Gastronomía asequible

Barcelona buena y barata: Casa Axín, el desayuno feroz

Un restaurante de Poble Sec donde es posible atacar una cabeza de cordero a primera hora de la mañana junto a un 'bacallà a la llauna'

Casa Axín: bacallà a la llauna

Casa Axín: bacallà a la llauna / Òscar Gómez

Òscar Gómez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Existe una Barcelona que madruga. Una 'ciutat comtal' que se levanta temprano para empujarse 'padendro' un fricandó, un plato de callos o una cabeza de cordero asada. Querido lector, créeme: no he visto naves ardiendo más allá de Orión, pero a cambio he contemplado completamente abarrotado el comedor, austero y sencillo, de Casa Axín un sábado a las 9 de la mañana.

Mesas vestidas con hule, paredes casi desnudas, cero 'glamou'r, brasa vista donde Axín conjura fuego y humo perfumando el espacio… y ambiente general algo ruidoso en sinfonía de conversaciones ruidosas. La telúrica del paladar.

El 'cap de xai' de Casa Axín.

El 'cap de xai' de Casa Axín. / Òscar Gómez

No sé si fue culpa del perfume braseado, la suculencia de la salsa de las albóndigas, el oro rebozado del 'bacallà a la llauna', del todo junto o de algo más. Pero tuve un momento de repentina revelación. Me vine arriba y me sentí un lobo. Decidí desayunar cabeza de cordero braseada. Una delicia atávica de carrilleras ultra melosas, lengua elástica y sesos que acabaron siendo un montadito de crema ahumada sobre rebanada de pan.

Parte del goce consiste en ensuciarse las manos de colágenos y carnes. En el desmontado del puzle craneal y el rechupeteo de los recovecos sabrosos.

Bar Restaurante Casa Axín

Blasco de Garay, 47. Barcelona

Tf: 934.436.301

Precios: morro 'bacallà a la llauna', 8.50 €; cabeza de cordero asada, 12 €; cerveza, 2 €

Sé que no es para todos este festival carnal, pecado de los gordos porque como no va a ser pecado el tanto disfrutar. Pero no sufras si no te gusta la opción licántropa, en esta casa también fríen y guisan de fábula, y eso es algo que conviene aprovechar. He comido en Axín un muy buen 'bacallà a la llauna', excelentes callos y suculento fricandó.

El bacalao, finamente rebozado para que el bocado no se empaste. Taco grueso y carne lascada. Calidad. Lo acompañan con buenas patatas fritas al momento. A mí me parecieron caserísimas aunque su intensidad dorada inicialmente me hiciera sospechar.

Axín, cortando un jamón para un bocadillo.

Axín, cortando un jamón para un bocadillo. / Òscar Gómez

En el fricandó, la carne es de ternura extrema, se deshace prácticamente solo con mirar. Atención, no es un fricandó canónico pues no encontré el perfume intenso del 'cama-sec' o carrereta (a menudo confundida con el 'moixernó' en esta ciudad). Es un fricandó con mucha salsa, setas tipo 'gírgola' y una salsa excelente para mojar pan.

Callos -esta vez sí, canónicos -, albóndigas en salsa, 'capipota'… ofertan casi todos los grandes clásicos del recetario catalán. Aunque no esperes carta escrita, porque no la tienen y todos los platos los cantan al vuelo para que los caces según tus apetencias y como tengas de saleroso esa mañana tu paladar.

La brasa abierta.

La brasa abierta. / Òscar Gómez

Van siempre muy atareados, se mueven deprisa, toman nota deprisa, cocinan con ritmo y te mandan una sonrisa de gratitud cuando pagas, te despides y te vas.

En la mesa contigua, los parroquianos se han pasado el desayuno teorizando sobre diferencias gastronómicas entre los cocidos de España. Gritan festivamente: "Axín tráenos cafés y aguas de fuego". "Marchando", contesta el propietario, y casi a la carrera, se aleja para prepararlos tras la barra del bar. ¿Estoy en una película? ¿Esto es Matrix o qué pasa? No, no, es pura realidad.

Por cierto, no lo he dicho hasta ahora, pero Axín es chino. Como también lo es el resto de su personal. Abandona el cliché mental sobre qué se puede esperar o no de un bar regentado por ciudadanos de Barcelona con origen asiático. Ya tenemos muchos locales con propiedad de inmigrantes chinos que llevan abiertos desde hace muchos años.

La entrada y la terraza de Casa Axín.

La entrada y la terraza de Casa Axín. / Òscar Gómez

La ley de la osmosis cultural ha tenido tiempo de actuar. Donde unos pocos lo hacen muy bien, una mayoría lo hace mal. Esto es, atención, exactamente lo mismo que sucede con los bares con propietarios de origen local.

La excelencia siempre es minoritaria, y encontrarla a un precio asequible es aún más difícil. Es la vida. Pero descuida, que aquí estamos: Para contarla cuando la consigamos localizar.