Para los muy gurmets
Aalta botica: remedios gastronómicos para ponerse bien
[Este restaurante ha cerrado]
Esta tienda de 'delicatessen' recuerda a aquellas boticas antiguas que vendían productos con los que aliviar todo tipo de malestar; aquí, todos ellos se administran por vía oral
Ferran Imedio
Periodista. Redactor del canal Cata Mayor
Periodista barcelonés apasionado por su trabajo que lleva casi tres décadas escribiendo en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, donde ha pasado por las secciones de El Día por Delante, Sociedad, Gran Barcelona, Deportes, Exit e Icult. Ha sido coordinador de las páginas de Motor, responsable de Gente y de las páginas de gastronomía Gourmet's.
¿Te duele el alma? Alguna pastillita encontrarás por ahí para solucionarlo (o no). Pero lo que te puede levantar el ánimo de verdad es una visita Aalta botica (Enric Granados, 114), que recuerda a aquellas boticas antiguas que vendían remedios para aliviar males y que pretende que salgas de allí un poco mejor de como habías entrado. Tienen numerosas 'fórmulas magistrales' para conseguirlo, y todas se administran por vía oral.
Algunas son de marca propia, otras de firmas de nivel mundial. En ambos casos, son fruto de la incansable búsqueda del mejor producto que hacen sus apasionados dueños, Riccardo Ferrari y Patricia Amor, capaces de plantarse en casa de cualquier elaborador para pedirle que se una a su selectísimo catálogo.
Como una joyería o un 'show room' de alta costura
Puedes tomar sus remedios en casa o allí mismo, sea en la barra de la entrada, en el fondo del local, donde está su 'no-cocina' (microondas, horno y plancha), o en el acogedor saloncito. Hasta allí llegas cruzando un pasillo con tentadoras 'delicatessen' expuestas como si aquello fuera una joyería o un 'show room' de alta costura.
Aalta botica
Enric Granados, 114. Barcelona
Teléfono: 93.486.16.82
Precio medio (sin vinos): 35 €
Puedes tomar sus remedios en casa o allí mismo, sea en la barra de la entrada, en el fondo del local, donde está su 'no-cocina' (microondas, horno y plancha), o en el acogedor saloncito. Hasta allí llegas cruzando un pasillo con tentadoras 'delicatessen' expuestas como si aquello fuera una joyería o un 'show room' de alta costura.
De 8.30 a 22.30 horas, te sirven sus 'curas': jamón, vinos, caviar, conservas, embutidos, salmón ahumado, quesos (ojito con ese mostrador de más de una veintena de maravillas)...
Y a la hora de comer y de cenar, ofrecen una carta en cuyos platos solo juegan con los productos que venden: anchoa con mantequilla sobre pan de cruasán trufado; coca con 'foie mi-cuit', melocotón en almíbar y parmesano con 30 meses de curación; 'scarpetta' con tomate pelado San Marzano, tomate semiseco y crema de parmesano; bikini trufado con jamón cocido ibérico Casalba y queso comté...
Y así hasta que te recuperes.
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