La chispa que dio vida al refresco más vendido

Coca-Cola reconoce que se inspiró en este vino francés

El farmacéutico Angelo Mariani creyó en las virtudes de la coca para elaborar su bebida, que tuvo un gran éxito años antes de la llegada del refresco estadounidense en 1886

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Etiqueta del Vin Mariani, en el que se inspiró el creador de Coca-Cola.

Etiqueta del Vin Mariani, en el que se inspiró el creador de Coca-Cola. / El Periódico

Rosa Molinero Trias

Rosa Molinero Trias

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“Un Burdeos fino pero con más potencia”. Así se definía el antepasado de la Coca-Cola, el Vin Mariani, una bebida que se componía de vino y una tintura de hoja de coca. Recientemente, la multinacional estadounidense ha confirmado que su inventor, John Pemberton, “desarrolló su propia variante del Vin Mariani, una bebida alcohólica popular en la época, mezcla de vino de Burdeos y hojas de coca. En 1886, reemplaza el Burdeos por un extracto de nuez de cola y añade sirope de azúcar, agua con gas... y la Coca-Cola llegó al mundo”. El reconocimiento le ha costado esfuerzo a Christophe Mariani, que ha retomado el negocio del Vin Mariani, hoy renombrado como Coca Mariani.

Este Mariani, que no tiene vínculo familiar con aquel Mariani, arroja algo más de luz a uno de los misterios del siglo XX: la fórmula de la Coca-Cola. Además, hace honor a un producto que revolucionó el márketing alimentario. “Estamos orgullosos de anunciar que, tras un largo proceso, Coca-Cola ha reconocido oficialmente que sin nosotros, ellos no existirían. En efecto, es gracias a la innovación de nuestro Vin Mariani y al legado de la empresa Coca Mariani que Coca-Cola vio la luz”, explicaba Christophe Mariani, que solicitaba a los interesados donaciones para ayudar a sufragar los costes judiciales.

Dos anuncios del Vin Mariani.

Dos anuncios del Vin Mariani. / El Periódico

El Vin Mariani fue primeramente adoptado por cantantes de ópera, hacia 1870. Los efectos anestesiantes de la hoja de coca calmaban los dolores que podían padecer unas cuerdas vocales fatigadas. La mezcla con vino en lugar de con alcohol puro habría sido un acierto para hacer del elixir algo más agradable al paladar. Cantantes tan conocidas como Sara Bernahrdt llegaron a elogiar las virtudes del Vin Mariani.

Coca peruana

Pero nada le indicaría todavía al farmacéutico Angelo Mariano, nacido en Casevecchie (Córcega), que haber conocido sobre la coca peruana en un librito iba a cambiarle la vida. Tal y como explicaba él mismo en el periódico 'Le Figaro' del 7 de febrero de 1914, improvisó un pequeño laboratorio en el apartamento parisino donde vivía con su mujer, Marie, en el número 19 de la calle de Vaneau. Cerca, se encontraba el nuevo emplazamiento de la Ópera: aquel era el lugar idóneo para abrir una tienda que vendiera su pócima para los y las cantantes. Allí, en el número 41 del boulevard Haussmann abrió su comercio.

El farmacéutico Angelo Mariani, en su estudio.

El farmacéutico Angelo Mariani, en su estudio. / El Periódico

Poco más tarde, en 1884, compraría una parcela de 3.000 metros cuadrados a las afueras de París, en Neuilly-sur-Seine, donde instalaría la fábrica del Vin Mariani. Según Mariani, en el libro donde volcó sus investigaciones sobre la coca ('Coca and its Therapeutic Application', J. N. Jaros, 1892), “el vino contiene partes solubles de la planta peruana. La combinación de la coca con los taninos y pequeñas trazas de hierro naturalmente presentes en el vino de Burdeos convierten el Vin Mariani en el más eficaz de los tónicos”.

Llegaría a exportar entre 12 y 15 toneladas de hoja de coca en aquellos años, y a experimentar con distintas variedades de hojas, escogiendo las que no contenían el principio amargo (del que se sintetiza la cocaína) y quedándose con las que eran ricas en los alcaloides aromáticos, según cuenta Aymon de Lestrange en 'Angelo Mariani, le vin de coca et la naissance de la publicité moderne' (Intervalles, 2016).

