Papel vital
Las mujeres del queso en Catalunya, una tradición con futuro
El rol de las mujeres en el mundo del queso siempre ha sido fundamental. Estas son las que marcan el pulso de este producto lácteo
8-M: una despensa de productos 'gourmet' muy femenina
La sala tiene nombre de mujer

Amaia Gómez, de la Quesería de Clua. / Quesería de Clua


Laia Zieger
Laia ZiegerPeriodista y divulgadora francesa especializada en gastronomía y 'lifestyle' desde hace dos décadas. En la actualidad dirige su agencia creativa, Pica Pica.
En los últimos años, el papel de la mujer en la gastronomía ha ido ganando visibilidad. Uno de ellos es la producción, elaboración y venta de quesos, donde las profesionales femeninas del sector están alzando la voz y reivindicando su presencia en una realidad que ha estado siempre allí: el mundo del queso ha contado con mujeres a la cabeza desde sus inicios, y sigue siendo así en la actualidad.
"Simplemente, hoy toca más visibilidad. Hay un gran nivel de quesos en Catalunya, región que ha sido pionera en su elaboración y distribución, y también hay mucho nivel en las profesionales de este sector que ocupan puestos en todos sus ámbitos: desde la distribución a la producción, la transformación o el pastoreo”, apunta Eva Vila, experta en quesos en Vila Viniteca. La elaboración de quesos es un arte que va desde la extracción de la leche hasta el afinado del producto. Gracias a la maestría de las queseras, podemos disfrutar de esta joya gastronómica. Aquí tienes a algunas de las mujeres más destacadas del sector en Catalunya.
Anna Boleda (La Segalla)
Lejos de imaginarse en un oficio ligado a la ganadería, Anna Boleda inició su trayectoria en el mundo del arte. Su pasión por la artesanía la llevó a crear joyas y, posteriormente, a interesarse por la elaboración artesanal de alimentos. Hace más de una década, en La Selva del Camp (Tarragona), se sumó a un proyecto de regeneración de tierras quemadas y prevención de incendios mediante el pastoreo con cabras de raza payoya. Para cerrar el círculo, decidió formarse en la producción de quesos y así nació su quesería, La Segalla.
En su obrador elabora quesos y yogures ecológicos con leche cruda propia. "Del queso me encanta la parte inicial, más táctil, pero también el hecho de que cada día es diferente. El clima, la alimentación, la estación... todo influye en el resultado final. Es un producto de gran complejidad, y cada jornada supone un reto, una complejidad nueva", explica. Boleda subraya que el sector quesero siempre ha tenido una fuerte presencia femenina, ya que tradicionalmente ha sido un oficio ligado al ámbito familiar del que eran responsables las mujeres. "Aunque no estemos agrupadas como en otros sectores, somos muchas y aquí estamos", asegura esta mujer de 40 años.
Sílvia Soler (Formatgeria del Miracle)
La historia de Sílvia Soler (46 años) es otra muestra de cambio de vida en todos los sentidos. Vecina de Riner, en la comarca del Solsonès, no terminaba de sentirse satisfecha con su labor profesional hasta que descubrió que el Monasterio de El Miracle, cercano a su domicilio, tenía las cocinas en desuso. Apasionada del queso, que hasta entonces elaboraba solo para consumo propio con sus cuatro ovejas, decidió presentar una propuesta para aprovechar el espacio y montar una quesería. Los monjes aceptaron y, hace 10 años, nació la Formatgeria del Miracle.
Desde su obrador salen auténticas joyas lácteas: Claustre (madurado de 6 a 9 meses), Barroc (madurado 4 meses y lavado con hidromiel), Secret (queso azul de oveja), Les Cuines (pasta blanda recubierta de ceniza), Tupí (para untar) y Miracle, un queso untuoso y de gran carácter.
"Fue lanzarme, empezar y seguir, paso a paso. Hoy en día vivo de esto, vendiendo directamente a turistas, a restaurantes y a tiendas de toda Catalunya. Me gusta la vida que tengo. Una quesería y el queso están vivos, hay cambios constantes y sorpresas: cada día el resultado puede ser distinto", explica Soler.
Su rebaño ha crecido hasta superar las 250 ovejas lecheras, lo que refleja el creciente interés por el queso en la región. "Antes era difícil encontrar ovejas lecheras en Catalunya, ya que tradicionalmente se criaban para carne. Esto demuestra el auge del queso a nivel local", analiza. También destaca la gran presencia femenina en el sector, aunque reconoce que aún hay quien se sorprende cuando escucha su historia. "Ser mujer, madre y empresaria sigue despertando prejuicios", señala.
En su equipo también ha incorporado a otra mujer, Maria Cardús, vecina de Riner, cestera de oficio y ahora también quesera.
