Veterano renacido

Glaciar cumple 100 años e inicia una nueva etapa

El emblemático local barcelonés, el más antiguo de la plaza Reial, cambia de dueños para ofrecer cocina catalana de calidad, vinos y cócteles

Glaciar

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Ferran Imedio

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En una época en que los establecimientos históricos de Barcelona son noticia porque cierran más que porque cumplen años, toca celebrar a lo grande el centenario de Glaciar, icono, emblema, estandarte, bandera, de la plaza Reial. Cien tacos ni más ni menos, y de ahí la fiesta que este jueves se ha celebrado en el local, el más antiguo que se mantiene en este enclave y que forma parte del catálogo de patrimonio histórico-artístico de la ciudad.

En sus primeros años no estuvo en la plaza Reial ni se llamaba exactamente igual. Abrió en septiembre de 1922 en el número 11 de La Rambla con el nombre de Glacier. Con la celebración de la Exposición Universal de 1929, se trasladó a su actual ubicación, en el número 3 de la plaza Reial. Lo demás, que ha sido muchísimo, ya es historia, ya que enseguida se convirtió en punto de encuentro social de la ciudad gracias a unos helados que triunfaban de lo lindo.

De comedor popular a plató de cine

Durante la Guerra Civil fue comedor popular, en 1949 acogió la ceremonia de entrega del Premio Nadal, en 1967 se presentaron en sociedad Gabriel García Márquez y su mujer, Mercedes Barcha, que acababan de llegar a la ciudad. También fue plató de películas como 'Libertarias' (1996) y 'Salvador' (2006).

Pero no todo fue glamur y actividad social. En 1971 cerró las puertas debido a una mala gestión y reabrió, 23 años después, en 1994. Pero ya nunca volvió a ser lo mismo por mucho que fuera un buen sitio al que ir a tomar algo antes o después de cenar.

Una oferta de más nivel

Pero en octubre de 2021, Javier Lluch y Thaís Ivern, socios del grupo de restauración La Pomada, se hicieron con Glaciar con un objetivo: "Queremos recuperar la auténtica esencia del local, convirtiéndolo en un punto de encuentro cultural y de ocio, con un servicio de calidad que dignifique la oferta gastronómica catalana en pleno centro de Barcelona". Explica Thaís, hermana del chef Oriol Ivern (Hisop), que el suyo es "un concepto que no existía en la plaza y le da más nivel". "Es una manera de difundir la cocina catalana a los de fuera y de calidad para los que son de aquí", añade.

En su empeño han conseguido que el veterano establecimiento no esté achacoso para la edad que tiene, ya que han renovado las instalaciones para ofrecer cocina catalana de toda la vida, cócteles y música en vivo. Pero renovarse no significa cambiar, ya que mantiene el estilo afrancesado del local, con la icónica barra de mármol (que también está catalogada como patrimonio de la ciudad), además del logotipo y la tipografía original. Se ha creado un espacio llamado Clandestino en la primera planta y se ha colocado una espectacular cocina abierta que funciona a todo trapo desde junio de este año.

Tapas y platos más clásicos

Así pues, cumple el centenario iniciando una nueva etapa bajo el lema 'Clásicos bien hechos, vino y coctelería'. A partir de ahora, Glaciar ofrece comidas y cenas con una carta basada en productos de temporada y de proximidad, con recetas catalanas y toques franceses, al estilo de un bistró. Hay menú de mediodía, con ensalada y arroz, con postre y bebida, por 18 euros, mientras que a la carta cuesta unos 25 euros.

Hay tapas como bravas y croquetas y platos más clásicos como 'steak tartar' de ternera sobre tuétano y 'chips' de patatas, canelones, albóndigas con sepia, entrecot con mantequilla Café de París, arroz del 'senyoret' de gambas y sepia, lubina a la parrilla, costilla de ternera confitada... Y hasta las 3 de la madrugada también se puede tomar una copa.

"Queremos que traspasar la puerta implique recuperar recuerdos pasados en la plaza Reial y, a la vez, valorar que tomar una copa en nuestra barra no es hacerlo en un sitio cualquiera", resumen los nuevos propietarios, que crearon La Pomada en junio 2021 y desde entonces se han hecho con otros locales como Baliga-Balaga, El Tros de la Rambla, La Taberna del Coure y Pocasolta.

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