Urgencia medioambiental
El arroz que nació para salvar la Illa de Buda de la desaparición
El propietario de este enclave del Delta del Ebro, Guillermo Borés, ha creado una selecta marca de arroces para dar a conocer su historia y salvar el territorio

Granos de arroz de la Illa de Buda. / El Periódico


Laia Zieger
Laia ZiegerPeriodista y divulgadora francesa especializada en gastronomía y 'lifestyle' desde hace dos décadas. En la actualidad dirige su agencia creativa, Pica Pica.
En situaciones desesperadas se toman medidas extremas. Así lo grita a los cuatro vientos Guillermo Borés, propietario de la Illa de Buda. Este enclave natural maravilloso, gigantesco, es tierra de un solo hombre que lo heredó de su abuelo (este lo compró hace justo un siglo) y que está empeñado en protegerlo y en hacer entender a las autoridades y a todo el mundo que salvarlo es un bien común.
La Illa de Buda es un territorio ubicado en el extremo oriental del Delta. Un lugar que pocos han podido pisar (solo se puede visitar con reserva previa para limitar el acceso y preservar el entorno). Entrar es no dar crédito: un parque natural privado de 1.200 hectáreas de naturaleza salvaje que adquiere estatus de postal cuando pasa por allí uno de los caballos de la Camarga o toman vuelo las aves que lo habitan (es refugio del 50% de las aves del Delta). También tiene como inmenso valor ser el segundo humedal más grande de España. De aquí su importancia para el medioambiente. Un ecosistema único en el país.
"En 15 años, la Illa de Buda desaparecerá"
“La gente hace miles de kilómetros para ver sitios así en el mundo pero nadie hace nada para salvar este lugar. Yo haré todo lo que pueda”, explica, tajante, Borés, que también se muestra muy pesimista. Tras el paso de la DANA, el mar se tragó unos 40 metros de costa. Eso se suma a metros y metros de arenales que han desaparecido en la última década. “En 15 años, si no hacemos nada, la Illa de Buda desaparecerá”, augura sobre esta zona que tuvo 500 habitantes que "cultivaban de todo" y que hoy en día está vacía. "Durante años, eso fue una fiesta de la abundancia”, cuenta.
Borés lo ha intentado alertar a las autoridades, sin éxito: “Como no es una zona con intereses políticos o económicos, porque los pájaros no dan votos, nadie habla de nosotro. Solo salimos en las noticias si hay desgracias”, lamenta.
Crear una marca para dar a conocer la historia
Por eso se le ha ocurrió, para salvarlo, la creación de uns marca de arroz excelente, DO Illa de Buda, con dos variedades autóctonas que cultiva en 180 hectáreas de campos.
El 80% del arroz producido es bomba (ideal para paellas y arroces secos ) y el resto Marisma (para arroces caldosos). Lo ha hecho con la ayuda de un amigo, Luis Nomen, que durante años estuvo al frente de la empresa familiar de arroz Nomen.
En la actualidad, ya producen un millón de kilos de cereales al año, lo que son 600 toneladas en blanco. Este producto de origen único, que ya lleva 8 años en el mercado, es de grano entero 100% y lo más valioso: en el paquete se lee la historia, el valor y la crisis actual a la que se enfrenta la Illa de Buda. Así, “a través del reconocimiento de un producto de excepción, tenemos la oportunidad de salvar esta tierra”. De hecho, este producto 'premium' cuenta con aliados de peso: grandes nombres de la restauración y de la distribución, como el Grupo Sagardi, ya dan visibilidad al arroz Illa de Buda.
“Hoy en día, ya quedan muy pocos arroces locales. La mayoría es importado, pero este es de la más alta calidad. Es para una consumidor gurmet, que quiere consumir local y que se interesa por el origen. Una vez lo descubren, muchos quieren venir a visitar la Illa de Buda y es nuestra oportunidad de alertar y de informar de la crisis medioambiental". Una crisis "que tiene solución, pero hay que actuar rápido”, explica Luis Nomen. El arroz Illa de Buda ya es un mensaje en un paquete de arroz.
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