Teresa Canela (Monber)
Formatges Monber es una empresa familiar de Agramunt, en la comarca del Urgell, dedicada desde el año 2000 a la elaboración de quesos frescos, curados y yogures a partir de la leche de su propio rebaño. Para Teresa Canela, todo comenzó casi por lógica: "Teníamos las tierras y a algunas cabras. Como producían leche, la vendíamos a un vecino con un pequeño obrador de quesos. Pero su producción era muy limitada y, al tener excedente de leche, debíamos buscar otros compradores o tirarla. Para nosotros, eso no tenía sentido y, como siempre me ha gustado hacer queso, decidimos lanzarnos", relata.
Hoy en día, viven más de la quesería que de la tierra, ya que entre plagas y sequías la agricultura es un sector más incierto. "Así cerramos el círculo: tenemos la tierra para alimentar a los animales, el rebaño con el que conseguimos la leche y elaboramos el queso", explica Teresa, quien se encarga de la tienda, mientras que su esposo y su suegra, Rosa Vidal (74 años), ordeñan diariamente más de 300 cabras.
"Ha sido un proceso paso a paso. Empezamos haciendo yogures y cuajada, y acabamos con el queso. El nuestro es relativamente sencillo, porque es 100% natural", detalla Canela, de 54 años. En su opinión, en Catalunya cada vez hay más consumo de queso, lo que ha impulsado una mayor variedad y la aparición de más productores, entre los que se ven cada vez más mujeres.
Amaia Gómez (Formatgeria de Clua)
Amaia Gómez (41 años) está al frente de la Formatgeria de Clua junto a su pareja, Pau Esteban. Se trata de un proyecto 100% familiar. Desde pequeña estuvo en contacto con el mundo del queso, pues se crió entre cabras y leche. "Mi madre trabajaba con el rebaño de la cooperativa local y en 1993 se quedó con las cabras. Aunque crecí en este entorno, a los 17 años me fui a vivir fuera. Años más tarde, mi hija me hizo volver al pueblo. En ese momento, la quesería del pueblo estaba a la venta y me lancé. Aproveché la oportunidad también para dar continuidad al trabajo de mi madre, que sin quesería no habría podido seguir viviendo de su rebaño".
En su obrador trabajan con leche cruda y han pasado a elaborar una gama de 10 productos distintos entre quesos de cuajada láctica, enzimáticos y semi cocidos, 'mató' y yogur natural. "Vendemos casi todo en Catalunya para poder ofrecer producto durante todo el año a nuestros clientes", explica Amaia.
Observa que cada vez más mujeres se suman a esta profesión. "Creo que las mujeres tenemos ese instinto innato de cuidar, y este oficio trata de cuidar el entorno, los animales y el producto, algo que se nos da bien". Asegura que, aunque no ha encontrado prejuicios en su trayectoria, es consciente de que las mujeres de la generación de su madre han allanado el camino. "Ellas aguantaron comentarios como que no tenían tanta fuerza como un hombre, y han demostrado lo contrario", concluye.
Anna Pijuan (Mas Casas Cruïlles)
"Yo trabajaba en el paseo de Gràcia. Nada que ver con el mundo rural y el queso. Pero sucedieron un cúmulo de circunstancias: maternidades, desencanto con el ritmo laboral y urbano y, además, mi marido heredó la granja familiar. Nos apeteció tener algo propio y apostar por un cambio de estilo de vida en el que damos prioridad a la familia y a la salud. Nos lanzamos en un proyecto de agricultura regenerativa que requería un rebaño de ovejas lecheras para gestionar el ecosistema. Así es como empezamos a producir y transformar la leche en lácteos: leche, 'recuit' (mi suegra me enseñó a hacerlo como lo hacían los pastores), queso fresco y yogures. Con el tiempo, también aprendí, con algún curso y de forma autodidacta, a hacer otros tipos de quesos. No cambiaría nada, porque hoy tenemos tiempo para dedicarnos y ofrecemos productos sanos y buenos. Me llena liderar un proyecto como este", explica Anna al frente de Mas Casas Cruïlles.
Sobre el papel de la mujer en el sector, Pijuan, de 43 años, lo tiene claro: "Siempre ha habido mujeres cuidando rebaños y fabricando quesos, pero no eran visibles. Hoy en día sí están al frente de los proyectos. No veo distinciones de género. En mi caso, paso más tiempo en el obrador y la oficina por conciliación, porque he dado el pecho. Pero si mi marido está enfermo, yo voy a la granja, y viceversa. Ahora hemos incorporado ayuda al equipo y es una mujer, que lo mismo está con el rebaño que en el obrador. En nuestra granja pensamos que no hay distinción de género en esta profesión", concluye.
Mercè Lagrava (Serrat Gros)
Hace ya 20 años que Mercè Lagrava, de 61, tomó, junto a su marido Raül Alcaraz, las riendas de la renombrada quesería Serrat Gros, que desde 1980 ya estaba en manos de otra mujer, Eulàlia Torras.
