Gastronomía en pantalla

Nadie come en 'Succession'

La comida se convierte en un elemento de dominación y poder en la serie de HBO Max, como si alimentarse fuera una debilidad

Un Pingus de más de 3.000 euros, 'actor secundario' en la serie 'Succession'

Un libro de recetas para comer igual que en tu serie favorita

Los hermanos Roy preparan un batido algo especial en el último capítulo de la 'Succession'

Los hermanos Roy preparan un batido algo especial en el último capítulo de la 'Succession' / HBO

Eduard Palomares

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En Succession aparece mucha comida, pero nadie come. O más bien dicho, nadie que aspire a escalar a lo más alto prueba un bocado, como si alimentarse fuera un signo de debilidad. Cosas de billonarios. La serie de HBO Max, que ha despertado múltiples reacciones de admiración después del estreno de su capítulo final, viene a ser una versión moderna y sofisticada de ‘Los ricos también lloran’, un viejo culebrón ochentero que transmitía a los plebeyos la idea de que el dinero no da la felicidad.

Y no, los miembros de la familia Roy -propietaria del conglomerado mediático Waystar RoyCo- no son en absoluto felices, pero pueden decidir en un despacho quién será el nuevo presidente de Estados Unidos. Es decir, que tienen el poder de gobernarnos todos, igual que si poseyeran el anillo único de Sauron (y en este caso, no hablamos de género fantástico, sino que más bien es una crónica realista de las grandes alturas).

A lo largo de las cuatro temporadas de la serie se citan en los mejores restaurantes de Nueva York, acuden cócteles exclusivos, montan fiestas con camareros de etiqueta paseando bandejas con los mejores canapés, participan en reuniones con 'caterings' de lujo, van a bodas de alto copete, a retiros en plena naturaleza escandinava con barbacoa de la mejor carne local… pero nadie se lleva nunca ni una triste gamba a la boca. Por el 'qué dirán', para no parecer unos muertos de hambre o porque son tan asquerosamente ricos que pueden permitirse el lujo de dejar intacto un plato que cuesta 100 dólares.

Si negocias, no comas

Desde el primer capítulo, la serie es una larga negociación sobre quién será el nuevo CEO de la empresa una vez el patriarca, Logan Roy, ceda el poder (a la fuerza o por decisión propia). Los aspirantes principales son los tres hermanos: Kendall, Siobhan y Roman, con la aquiescencia del mayor de todos y algo alelado, Connor, que prefiere concentrarse en sus altas aspiraciones políticas. Y en las negociaciones de alto nivel hay muchas normas no escritas. Por ejemplo, que no se acepta nunca la primera oferta, ni la segunda, ni la tercera… O que quien se enfada, pierde. Ahora sabemos también que quien cede a los instintos primarios para picar algo entre farol y farol es considerado un mindundi.  

De izquierda a derecha, Connor, Siobhan y Kendall Roy en un restaurante de lujo, con la comida intacta.

De izquierda a derecha, Connor, Siobhan y Kendall Roy en un restaurante de lujo, con la comida intacta. / HBO

La comida en ‘Succession’ importa más de lo que parece porque se convierte en una herramienta de dominación. Quizás uno de los mejores ejemplos es el capítulo de la tercera temporada en la que Kendall, traidor a ojos de su padre, invita a este a cenar en un espectacular restaurante de la Toscana para hacer las paces. Pero no hay paces que valgan en esta familia, y lo primero que hace Logan cuando su hijo le ofrece un aperitivo de mozzarella es dárselo a probar a su nieto, como lo haría un César en ese mismo lugar pero 20 siglos atrás. El mensaje: me fío tan poco de ti que no me extrañaría que quisieras envenenarme, querido Ken. Una forma bastante perversa, y a la vez sumamente elegante, de mandarle a tomar por saco.

El peor batido del mundo

Curiosamente, en toda la serie solo aparece un momento de felicidad auténtica, y no sucede hasta el capítulo final. La protagonizan los tres hermanos y esta vez sí que uno de ellos come sin tapujos, aunque la receta en sí sea una auténtica basura: un batido en el que mezclan todo lo que encuentran en la despensa, cuanto más picante mejor. Una “comida digna de un rey”, según ellos, con escupitajo incluido. Es curioso que la única comida que les despierte una sonrisa sea la más vomitiva. O no tanto, porque se trata de una jugarreta que hacían de pequeños, cuando eran más o menos felices, cuando las ambiciones de poder ni siquiera se habían despertado.  

‘Succession’ es una serie llena de juegos de poder, manipulaciones y humillaciones. Y, por lo que dicen los expertos, se asemeja bastante a la realidad. Las élites son así: profundamente egoístas, perversas, implacables, infantiloides e inseguras. Y, a pesar de todo, deciden nuestros destinos con un simple mensaje del móvil. La única venganza que tenemos es que nosotros sí sabemos disfrutar de un buen arroz con bogavante. 

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