En el Gòtic

Restaurante Fauna: como en casa (o mejor)

El establecimiento del Hotel Kimpton Vividora propone platos de cocina mediterránea en un espacio al que entras después de tocar el timbre porque reproduce el salón de un piso señorial del Eixample

La sala de Fauna recuerda a la de un amplio y cuidado domicilio particular.

La sala de Fauna recuerda a la de un amplio y cuidado domicilio particular.

Ferran Imedio

Ferran Imedio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Qué es lo primero que haces cuando llegas a casa de alguien? Tocar el timbre, ¿verdad? Lo mismo pasa en Fauna, en la segunda planta del Hotel Kimpton Vividora (calle del Duc, 15). Porque su propósito es que allí te sientas como en casa, y con este objetivo cuidan detalles tan simpáticos como ese y otros más importantes como la decoración, muy cálida y propia de un piso señorial y antiguo del Eixample, suelos hidráulicos incluidos. Para quedarse a vivir.

Pero en este agradable restaurante del Gòtic solo podrás comer o a cenar (para dormir ya tienen el hotel). Y si la lógica dice que en una casa de Barcelona se cocinan platos mediterráneos, aquí también, y ante del cliente, ya que los fogones están en este salón.

Con las manos o con cubiertos

También hay despensa, de la que salen cositas ricas como quesos y embutidos (bravo por la cecina de buey curada y la sobrasada trabajada por Xesc Reina, referencia en la materia).

Y como estás en casa, puedes comer con las manos igual que con cubiertos. Para ambas 'técnicas' tienen buñuelos de bacalao con un toque de lima y miel que sacan del panal que tienen a la vista de todos, y croquetas redondas y crujientes de jamón ibérico de bellota elaboradas con un poquito de nata y caldo de escudella.

Con cubiertos, no hay que perderse las judías de Santa Pau con butifarra del perol, cigalas y, por encima, una tortita de pies de cerdo, y el canelón elaborado con pasta hecha a mano que va rellena de pollo, ternera y cerdo, además de 'foie', y cubierta con una bechamel de queso comté.

Y hay que dejar sitio para los postres (¡caseros, por supuesto!); da igual el que elijas, sea el de chocolate, la tarta de queso, el lemon pie. Son tan buenos que al irte querrás tocar el timbre, pero de alegría. 

Suscríbete para seguir leyendo