Mejor a temperatura ambiente

Nunca conserves en la nevera estos 11 alimentos

Solemos refrigerar muchos ingredientes cuando no es necesario. ¿Cuáles son?

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no en nevera

no en nevera / Unsplash

Laia Zieger

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Como acto reflejo, costumbre, o con el objetivo de prolongar su vida, solemos meter una amplia lista de ingredientes en la nevera cuando en realidad no sería necesario. El resultado no es otro que un gasto energético innecesario, causado por neveras excesivamente cargadas, al tiempo que alteramos, incluso, las propiedades organolépticas de algunos alimentos que no pueden madurar ni protegerse del frío y de la convivencia con otros olores y sabores. 

Para empezar a hacer bien las cosas, aquí van diez alimentos que no hay que poner en la nevera. ¿Cambiamos ya los malos hábitos y costumbres?

Huevos.

Huevos. / Jakub (Unsplash)

Los huevos

Ok, los frigoríficos vienen con una estantería para conservar los huevos, cosa que, sin duda, se presta a confusión. Los huevos se conservan perfectamente a temperatura ambiente en... su recipiente natural. Y además de innecesario conservarlos en la nevera junto a otros alimentos puede alterar sus propiedades gustativas, ya que absorben los olores y se puede alterar el sabor. Así que cambia ya esta costumbre. 

Ajos.

Ajos. / Byram Blanco (Unsplash)

Los ajos y las cebollas

Desde luego, el frigorífico no es su lugar. Ajos y cebollas deben estar en un lugar oscuro, fresco y seco, idealmente en una bolsa de papel abierta o agujereada. Se pueden mantener con éxito en un cajón de la cocina hasta tres meses si no es demasiado caluroso, aunque estarán de perlas en un sótano.

Tomates.

Tomates. / Alex Ghizila (Unsplash)

Los tomates

Los hay todo el año, aunque su temporada de máximo apogeo es el verano. Así que, ¿por qué pensar que a los tomates le va el fresquito? Nada más lejos de la realidad. Su temperatura de conservación óptima se sitúa entre los 20 y 23 grados. El frío no hace más que afectar a sus valores organolépticos. Es decir que el tomate, una vez en la nevera, ve su maduración cortada, y pierde textura, aroma y sabor.

Chocolate.

Chocolate. / Pixabay

El chocolate

¿El chocolate en la nevera? NUNCA, jamás. Hay dos motivos de peso para ello. Primero: la humedad y el frío afectan a sus características, ya que la grasa y el azúcar del chocolate cristalizan y adquieren un tono blanquecino que afecta también a su sabor, que se vuelve áspero. Y segundo: es un alimento higroscópico, lo que significa que absorbe todos los olores de su alrededor, y en una nevera donde hay queso, embutidos, carnes y pescados... Imaginaos... Lo mejor para conservar el chocolate es un lugar fresco y seco, donde no haya variaciones significativas de temperatura. 

Miel.

Miel. / Benyamin Bohlouli (Unsplash)

La miel

¿Sabías que la miel es un alimento que se considera no perecedero? No hay motivos por consérvala en frío… aunque tampoco debe estar cerca de una fuente de calor. En un armario, protegida de la luz y en un ambiente seco, a ser posible a unos 10ºC, estará perfectamente.


Plátanos.

Plátanos. / Dainis Graveris (Unsplash)

Los plátanos

Al igual que el aguacate, el plátano es una fruta que sigue madurando después de su cosecha. Además, no le gusta estar por debajo de los 12°C, ya que de lo contrario puede volverse negro y perder sabor (pero no su calidad nutritiva). Lo mejor es mantenerlos fuera de la nevera y dejarlos madurar en la encimera de la cocina. Un último truco: si los envuelves en papel de periódico, podrás evitar el oscurecimiento de la piel.


Boniato.

Boniato. / Louis Hansel (Unsplash)

Los boniatos

A temperatura ambiente fresca y seca (nunca calurosa, si no pueden germinar), los boniatos se conservarán de lujo durante mucho tiempo (hasta cinco semanas) sin cambiar un ápice de sabor ni apariencia. Nada de conservarlos en la nevera, ya que su sabor se altera por el frío.


Encurtidos.

Encurtidos. / Little plant

Los pepinillos y otros encurtidos

¿Están los pepinillos conservados en frío en el súper? Pues no. ¿Entonces por qué cambiar su hábitat una vez en casa?  Los encurtidos ya son un alimento que viene en un conservante potente: el vinagre. Por este motivo, salvo si queremos consumirlos fresquitos por gusto, se pueden dejar en la alacena incluso cuando el bote esté empezado.


Frutos secos.

Frutos secos. / Pratik Bachhav (Unsplash)

Los frutos secos

Tanto pasas, albaricoques o dátiles como nueces, avellanas o almendras, se pueden conservar a temperatura ambiente, en un lugar seco y protegido de la luz. No tienen nada que hacer en una nevera. 


Melocotones.

Melocotones. / Unsplash

Los melocotones y otras frutas de hueso

Para conservar en buen estado la fruta fresca es fundamental que esté en un lugar fresco, seco y protegido de la luz solar. Tanto los melocotones como otros frutos de hueso maduran mejor conservados fuera de la nevera en plano (y no amontonados), porque son delicados. De este modo, alcanzarán un buen nivel gustativo y de dulzor. Eso sí, la conservación en frío frenará su maduración (si ese es el objetivo buscado), aunque su sabor será menos acentuado


Un aguacate abierto por la mitad.

Un aguacate abierto por la mitad. / Pexels

Los aguacates

En este caso, solo nos referimos al aguacate entero (sin cortar). Antes de decidir si va o no a la nevera, es conveniente hacer una valoración: ¿es verde o está ya maduro? Se trata de una fruta que sigue madurando después de la recolección. En el caso de los aguacates verdes, necesitan alrededor de siete días para madurar a temperatura ambiente (18-24ºC). Si metes un aguacate que no ha madurado en el frigorífico frenarás esta maduración. Así que si tenemos un aguacate demasiado firme, lo dejamos a temperatura ambiente, y por el contrario, si el aguacate está demasiado maduro, lo podemos meter en la nevera para que se conserve un poco más. Una vez abierto, en cambio, requiere refrigeración para evitar la oxidación.