Tracatrá: alegría de vivir... y de comer

En pocos sitios como en Tracatrá comerás mientras meneas el trasero, dejas los cubiertos para dar palmas y sigues con los pies el ritmo de la rumbita que tocan en directo los entregados y talentosos artistas de este animadísimo local pegadito a la plaza de Catalunya.

Cruzas la puerta, donde aparece una floristería que rinde homenaje a la Rambla de les Flors, te sientas en la larga barra, te instalas en las mesas altas de la entrada o te aposentas en la sala inspirada en la plaza Reial que está al fondo tras dejar atrás un pequeño tablao, y entras en otra dimensión.

Salvaje Barcelona: un japonés muy diferente

¿Una celebración especial o simplemente ganas de pasarlo bien? Este es el lugar ideal: aquí se siente la alegría de vivir... y de comer, claro, porque al fin y al cabo esto es un restaurante. 

Tapas y platos de la gastronomía patria bien ejecutados, por si alguien está más pendiente del papeo que del cachondeo: ensaladilla rusa, bravas, croquetas, 'pescaíto' frito, la bomba (en este caso no sigue la receta original de la Barceloneta sino que va rellena de rabo de toro y no pica), pulpo a la gallega, alcachofas asadas al dente en el horno de leña con jamón ibérico, gambas, paella, canelones... Y así hasta perder la cuenta. 

Y sí, también sangría, pero de las que aprobaría cualquiera que sienta como suyos los iconos de la cultura barcelonesa y catalana que hay colgados en las paredes: Dalí, Copito de Nieve, Ferran Adrià, Messi, los hermanos Gasol, Mariscal, Vinçon, Peret, Gato Pérez, Carmen Amaya.... 

Tomen nota, pues, los amantes de la jarana porque hay fiesta infinita en Tracatrá, que acoge rumbosamente a los clientes todos los días de la semana desde mediodía hasta muy tarde porque la cocina cierra a la 1 de la madrugada.

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