Consejos de un pizzaiolo

Así debes hacer tu masa de pizza casera como si fueras profesional

Con un proceso sencillo vas a quedar sorprendido por un resultado excelente

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El ingrediente que como maestro pizzaiolo nunca usaría en mi pizza

Masa encima de la mesa.

Masa encima de la mesa. / Wikimedia Commons

Pep Argemí Orriols

Pep Argemí Orriols

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Hacer desde cero un plato o una elaboración en la cocina de casa muchas veces puede traernos quebraderos de cabeza que nos hagan desistir de realizar lo que queremos hacer.

En el caso de la pizza, muchas veces nos decantamos por opciones rápidas y fáciles que nos quiten trabajo de encima. Pero, ¿qué pasa si queremos dedicarle tiempo o si valoramos más el trabajo propio que el ajeno? El paso más tedioso de hacer una pizza en casa es sin duda la masa, pero este proceso es más sencillo de lo que parece.

Cosas a tener en cuenta

En primer lugar, hay que disponer de los ingredientes correctos. Una verdadera masa napolitana solo lleva cuatro ingredientes: agua, harina, levadura fresca y sal.

Para empezar a hacer la masa, hay diversos caminos que nos llevan a un resultado similar, con pequeñas diferencias. Estoy hablando de los diversos métodos para conseguir la fermentación: masa madre, 'poolish', biga... que van a alterar la estructura interior de la masa y cómo se desarrolla la red del gluten.

Todos estos métodos de prefermentación de la masa son muy técnicos, por lo que requieren de mucha atención para hacer las pizzas que vamos a comer en casa. Es por eso que el mejor método para hacer la masa es hacer la fermentación directa.

Hacer la masa

Con la fermentación directa haremos una masa a la que solo hay que prestar atención de vez en cuanto para controlar su crecimiento. En primer lugar, en un bol normal y corriente, o en un robot de cocina con la función de amasado echamos el agua y la levadura. Añadimos el 80% de la harina y el 20% restante lo vamos incorporando en los siguientes cinco minutos. Finalmente, al echar la última parte de harina pondremos la sal. Vamos a amasar a mano o con el robot de cocina hasta que la masa no se quiebre al estirarla y tenga una textura homogénea.

Por lo que se refiere a cantidades, hay que tener en cuenta cuánta masa queremos hacer. Para obtener 4 bolas de masa de 180 gramos de peso vamos a necesitar 600 gramos de harina. Y el agua necesaria para formar esa masa debe ser de entre un 55% y un 65% de la cantidad de harina, por lo que deberemos sacar la calculadora y hacer una simple operación matemática. En el caso de la sal también sería lo mismo: debemos añadir a la masa un 3% de sal sobre la cantidad de harina que hayamos usado.

Por lo que se refiere a la levadura, por lo general, por cada kilogramo de harina vamos a usar de 3 a 5 gramos de levadura fresca.

Fin del proceso

Una vez mezclados los ingredientes, boleamos y dejamos fermentar. La fermentación depende mucho de la temperatura y de la cantidad de levadura, por lo que, cuanto más tiempo tengamos para fermentar, mejor. Un buen inicio sería fermentar la masa unas cuatro o cinco horas a temperatura ambiente, hasta que doble su volumen.

Si no la vamos a utilizar al momento, se mete en la nevera un máximo de 48 horas para que la masa no se eche a perder. En este caso, habrá que sacar las bolas una hora antes de usarlas.