnes y pescados, en la que destaca el lechazo asado. 

Al pie de la bodega se alza el Hotel & Spa Arzuaga de cinco estrellas, rodeado de más de 50 hectáreas de viñedos, con unas habitaciones lujosas marcadas con el inconfundible gusto de Amaya Arzuaga para garantizar el relax de los visitantes. 

Y para aprovechar al máximo las propiedades de la uva, el hotel ofrece tratamientos de vinoterapia, una amplia carta de masajes, spa y una espectacular zona 'wellness'.