Hojas de coca, cal, brandi, vino dulce...

Para preparar el Vin Mariani por el método del propio inventor, que relata en 'La coca du Pérou', se debe “macerar hojas de coca con cal usando brandi en una proporción del 61%, y en un ratio de 60 gramos de hojas por 1.000 gramos de vino dulce que contenga un 23% de alcohol. Este vino contiene la cantidad suficiente de alcohol requerida para disolver la cocaína y el exceso de agua suficiente para que permanezca la ecgonina (el alcaloide de la coca) y los principios gomosos de la hoja en la solución”.

Más adelante, Mariani reemplazaría ese vino dulce por un Burdeos de la bodega Henry Clausel y pulverizaría las hojas, que maceraría en brandi en un percolador rotativo para disolver los componentes de la hoja de coca. Luego se incorporarían al vino usando glicerina y un 6% de azúcar. La graduación del producto final estaría entre 14 y 17 grados.

Elixir concentrado, grageas, té...

¿Cómo sabía el Vin Mariani? Algunos loaban su sabor y destacaban que no tenía “ese sabor parecido al olor del cuero de imitación ruso”. Y así lo describía Émile Gautier en 'La coca considérée': “Nada es más francés, con más carácter del 'terroir' y de la raza, que este licor galo cuyo fluir púrpura y dorado retiene, mezclado con el aroma cálido de la vegetación tropical, no sé qué perfume elegante, noble, caballeroso y dulce”.

Tal fue el éxito de la bebida que Mariani desarrolló un elixir concentrado y un triple extracto, grageas, e incluso otros productos, como la Pepsi-Coca Mariani, con pepsina, y la Vélo-Coca Mariani, para los ciclistas profesionales.

Testigos famosos

Pero, sin duda, algo que posicionó el Vin Mariani mejor que otros productos similares con los que competía en la época, como la Coca des Incas, el Vin des Incas, el Lox, el Vin Bravais, la Quina-Coca, el Vin Désiles, el Koto, el Élixir Mondet, Le Coq, el Sport o la Cola-Kola. “No quiso publicitarse como siempre se había hecho, poniendo su nombre en todas las paredes y en periódicos y revistas, porque eso hubiera supuesto aparecer al lado de charlatanes que ofrecían crecepelos y rejuvenecedores”, dice De Lestrange.

Mariani optó por otra técnica: el uso de testigos famosos, algo que existía en Inglaterra desde la época victoriana a cambio de un pago. Sin embargo, parece que Mariani cautivó tanto con su producto que conseguía que personalidades entre las que se contaban reyes, presidentes, generales, actores y actrices, cantantes, escritores, pintores, entre otros, le mandaran una fotografía firmada con una nota sobre el aprecio que le tenían a su vino, solamente a cambio de unas cuantas botellas.

El primer 'quién es quién' ilustrado

Hábilmente, con todos los testigos, Mariani confeccionó distintos álbumes, con la biografía de cada personaje, en una edición lujosa, que se convirtió en objeto de colección y en un documento importante de la época, ya que fue el primer 'quién es quién' ilustrado jamás publicado. “Todas las figuras contemporáneas querían constar en aquellos álbumes.

En 1886, el triunfo indisputado de Mariani vería nacer un rival: en Estados Unidos, John Pemberton, que había seguido con atención su éxito, formularía su propio vino de coca. “Mariani & Co prepara un vino de coca muy popular... He observado de cerca su fórmula francesa y me he desviado de ella según mis propios experimentos y mis conocimientos directos de corresponsales suramericanos inteligentes para mejorarla. Creo que ahora estoy produciendo una mejor preparación que la de Mariani”, anotaba el inventor en el periódico 'Atlanta Journal' del 10 de marzo de 1885.

Aquellas mejoras consistieron en añadir dos ingredientes a la mezcla: nuez de cola y damiana. Pemberton no tardaría en encontrar dificultades: la prohibición del alcohol en EEUU le obligó a cambiar el vino y la damiana por sirope de azúcar, ácido cítrico, cafeína y soda. En la primavera de 1886 lo llamó Coca-Cola.