Comer por menos de 15 €

Menú del día: Transatlàntic, 'born in' 1984

Este establecimiento del Born, sin rótulo en la fachada que lo identifique, es un lugar de los que hacen barrio

Filete de potro del restaurante Transatlàntic.

Filete de potro del restaurante Transatlàntic. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Tras una última entrega con salida de la ciudad condal incluida (Can Vilà, en Granollers), procede volver a ella, que si no se siente abandonada. Y ya que se hace, se vuelve bien dentro, de vuelta al barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera. En esta ocasión, en lugar de afrontarlo desde "arriba", como fue el caso de la visita al magnífico Asorey, toca asaltarlo desde "abajo". Me convocó allí Mar, una de las primeras personas que conocí en este curioso mundo de la gastronomía, que conservo como amiga desde entonces y que frecuenta hoy en día la zona.

Fachada del restaurante Transatlàntic.

Fachada del restaurante Transatlàntic. / Alberto García Moyano

Cicerones así los quiere uno, porque que te lleven al Transatlàntic significa que te llevan a un lugar de los que hacen barrio. Lo reconoceréis a pesar de su aparente falta de rótulo, porque sus vidrieras bien lo identifican. Si se os pasa este nimio detalle, también lo podréis reconocer porque, tal cual entras y tras la barra, se encuentra una porra futbolera bien nutrida de apuestas semanales de la numerosa parroquia que acude al local. Y un detalle adicional: tras señalarse cuál es tu mesa y tomar asiento, te colocan a tu vera una pizarra XXL que contiene el menú del día.

Transatlàntic

Plaza de Víctor Balaguer, 3. Barcelona

Tf: 93.310.62.62

Precio: 12 €

La claridad del menú, con 7 opciones de primero y 15 (¡sí, 15!) opciones de segundo contrasta con las dudas que te genera escoger, porque sobre el papel todo apunta maneras. A pesar de la predilección de uno por ellos, me abstuve (esta vez) de la fideuá, la escudella o el arroz a la cubana (que vi pasar y que no pintaban nada mal) y me lancé a por el potaje de garbanzos.

Potaje de garbanzos del restaurante Transatlàntic.

Potaje de garbanzos del restaurante Transatlàntic. / Alberto García Moyano

Qué importantísimo es comer legumbre y qué acierto haber escogido este plato. Porque era denso 'ma non troppo', porque tiene abundancia de sabrosos tropezones de chorizo y porque viene rematado con acelga, verdura por la que, a pesar de cargar con su estigma, ayer, hoy y siempre voy a romper las lanzas que hagan falta. Sí a la acelga.

No me cabe duda que, entre la abundante oferta de segundo, me dejé sin probar interesantes opciones (¡vaya drama, habrá que volver!) pero muy pero que muy feliz con el filete de potro escogido. Porque estaba hecho con el mismo tino que tienen con los filetes en mi adorada Bodega Josefa, acompañado además de unas patatas fritas que redondean la jugada. Asequible y rica, no en vano fue el alimento de muchas generaciones ha.

Natillas del restaurante Transatlàntic.

Natillas del restaurante Transatlàntic. / Alberto García Moyano

El postre, natillas: servidas en vasito individual con su rama de canela per cápita. Chiquitas pero suficientes. Comida completa. Satisfacción toda encima de un mantel en cuatro idiomas.

Con el Transatlàntic, el Born tiene un buen puntal. Y no está solo. Alegría para los vecinos y los que frecuentan/frecuentamos el barrio. Porque es cuestión de ir separando el grano de la paja y darse cuenta que cosecha hay. Para remate, al salir del lugar se disfruta de un entorno precioso que también merecemos disfrutar, caray.