En esta quesería de la Vall de Tuixent La Vansa se elaboran yogures, 'mató' y quesos frescos, pero sobre todo algunos de los quesos artesanales más premiados de Catalunya: Lo Pebrat, Lo Cadinell y el Tupí del Serrat Gros, todos a base de leche de cabra.
"Cada vez hay más queserías dirigidas por mujeres jóvenes, pero también más pastoras y productoras, que además tienen más visibilidad. Creo que la presencia femenina en este sector es importante porque aporta otra forma de hacer y otro punto de vista. La diversidad siempre enriquece", destaca Mercè.
Clara Ferrando (Casa Mateu)
A Clara Ferrando siempre le ha apasionado el mundo del queso, que descubrió haciendo prácticas en una quesería mientras estudiaba Ingeniería Técnica Agrícola. Inició su primer proyecto en su Granollers natal, pero en 2005, con ganas de vivir en un entorno más natural, se mudó a Surp, en El Pallars, donde fundó su segunda quesería: Casa Mateu.
Lidera este proyecto junto a su hermana, Núria. “Es un oficio que me encanta porque, aunque es muy duro, es muy agradecido. La gente lo saborea y eso es una gran recompensa. Con mi trabajo doy placer y, además, contribuyo a una alimentación saludable”, explica Clara, de 46 años.
En Casa Mateu elaboran quesos de cabra y oveja con leche procedente de rebaños locales. Su prioridad es la calidad del producto y el respeto al medio ambiente, utilizando energías renovables en todo el proceso de transformación de la leche. Entre sus productos más destacados están Serrat Fumat, un queso madurado de oveja de pasta prensada ahumado, y Cor, un queso de cabra de pasta blanda madurado con hongo. Además, las etiquetas de sus quesos llevan el sello artístico de la ilustradora Vanesa Freixa.

Gemma Urgell / Xerigots
Gemma Urgell (Formatges Xerigots)
Xerigots nació en el 2011 de la mano de Gemma Urgell (44 años) y su marido, Jordi Bertran, como una tienda especializada en quesos artesanos y vinos catalanes en Vilafranca del Penedès. Unos años más tarde, pusieron en marcha Obrador de Xerigots, desde donde afinan unas 70 referencias de quesos procedentes de productores locales e internacionales. Sirven tanto a hostelería como a tiendas especializadas y particulares, promoviendo siempre el consumo del queso en todas sus vertientes.
Desde su experiencia, Urgell asegura que no es que haya más mujeres en el sector, ya que siempre han estado, pero en puestos que no eran de liderazgo y en segundo plano. Apunta que, a menudo, en el sector de la producción de quesos artesanales se trata de negocios familiares en los que las mujeres estaban en la sombra, mientras que en la industria ocupaban roles más administrativos y no tan estratégicos. “Eso sí, hoy en día cada vez más perfiles femeninos integran estudios agroalimentarios y acceden a puestos directivos. Evidentemente, es otra forma de hacer negocios. Las mujeres aportamos un liderazgo más colaborativo e inclusivo, y eso influye en el sector. A nivel de producción, la impronta de las mujeres también se nota. Todo el proceso de transformación de la leche influye en el queso. Si el clima tiene un impacto sobre el resultado final, ¿cómo no lo va a tener la persona que lo elabora? Pasa lo mismo con el vino.

Formatges Muntanyola, Premio a la Mejor Empresa Artesana. / ZOWY VOETEN
Anna Prado (Muntanyola)
Anna Prado (42 años) es la responsable de Formatges Muntanyola, un proyecto que elabora 13 referencias de quesos artesanos con cuatro variedades de leche: cabra, búfala, vaca y oveja en la finca Urpina. Esta quesería no solo destaca por la calidad de sus productos, sino también por ser un proyecto sociolaboral de la Fundación Ampans que permite la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad intelectual y en situación de vulnerabilidad. En 2024, ha sumado nuevos reconocimientos, triunfado en los World Cheese Awards con un oro y una plata, consolidándose entre los mejores quesos del mundo. Además, ha sido distinguido como la Mejor Empresa Artesana en los premios Cata Mayor. “De este sector valoro mucho que hayamos conseguido que no sea un mundo de hombres, es muy equilibrado. Tanto en los rebaños como en la elaboración del queso y a nivel asociativo. Por ejemplo, en los últimos años ha habido movimiento en la junta directiva de la Associació Catalana de Ramaders i Elaboradors de Formatge Artesà (ACREFA), que aglutina a unas 80 queserías a día de hoy y somos parte de ellas. Se ha buscado y conseguido paridad. En cuanto a Muntanyola, somos casi un 50% de mujeres en la empresa y repartidas en totes les esferas”.
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