Consejos de un pizzaiolo

¿Pizza sin tomate? Sorprende a tu paladar de esta manera

Puedes obviar la salsa más usada para hacer pizza y lograr un resultado excelente

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Los pizzeros se fijan en esto para saber si una pizza de restaurante esta bien hecha

Montaje con una imagen de archivo.

Montaje con una imagen de archivo. / El Periódico

Pep Argemí Orriols

Pep Argemí Orriols

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Cuando pensamos en pizza siempre nos viene en la cabeza una imagen con unas características en concreto. Una masa pintada de color rojo y el color blanco del queso. El color opcional y que completaría los colores de la bandera italiana es el verde de la albahaca, pero en el concepto de pizza mediterránea su uso no está muy extendido.

Y aunque vaya en contra de nuestra imaginación, también se puede eliminar el rojo, el de la salsa de tomate, para dejar solo el queso y los ingredientes que lo acompañen. Este tipo de pizzas que no llevan salsa de tomate son las que en Italia se llaman 'biancas' (en español, blancas); precisamente, por la falta del color que tiene sin el tomate y porque la base de la masa antes de cocinarla es de este color.

Cómo eliminar el tomate

Entonces, ¿cómo debemos enfocar la elaboración de una sin tomate? La idea es encontrar ingredientes que tengan suficiente humedad para suplir la que aporta la salsa y no nos quede una pizza seca, más parecida a una galleta de sabores.

En primer lugar, siendo conscientes que para hacer una pizza 'bianca' necesitamos una base que dote de un hilo conductor a toda la combinación de ingredientes, tenemos opciones muy concretas. El ingrediente más utilizado es el queso. Entre todos los que tenemos a nuestro alcance, el más usado es el queso mozzarella o 'fior di latte', que con su capacidad fundente consigue cubrir toda la masa y homogeneizar todos los ingredientes dándole a la pizza una unidad y una solidez como conjunto.

Otro de los quesos que consiguen hacer este efecto de base y que vincula a todos los ingredientes es el queso fresco. Con la ricota en el trono, los quesos crema, suaves y fácilmente untables, también se funden con facilidad y ayudan a presentar todos los ingredientes como una sola unidad.

Finalmente, con un toque de parmesano o pecorino romano en la base, conseguimos darle contundencia a la base de la pizza para que no se queme y actúa sobre todo como un unificador del sabor de toda la pizza.

Con estos ingredientes por base y con otros como complemento, nos aseguramos un buen resultado, que cumple con todas las tradiciones de la pizza napolitana y que va a diversificar nuestro rango de sabores y tipos de pizza.

Pizzas de mil colores

Para sustituir el tomate como base de la pizza, también podemos usar cremas y salsas que no tengan el tomate como ingrediente principal. Algunos de estos ejemplos podría ser una bechamel, una crema de calabacín o de calabaza que ya le darían dos colores distintos.

En ocasiones, y en la línea más contemporánea de la pizza napolitana, se puede incluso hacer crema con patata morada, que da un color violeta a la pizza.

Una fuente de buenos resultados también es el pesto como base, o incluso salsa hecha a partir de alguna fruta para crear una pizza dulce; aunque, personalmente, no lo recomendaría, es cierto que en la pizza contemporánea encontramos algunas versiones que llevan este tipo de condimentos.