Tecnología punta en los fogones

“La IA nunca ha probado un tomate”: luces y sombras de la inteligencia artificial aplicada a la gastronomía

Preguntamos a chefs sobre cómo utilizan la tecnología más avanzada: es interesante para las tareas rutinarias, pero falla estrepitosamente en la creatividad

Pronto el mejor chef del mundo se llamará I y se apellidará A

La inteligencia artificial no puede con Ricard Camarena

Así se imagina la IA un sándwich de pastrami con toques exóticos.

Así se imagina la IA un sándwich de pastrami con toques exóticos. / IA de Canva

Javier Sánchez

Javier Sánchez

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un pastelero de 63 años -pero alma y corazón eternamente jóvenes- fue el primer chef en hablar en la pasada edición de Madrid Fusión del mayor elefante en la habitación: el uso de la inteligencia artificial (IA) en la cocina. “Es una bomba creativa”, soltó Christian Escribà. El cocinero contó cómo la tecnología le ayuda a “crear diseños complejos en cuestión de minutos”, entre ellos un pastel para Sant Jordi o una tarta para el centenario del Barça. Al final de su intervención anunció la convocatoria del primer curso de IA aplicada a la pastelería.

Si en los últimos meses la IA se ha colado en todas las esferas de la vida, la gastronomía no podía quedar al margen. Un universo que se abre ante nosotros mientras la tierra se mueve bajo nuestros pies. Pero, ¿están ya los chefs trasteando con ChatGPT o con cualquiera de las otras herramientas? ¿En qué les ayuda y en qué no? ¿Cuáles son las fortalezas y las carencias? Nos responden

Sin compartir al cien por cien el entusiasmo de Escribà, Óscar Castellano, chef de Abya (Madrid), sí reconoce que la IA es una herramienta interesante para obtener diseños de platos. “No siempre lo que propone es aplicable tal cual, pero muchas veces sirve como punto de partida”, explica. Sobre todo, el cocinero del comedor instalado en el palacio de Saldaña, reconoce el interés para esos momentos en los que hay que “explorar territorios poco conocidos”.

Un buen asistente visual

En zonas inexploradas también se metió Alberto Fernández, alma mater de la coctelería Momus (Madrid), que empezó a diseñar visualmente sus cartas con la ayuda de IA hace dos años. “Somos completamente autodidactas y lo que hacemos es transmitirle a la IA de la aplicación Canva las recetas, datos de nuestro propio negocio y fotos de lo que es Momus para que trabaje. Eso sí, para la parte de la formulación de recetas no confiamos nada en ella”.

Roberto Martínez Foronda, el hombre tras Tripea y Triperito (Madrid) se confiesa rendido a la capacidad de la IA. “Es como un pinche digital, con una capacidad acojonante: a mí me ha calculado la merma de un cordero para una receta, me ha propuesto con qué combinar un ‘foie’ o me ha hecho un logo y una imagen de marca en cuestión de segundos. Antes era muy escéptico, pero ahora estoy asombrado. Y creo que estamos en tan solo un 10% de lo que la IA puede llegar a ofrecernos”.

Un plato de pasta con una especie de torreznos y caviar, dos de los ingredientes de moda, según la IA.

Un plato de pasta con una especie de torrenos y caviar, dos de los ingredientes de moda, según la IA. / IA de Canva

Vero Gómez, chef que se dio a conocer en la décima edición de MasterChef y que saca libro de recetas ‘Pinch’ (Espasa) emplea la IA para generar imágenes que le ayudan a montar sus eventos gastronómicos: “Es útil para organizar, distribuir… si tengo que hacer una cena para 60 personas, por ejemplo, así puedo ver si necesito una mesa imperial, o mejor una en diagonal, varias pequeñas, etc.” A esta cocinera también le ayuda a “calcular cantidades para las recetas”. Y ya. “Porque en la creatividad flojea”, aclara.

Esa labor de ordenar recetas también la valora Coco Montes, del estrella Michelin Pabú (Madrid) que valora que ChatGPT lo hace “de forma clara y ordenada”. También destaca su potencialidad para dar forma a los menús “en español e inglés y con coherencia, evitando la repetición de las mismas fórmulas”. Silvia Ambrós, cocinera zaragozana que realiza formaciones para el canal Horeca también describe la IA como “un pepino para unificar recetas, enunciarlas en infinitivo, etc. que permite ahorrar mucho tiempo”.

¿Tapas creativas? Esta es la propuesta de la IA.

¿Tapas creativas? Esta es la propuesta de la IA. / IA de Canva

Siempre a la vanguardia, Dani García, habla de la IA como “un asistente de pensamiento, no como un cocinero.” El cocinero malagueño explica que “los resultados son dispares, como era de esperar. Hay momentos en los que sorprende con combinaciones interesantes o enfoques inesperados, pero también otros donde se nota que no ha probado nunca un tomate”. 

Para García, la clave está en “saber hacer las preguntas adecuadas y utilizarla como un espejo que devuelve ideas que, a veces, sirven para reafirmar lo que ya intuías, y otras, simplemente te hacen pensar desde otro ángulo”. Pero remata con una frase que hace pensar: “La emoción no se puede generar por algoritmo… al menos de momento”.

Los puntos débiles de la IA

Cristina Gutiérrez, cocinera que abrirá el restaurante Síntesis en La Línea de la Concepción (Cádiz) en unas semanas, se declara una usuaria intensiva de la IA en la cocina: “Ahora mismo estoy ejerciendo de chef privada en villas y me sirve mucho para dar forma a los menús” pero señala que, en materia de costes, mejor no hacerle demasiado caso: “Es como un becario al que tuvieras que estar corrigiéndole constantemente, con los precios de los huevos, del aceite de girasol o la leche de avena, por poner tres ejemplos, comete no pocos errores”.

La IA también puede diseñar restaurantes... a su manera. Esto sería una taberna neocastiza.

La IA también puede diseñar restaurantes... a su manera. Esto sería una taberna neocastiza. / IA de Canva

El cocinero Diego Fraile, del restaurante In-diferente (El Entrego, Asturias) es otro usuario con reparos de la IA. “Me ha venido muy bien para un trabajo de asesoría en Ibiza en el que partía de cero. Fue de gran ayuda para acercarme a ingredientes, recetas…”. Sin embargo, Fraile destapa uno de los mayores riesgos que trae la IA. “Con ChatGPT cualquiera puede tener la tentación de abrir un restaurante formulando una serie de recetas con todas las facilidades del mundo. Le permite fingir unas nociones que en realidad no tiene. Eso sí, la IA no entrena a nadie a enfrentarse a imprevistos del día a día, a llevar un negocio, en suma”, resume Fraile. 

Y más incertidumbres. A Alberto Fernández le asalta otra duda y es: “A quién realmente estamos dando los datos que transferimos a la máquina para que nos ayude”, señala el propietario de la coctelería Momus. La dificultad de ponerle cara (y pedirle responsabilidad) a ChatGPT y sus sucedáneos. 

Suscríbete para seguir leyendo